Beccacece, el elegante cambio hacia la historia

Los aplausos invadieron la sala de prensa en Racing. Sebastian Beccacece hizo su ingreso y se sentó frente a los micrófonos con una sonrisa que no se le iría a lo largo de toda la conferencia. Esa sonrisa por lo que acababa de suceder en Avellaneda estaba impregnada de dos sentimientos fundamentales: la emoción a flor de piel y el orgullo, la satisfacción por la tarea cumplida.

El técnico de Racing pensó mucho en este encuentro. Lo debe haber masticado en su cabeza tantas veces que es difícil imaginarlo. Porque, además, se sumó el ingrediente de conocer en detalle al equipo de enfrente. Y eso puede jugarte a favor, pero también en contra. Beccacece sacó chapa y ganó la madre de todas las batallas. La que se dio dentro del campo, con 9 guerreros espartanos aguantando todo lo que venga, y la de afuera, con los prejuicios y las dudas que había sembrado en sus dos partidos anteriores.

Y tanto pensó este partido, que ejecutó magistralmente cada movimiento. Como una partida de ajedrez, calculó la movida previa al inicio, dispuso sus jugadores en el tablero según sus características y virtudes y modificó acertadamente ante cada circunstancia dramática e impredecible. Todo lo que tiene que hacer un DT, lo hizo Sebastian Beccacece durante la semana y en el mismo partido.

El esquema de Racing y los cambios de Beccacece

Su experiencia previa al clásico no había dejado buenas sensaciones. Y el propio Becca, mas de una vez, declaró que no se iba a casar con un esquema. Bueno, el domingo sacó todo su libreto. Racing se paró en cancha con un interesante sistema táctico, donde los cinco volantes se movían de forma impredecible y ejercían el pleno control de la pelota (en especial Marcelo Díaz, Miranda y Rojas). Independiente no se la podía sacar. Rotaban y generaban espacios. Montoya recuperó la memoria jugando de 8. Con explosión, pulmones y dando una mano en la marca, fue el complemento ideal de un extraordinario Pillud. Tardó tres partidos Beccacece, pero entendió que ese era el camino. Y le dio las herramientas a sus jugadores.

Con las expulsiones, hubo que rearmar todo. La salida de Barbona por Javier Garcia obligó a Rojas ocupar un lugar mas posicional en la mitad de la cancha (en el primer tiempo estaba mas suelto), pero duró poco porque enseguida se fue Sigali. Y Beccacece no dudó. Martínez, Domínguez y Mena fijos como centrales. Pillud por la derecha y Lolo Miranda (de un partido inolvidable) a la izquierda. A Montoya lo dejó en la derecha pero la orden era que, cuando pueda, salga disparado como en propulsión a chorro (¿de donde sacó tantas piernas?). Díaz quedó en el medio y Cvita adelante contra el mundo. Y así lo ganó. A lo guapo, con decisiones fuertes, con jugadores que le respondieron.

Beccacece tuvo su bautismo de oro en Racing. Todo lo hablado en la previa quedará eclipsado por este partido, donde hizo todo bien. Empieza, sin ninguna duda, un nuevo camino allanado desde lo anímico y, esperemos, también desde lo futbolístico.

Beccacece cambió. Metió traje, rodete y festejo alocado en el final. Pero, sobre todo, logró que se vea su idea en cancha. Un elegante cambio, Sebastián. Estás en la vereda correcta y hoy te mereces todos los elogios.