Dos horas antes de comenzar el partido con Defensa y Justicia para ponerle punto final a esta Superliga y festejar junto al campeón, el Cilindro ya se mostraba casi completo. Una hora antes, ya no entraba nadie más.
En la fiesta que este equipo merecía por lo hecho a lo largo de las 25 fechas y conseguir el título, la gente estuvo a la altura. Y copó Avellaneda. Y se desató la locura.
Racing volvió a jugar ante su público con una realidad consumada: ya era el campeón. Lo que quedaba, era festejar en casa. Y Racing festejó a lo grande, como marca la historia.
Con el apoyo dirigencial, desde los días previos al domingo se estuvo organizado todo para llegar al momento de la celebración sin sobresaltos. Así fue y la fiesta se desarrolló en absoluta paz, dentro del marco lógico de la algarabía.
Al finalizar el partido, se realizó la entrega de la Copa por parte de Mariano Elizondo, presidente de Superliga, al capitán Lisandro López. Miembros de la comisión directiva, junto a Chiqui Tapia y ex campeones de Racing (Costas, Ubeda, Ruben Paz, Maschio, entre otros) participaron en esta parte. La imagen de Lisandro tomando el trofeo en sus manos, luego de besarlo, y levantarlo al cielo con todo el plantel, quedará en nuestra memoria siempre. La foto grupal, la ovación a Milito, la corrida hacia la hinchada y la vuelta olímpica con las familias, al grito de “Dale campeón” pondría fin a la primera parte de esta gran celebración.
Luces, música y la palabra de los protagonistas
Luego de la vuelta, los jugadores se metieron al vestuario y se pasó al impresionante show de luces. El estadio quedó completamente a oscuras, con una magnífica vista otorgada por las luces de los celulares. Era un cielo estrellado, dentro del Cilindro.
La voz de Freddy Mercury para levantar a la gente y la emotiva We are the champios sonó a todo volumen para cantarla a los gritos. Imposible no emocionarse.
A partir de allí, se presentaron a cada uno de los jugadores. La ovación principal fue para el capitán, que dirigió unas palabras sentidas a toda la gente. Pero también hubo ovación para el resto. Todos merecían aplausos de pie. El Churry Cristaldo agitaba a la gente con el micrófono, se repartía espuma por todos lados y llegó un momento muy especial: la entrega del saco honorífico a Eduardo Coudet, para simbolizar la entrada al mundo de los grandes entrenadores de la Academia. “El Chacho no se va, el Chacho no se va”, fue el grito de todas las gargantas que más sonó en la noche. Como rezándole para que se quede. El DT campeón tomó el micrófono, agradeció de forma muy sincera y dejó una puerta abierta que ilusiona a toda la Academia.
Para finalizar llegaron los fuegos artificiales, el Pepo cantó las canciones históricas de las tribunas y la gente bailaba junto a los jugadores la obtención del torneo local número 18.
Racing hizo una fiesta a lo grande, como se merece la institución, la historia y este plantel. Pero, mas que nada, su gente. La hinchada más fiel y seguidora de este país merecía como nadie una celebración de este estilo. Disfrutemos, académicos. Quedará en nuestra memoria por siempre.
Hermosa la fiesta pero un par de detalles para considerar en la próxima: un espectáculo en la previa, para amenizar la espera. Dos horas y media parados en la popular hasta el comienzo del partido habrían sido más llevaderos con un partido de fútbol femenino, o de reserva como antes. Y el sonido en la fiesta, lo que decían los animadores y los jugadores era prácticamente imposible de entender por los rebotes del sonido.
Si, faltó hacer algo antes, y con respecto al sonido, mejoró muchísimo a como se escuchaba años atrás. Pero bueno, ojalá las discusiones sean estás por muchos años, y que festejemos seguido, por ahora, hacerlo cada cuatro años y pico no está nada mal, más cuando tuvimos que esperar 35.....