“En la B Metro se pega mucho”. Lo dice aquel lungo rubio que arribó desde Defensores de Belgrano como apuesta a la Academia, con una mano atrás y otra adelante. Hoy dice ser un jugador más completo pero que conoce sus limitaciones. Un central de esos que te matan. De los que si te cruzan, te hacen ver las estrellas.
Miguel Barbieri había llegado hacía unos meses al club y dejaba sus primeras buenas impresiones. “Tiene un salto y un cabezazo impresionantes”, diría Claudio Úbeda cuando dirigía la Reserva. Tiempo después, Diego Cocca lo haría debutar en Primera allá por abril de 2016, ante Argentinos Juniors. Ya con Eduardo Coudet como DT, disputó ocho partidos y decidió mudarse a Rosario para no padecer la falta de continuidad. Hoy con 25 agostos, defiende los colores de Central en la zaga, al lado de Matías Caruzzo. En junio próximo vence su préstamo y deberá decidir. Pero no pasa la primera pregunta y ya nombra a Racing. No lo puede evitar. Imposible no hablar del campeón.
-¿Cómo estás Miguel tanto tiempo?
-Todo bien. La ciudad de Rosario me encanta, me costó acostumbrarme obviamente por la diferencia con la vorágine de Buenos Aires. Pero el club es muy parecido a lo que es el mundo Racing en la locura con la que se vive.
-Qué mezcla de emociones en un lapso tan corto, en cuatro meses pasaron de campeones a un momento complicado, ¿cómo lo viviste?
-Uno siempre está preparado para este tipo de cosas. Sabemos que pueden pasar, que puede haber un mal semestre donde no salgan las cosas. Esta es una ciudad complicada porque está todo muy comprimido en Rosario o Newell´s, por lo tanto todo repercute un poco más. Salís a la calle y vas a encontrar un hincha de Central, no hay forma de escapar del fútbol, por eso es complicado cómo se vive por ese lado. A todos nos gusta ganar y que hayamos gritado campeón y a los dos meses no ganamos un partido es difícil. Pero siempre con el optimismo para revertir la situación, ahora tenemos una final en mayo (final de la Supercopa Argentina con Boca).
-¿La gente mete presión?
-Sí, por supuesto, tienen las mismas ganas que nosotros de ganar. En ese sentido se vive muy parecido a Racing. En el día a día se siente un poco más porque está todo metido en la ciudad. A donde vayas te lo hacen saber, somos los primeros en saber que no nos están saliendo las cosas. Tanto cuando estás mal como cuando estás bien, Rosario te lo hace sentir.
-¿Cómo manejaste el paso de no jugar a hacerlo casi todos los partidos como titular?
-El semestre anterior fue complicado para mí, tuve un par de lesiones y no me pude acomodar, ni pude ir al banco. Lo miré desde afuera con una impotencia bárbara de no poder competir. Eso fue muy frustrante porque tuvimos un semestre lindo con la obtención de la Copa Argentina. Uno es parte del grupo pero le gusta estar adentro de la cancha. Y pasar de eso a jugar ahora todos los partidos se asemeja un poco más a lo que venía haciendo en Racing, primero con Diego (Cocca) y después en la segunda parte del primer semestre con el Chacho. Estaba acostumbrado a eso y me había perdido de los viajes y las concentraciones, que son lo más lindo del fútbol, lo que más extrañaba. Por eso mi presente lo puedo disfrutar como puedo, hasta cierto punto, porque no se obtienen los resultados deportivos.
-¿Cuánto les sirvió la llegada de Cocca? ¿Están en un período de acomodamiento?
-Sí, nos estamos acomodando porque no tuvimos mucho tiempo de trabajo. Diego llegó y tuvimos muchos partidos de copa. Tuvimos ese parate de ocho días por la fecha FIFA pero después vinieron los compromisos entresemana, los viajes a Paraguay y Brasil, por eso todavía seguimos en esa etapa de captar la idea de juego. A medida que pasen los partidos la vamos a ir agarrando. A Cocca lo conozco y es un técnico excelente que ya tiene muchísima experiencia en torneos internacionales y locales. Siempre hace jugar bien a sus equipos, nos hizo muy bien su llegada.
-¿Con Camacho fueron los que más rápidamente interpretaron su idea por ya haber trabajado con él en Racing?
-Diego mantiene la misma idea que cuando lo tuve en Racing. Me dirigió un año, jugué bastantes partidos y antes de que llegara acá yo ya sabía lo que nos iba pedir. Seguramente en su paso por otros clubes incorporó algunas cosas y te puede llegar a pedir algo nuevo. Pero la esencia de juego ya la traía, no fue hace mucho, por eso yo ya sé qué quiere para desempeñar la posición y trato de explicarles a los chicos cuál es la manera porque ya lo había tenido. Todos los errores que se podrían haber cometido ya me los corrigió y sabe cómo quiere que juegue. Por lo tanto, es muy beneficioso.
-¿Cuánto quedó de aquel central aguerrido de Defensores de Belgrano? ¿Incrementaste cosas nuevas?
-Incorporé cosas fundamentales porque de lo contrario no hubiese podido jugar en Primera División. Cuando hay un rechazo trato de achicar rápidamente mitad de cancha y mantener siempre cierto espacio con la línea de volantes. También aprendí a no revolear la pelota y tratar de que la primera opción sea jugar, aunque sé sobre mis limitaciones con los pies. Por eso, por más que la idea sea jugar, si no la veo la sigo tirando. No soy necio con ese tema. Pero me tengo que acostumbrar a que la pelota se juega por abajo. Otra cosa que mejoré fue el tema de las faltas. Antes era moneda corriente en la B Metropolitana porque hay más fricción. Mi manera de jugar es a lo bruto a veces y las sigo cometiendo, pero tuve que bajar un cambio.
-En Racing hiciste cuatro goles en 38 partidos, bastante para un zaguero, ¿priorizás el juego aéreo también en Central?
-Lo sigo priorizando por un tema de que me gusta ir a cabecear en ataque. Por eso no lo descuido y trato de seguir mejorándolo. Lo de los goles son momentos, porque en Racing emboqué tres goles en un semestre con el Huevo (Acuña) que sabía siempre donde ponía los centros. Acá está el Colo (Gil) que le pega bárbaro pero este semestre no pudo jugar todos los partidos. La cuestión es mimetizarte con el pateador y saber que la va a poner ahí. Acuña me decía “vos andá que yo te la pongo en ese lugar”. Y yo me desmarcaba. Pero ahora acá estoy más pensando en ganar que en hacer un gol.
-¿Cómo viste a este Racing campeón de Coudet?
-Ví el Racing del que también fui parte en el primer semestre del año pasado, pero con seis nombres más de jerarquía que le dieron el plus a la idea del Chacho. Ese semestre en el que estuve fue buenísimo pero no lo pudimos coronar con un título. Quedó ese sabor amargo pero fue seguir el hilo de lo que Coudet había mostrado. Por eso, si se mantenía la base de jugadores que él había incorporado y si no estaba Defensa y Justicia, hubiese paseado tranquilo por la Superliga. Se vio un equipo completo, sé como intenta jugar el Chacho y la materia prima que tiene, tanto los chicos como los grandes saben jugar. Por eso este Racing fue arrollador y no mostró fisuras en ninguna línea.
-Qué paradójico que Racing haya arrancado justo con ustedes y no haya parado más, ¿hay sentimientos encontrados?
-Sí, justo se dio la situación que nosotros habíamos ganado los tres primeros partidos y ahí es donde Racing agarra la punta. A la larga, con el plantel que tenía y no jugando copas internacionales todas las semanas, algo más pausado, a la larga iba a sacar la diferencia. Se dio una lógica, se palpaba que Racing sería un serio candidato a ganar el torneo de punta a punta. Veníamos bien y justo tuvimos que ir a Avellaneda. Ese partido no me tocó jugarlo por la cláusula, pero hubiera sido hermoso volver a jugar en el Cilindro.
-¿Sigue ese “papel” dando vueltas por ahí que no te permite jugar contra Racing?
-Sí, la cláusula sigue vigente. Es más, en el verano tampoco me dejaron jugar en Mar del Plata. Son cosas que tiene el fútbol que uno no puede entender. Una cosa es en el torneo, pero en un amistoso no se entiende. En su momento me calenté porque estaba muy bien físicamente y había hecho una buena pretemporada. Pero ya está, son cosas del contrato entre los clubes y no hay que meterse en eso. Pero si hay un hipotético cruce con Racing en la Copa de la Superliga, no voy a poder jugar.
-¿Rosario se puso contento por el Chacho por el título de Racing?
-Sí, claro que sí, esta ciudad se puso muy contenta no sólo porque acá no se le pudo dar, sino que también mostró un juego muy parecido al que presentó en Racing. Cuando lo que mostrás es muy bueno y no se te da, el sabor amargo es doble porque hiciste todo lo posible para obtener el título, por ejemplo la Superliga que le peleó a Boca o las finales de Copa Argentina que perdió. Acá hizo todo bien y por detalles y cosas extra futbolísticas no lo pudo conseguir. Obviamente que a la gente de Central le hubiera gustado que saliera campeón con ellos por lo que significa acá el Chacho. Pero tanto acá en el club como los hinchas se pusieron muy felices de que haya salido campeón con Racing porque lo quieren mucho.
-¿Notaste la diferencia entre el valor que le siguen dando allá a Coudet y los prejucios que había acá para con él?
-Sinceramente no lo noté. Es más, cuando él llega en el verano de 2018, lo que se palpaba era que la gente estaba convencida. Quizás podía aparecer esa duda de que había perdido finales pero lo que sus equipos mostraron fue muy bueno porque te marcan, uno los ve jugar con gusto, como ver a Racing en este momento. Te da gusto ver sus partidos y el fútbol que propone. Yo no tenía ninguna duda de Coudet, siempre me habían hablado muy bien de él y después lo pude comprobar. Cuando hacés las cosas bien, a la larga, los resultados van a venir. Se te puede dar en la primera, la segunda o la quinta, pero lo importante es no traicionar tus valores y tus maneras.
-¿Cómo lo definirías al Chacho?
Lo defino como una persona muy frontal y muy clara para hablar. Obviamente con sus locuras y todo lo que hace afuera de la cancha. Pero cuando alguien es frontal y te dice las cosas como son es todo mucho más fácil. Si te equivocabas, el venía y te lo decía, uno no tenía margen para entrar en mucho debate con él porque él lo que tenía que decirte lo hacía en el momento preciso y de la manera justa. Eso hace que si vos tenés un error o algo que a él no le gustó, enseguida lo captás y lo cambiás. No es un tipo que se presta a la discusión o al roce. Esa es una de las claves que tiene el Chacho y que hace que pueda bajar el mensaje a sus jugadores.
-Desde tu lugar de zaguero, ¿cuán importante fue para vos la dupla Sigali-Donatti?
-Fue una gran parte de este Racing campeón. Todos aportan su grano de arena porque es un equipo que tiene un funcionamiento. Es muy difícil mantener un gran juego a lo largo de todo un torneo si todas las líneas no están firmes. Los centrales son parte importante no sólo en el juego defensivo de Racing sino también en el ofensivo, porque por la manera de jugar del Chacho, la defensa tiene que salir con la pelota al pie y romper líneas con pases o achicar espacios a la línea de volantes y hacer que el rival tenga que romper para arriba. Por eso la zaga es clave en el sistema de Coudet y no es necesario que yo diga la jerarquía que tienen Sigali, el Flaco (Donatti) y Lucas (Orban), porque la rompieron toda. Fueron un sostén muy necesario para el estilo de juego.
-¿Y cómo lo viste a Nery Domínguez cada vez que le tocó jugar de central?
-Lo ví muy bien pero esto también se debe al estilo que propone el Chacho de salir con pelota al pie. Nery tiene la virtud de leer bien el juego, siempre está bien ubicado. Por la manera de jugar de estos equipos donde tienen la pelota el 70 por ciento del partido, teniendo un tipo como Nery que no tiene tanto roce defensivo ni choca tanto con el nueve y de tan buen pie, eso le sienta muy bien a los partidos. Era muy probable que le fuera bien jugando en esa posición y así fue.
-¿Encajaría este Miguel Barbieri en el Racing campeón?
-(Ríe) Eso no lo sé porque lo que yo piense no tiene demasiado valor ya que no soy el que decide. Siempre voy a decir lo mismo, confío en mí mismo más que nadie. Si no lo hago yo, ¿qué queda para el resto? Yo ya jugué con Coudet y lo hice de la mejor manera. Después si encajo en el Racing campeón no corre por cuenta mía. Veré qué pasa en junio, no depende de mí porque hay cláusulas y opciones de compra del préstamo. Depende más de la decisión de los clubes que de si yo tengo ganas de volver o no. Por eso siempre estoy en puntas de pie esperando la resolución de ellos.
-En junio tenés que volver a Racing, ¿cuál es tu prioridad? ¿Venir a pelearla o tener continuidad en Central?
-Mi prioridad es ir a un lugar y estar contento. En el momento, cuando estén las cartas en la mesa y me pregunten qué tengo ganas de hacer, ahí veré qué creo mejor. Quizás quiero volver a Buenos Aires por algo, nunca se sabe, esto es muy cambiante. Aprendí a estar en el hoy y ahora estoy focalizado acá. Siempre fui de hacer pronósticos sobre qué iba a pasar, si me quedaba, a quién iban a traer...siempre esas conjeturas son erradas porque termina pasando todo lo contrario y encima perdés energías pensando en cosas que ni pasan. Conozco a Racing y sé lo que es el club pero también ahora conozco Central y por más que no se den los resultados no estoy renegando. Son dos clubes muy lindos. Si yo acá la estuviera pasando mal, diría que me gustaría volver. Por ahora, no estoy inclinado por ninguna opción.
-¿Qué te quedó de Racing?
-Apenas llegué a Central, extrañaba de Racing el gran grupo humano que había. Venía de hacer la pretemporada en Orlando que fue brillante, que quizás con otro grupo, con la cantidad de kilómetros que corrimos, hubiese vuelto con la cabeza toda rota de arrancarme los pelos. Pero corrimos tanto y fue todo tan llevadero, por los pequeños momentos que se vivían, por la confianza y el buen ambiente que había, que eso después en la cancha se nota. Te das cuenta que el plantel es impresionante, todos los que llegan se adaptan bien y eso es por la calidad humana. Por eso digo que de Racing, más allá de su grandeza y la gente, me llevé todo lo de adentro.
-¿Cómo se ve Miguel Barbieri el 30 de junio, con la celeste y blanca o con la azul y amarilla?
-(Ríe) Ni siquiera sé cuándo se reanuda el semestre ni cuánto tendré de licencia, pero seguramente voy a estar entrenando. Si sigo de vacaciones, ya tengo decidido que voy a estar entrenando por mi cuenta. Y sino, en el club que me toque jugar, je.
Ojalá no vuelva más el burro éste, que lejos está del nivel de los centrales actuales de Racing !!!! Que mala apuesta fue....a aveces lo veo en central y no para de cometer errores groseros..... chau.
Barbieri, con el esquema que pretende Coudet, quedaría muy relegado. Porque una de las grandes virtudes del equipo fue salir con la pelota limpia desde el fondo a través de Sigali y Díaz (fundamentalmente estos dos) y de Donatti en menor medida. Barbieri no tiene el mismo estilo, es un central más aguerrido pero con poco fútbol en los pies. Algo parecido a los centrales de la década del 80, que estaban más para la fricción y la marca personal.