El goleador, de goles vive. Y el que está acostumbrado a convertir seguido sufre el síndrome de la pólvora mojada cuando juega poco. Facundo Castro fue el máximo artillero de dos torneos seguidos de Reserva. El 22 de agosto del 2014, en la dura derrota por 4 a 0 ante Tigre, ingresó en lugar de Diego Milito, a quien "trataba de mirar siempre". Desde aquel momento hasta mediados del 2015, solo jugó siete partidos en la Academia –dos de titular–. El delantero de 21 años tuvo un fugaz paso por Unión, tratando de sumar minutos en la máxima categoría del fútbol argentino, hasta que llegó a Santamarina de Tandil, donde iba a reencontrarse con el arco –allí lleva anotados cinco goles– y la continuidad tan esperada.
¿Cómo te sentís en Santamarina? ¿Conseguiste la regularidad que buscabas?
- Me siento muy bien. Pude encontrar cosas que necesitaba para mi carrera, como sentirme importante en el grupo y dentro del equipo, que servía más. Eso al jugador le da confianza y seguridad. Jugué más partidos de los que creo que hubiese jugado en Racing.
¿Este paso en tu carrera lo considerás positivo o hubieses preferido tener roce en Primera?
- Lo veo positivo porque pude jugar y encontrar una continuidad en el equipo, pero me hubiera gustado tener más roce y oportunidades en Primera. Cuando fui a Unión, no tuve chances de hacerlo.
¿Por qué crees que habiendo convertido tantos goles en Inferiores y Reserva no pudiste explotar en Primera?
- Es una pregunta difícil. Me hubiera gustado tener más continuidad. Pude jugar, pero no varios partidos seguidos para acostumbrarme. Me quedo con la bronca porque no pude rendir como esperaba o como venía rindiendo en Reserva.
¿Tenes contacto con gente de Racing?
- Sí, con compañeros de mi edad. Siempre hablamos, somos amigos y quedó una linda relación. De los dirigentes, Adrián Fernández me manda mensajes. Los chicos que nos fuimos a préstamo estamos en contacto con él.
Estuviste en el plantel con Diego Milito. ¿Qué significaría para vos poder compartir el grupo con Licha?
- Una de las cosas más lindas de la carrera es tener al lado día a día a esa clase de jugadores. Cada acción que hacía Milito, adentro o afuera de la cancha, era para aprender. Trataba de mirarlo siempre. En este momento está pasando lo mismo con Licha. Me encantaría estar con él, con futbolistas de esa jerarquía. Puede ser que en un futuro tenga esa posibilidad.
¿Qué consejos le das a tu hermano Enzo (juega en la Séptima), quien sigue tu camino anotando muchos goles en Inferiores?
- Le hablo siempre. Trato de transmitirle que tenga tranquilidad. En el fútbol es fundamental tener la cabeza fría. Esto es muy cambiante. Tiene que estar muy centrado, trabajar y demostrar. Los goles van a venir solos. Y
tener una buena conducta, eso es primordial.