Alan Ortíz: "Lisandro me pidió que no largara todo"

La cualidad suprema del liderazgo es la integridad, dijo alguna vez un presidente de Estados Unidos. Y más de medio siglo después, líderes de la magnitud de Lisandro López le hacen honor a esa frase. Alan Ortíz, enganche de la Reserva, semanas atrás sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco interno de la rodilla izquierda. La misma lesión ya lo había golpeado hace unos años en la otra rodilla. Por eso esta vez pensó en colgar los botines y volverse a Villa Ocampo, Santa Fe, su ciudad natal. Pero el capitán de Racing no estaba dispuesto a que el joven de 20 años abandonara el barco.

En un mano a mano a fondo con RDA, el mediocampista diestro revelará parte de una profunda charla con Licha, en Casa Tita, la pensión de la Academia. Además, en esta entrevista, dará cuenta de sus características como jugador, de la importancia del apoyo de su familia y de sus ganas de volver mejor que nunca.

-¿Cómo estás de ánimo tras la lesión?

-Remándola. Este momento es muy duro. Estoy intentando llevarla lo mejor que puedo. Acá, en Casa Tita, me tratan bárbaro y eso me ayuda a pasar lo mejor posible esta situación.

-¿Qué es lo que te aconsejaron los médicos del plantel para la recuperación?

- Me dijeron que, en lo posible, me quede acá en la pensión para hacer la recuperación lo más rápido posible. No quiero perderme ningún día de rehabilitación. Tengo ganas de estar en Santa Fe con mi familia pero esta es la mejor opción.

-¿Cómo fue la lesión?

-La lesión fue en la última fecha del torneo de Reserva con Defensa y Justicia. Fue rarísima la jugada: quedó la pelota dividida y al intentar llegar primero, se me trabó la rodilla. Giré y me sonaron los huesos de la pierna. Fue todo en un segundo. En el momento no sentí dolor. Incluso volví a entrar, corrí el primer minuto sin problemas pero cuando quise ir a trabar me di cuenta que no tenía fuerza, sentía la rodilla muy floja. Ahí pedí el cambio.

-¿Y quién te comunicó esa pésima noticia?

-Pasó el fin de semana y el lunes me hice los estudios. Me querían decir lo de la lesión en la cara por eso por teléfono no me indicaron nada. Los médicos y el cuerpo técnico ya lo sabían. El médico de la Reserva me dio la noticia y se me puso la mente en blanco. No lo podía creer, se me vino el mundo abajo...

-¿De qué manera intentaste calmarte?

-En ese momento, de la bronca que tenía me fui a la parte de las parrillas del Predio Tita y me puse a llorar sólo. Ahí vino Cecilia (la psicóloga) y me contuvo. Ella fue especialmente al Tita porque ya se había enterado el día anterior lo que me pasó.

-¿Ese fue el momento más difícil que te tocó pasar después de lesionarte?

-Sin dudas. Pensé en irme a casa y dejar de jugar. Esto me había pasado hace cinco años en la otra rodilla (la derecha). Cuando me enteré que me rompí pensé otra vez en pasar por la operación y la recuperación y no tenía ganas de pasar nuevamente por lo mismo. Estuve tres días en la pensión y no podía parar de pensar. Estaba muy bajoneado. Por eso desde el club me mandaron una semana a mi casa en Santa Fe.

-¿Cómo te recibió tu familia?

-Bárbaro. Me vino muy bien porque mis viejos me llenaron de energía para que no afloje. Yo vivo en Barrio Oeste con mi papá (Damián) y mi mamá (Sandra Base).

-Desde que te lastimaste, ¿cuál fue la persona que más te sorprendió con su apoyo?

-Licha. Antes de irme a Santa Fe, vinieron periodistas a Casa Tita para una sesión de fotos entre algunos jugadores de inferiores y figuras del club, entre los que estaba Lisandro López. Después de las fotos, Licha volvió a la pensión y me vio sólo, tomando mate. Me preguntó si podíamos tomar juntos y ahí tuvimos una charla que nunca voy a olvidar. Me ayudó muchísimo todo lo que me dijo.

-¿Se puede saber algo de lo que te dijo?

-Lisandro me pidió que no largara todo. Me aseguró que desde lo físico no iba a tener problemas en recuperarme pero que tenía que estar más fuerte que nunca de la cabeza. Me explicó que son cosas que pasan en el fútbol y que, si ya lo había podido superar unos años antes, ahora también iba a poder. Yo no podía creer que una figura como él supiera que ya me había jodido la otra rodilla.

-¿Qué te generó ese encuentro con Licha?

Nunca imaginé que podría pasarme algo así. Verlo entrar a Lisandro a la pensión me puso muy feliz y lo que contó me llenó de fuerzas para seguir. Fue increíble, es un fenómeno.

Alan Ortíz, un enganche con futuro

-¿Cómo te describís como futbolista?

-Cuando era más chico jugaba como enganche porque me encanta asistir a los delanteros. En este último año el Lagarto me puso como volante interior por izquierda en la Reserva y me fue muy bien. En cuanto a mis características, soy diestro, le pego al arco con ambas piernas y mi especialidad es el uno contra uno. Me tengo mucha confianza en superar al que se me pone enfrente.

-Se hizo viral el año pasado en el mundo Racing un gol en la Reserva donde definiste de manera excelsa...

-Ese gol no me lo olvido. Incluso, ahora que estoy lesionado, cada tanto vuelvo a mirarlo y lo repito varias veces porque me levanta el ánimo. Fue un gol muy lindo.

-¿Dónde iniciaste tu carrera?

-Allá en Santa Fe me inicié en el club Chacarita. Igual allá no hay baby fútbol, se juega en pasto pero con siete jugadores.

-¿Y cómo se dio tu llegada a Racing?

-En Santa Fe, desde chico, me llamaban para jugar torneos en varios lugares. La escuela de fútbol Ocampo Fábrica me invitaba a jugar campeonatos en las provincias y en uno de esos me vio alguien de las inferiores de Racing.

-¿Qué recordás de ese momento?

-Fui a un torneo en Córdoba representando a Racing. A pesar de que era chico sabía que ahí tenía que romperla. Por suerte me fue bien y después le dijeron a mi viejo que me querían fichar. Por eso nos fuimos enseguida para Buenos Aires.

-¿Te costó alejarte de tu familia?

-El primer año estuve yendo y viniendo de Santa Fe hasta Avellaneda. Pero desde los 12 ya me vine a Casa Tita y me quedé a vivir acá. Fue difícil alejarme de mis viejos pero era necesario para intentar cumplir mi sueño.

-Hablaste de una lesión anterior, ¿cómo encaraste aquella recuperación?

-A los 14 años, cuando sufrí la anterior lesión, pensé en quedarme en Santa Fe. Estuve unos meses en casa pero la verdad que en el pueblo tampoco había mucho para hacer. Hablé con mis viejos y por suerte Racing aceptó que yo regrese al club. Esa recuperación la hice perfecta y volví muy bien.

-¿En qué fecha te dijeron que podés volver a jugar?

-La idea es volver antes de fin de año. No sé si ya para jugar pero al menos para entrenarme a la par del grupo.

-¿Cuál es tu máximo sueño?

-Debutar con la camiseta de Racing. Este club me lo ha dado todo.