Sábado a la noche. Hace unas horas ocurrió un extraño fenómeno en cancha de Quilmes. Jugaron los dos Racing frente al Cervecero. El Racing local (el de la garra, el ímpetu asfixiante y que parece invencible en el Cilindro) frente al Racing visitante (lento, sin juego asociado y cometiendo errores infantiles). Por suerte la cronología de los hechos fue al revés y fue el visitante el que salió a jugar el primer tiempo. Dos a cero abajo era bancar la angustia del entretiempo pensando cómo íbamos a hacer un gol, encima con uno menos. Y ahí creo que apareció la charla de Cocca. No sé qué les habrá dicho pero infiero que entre alguna puteada, un grito de "Chee, éstos están últimos y hasta con diez se lo podemos dar vuelta porque somos Racing". Y el Racing que va para adelante logró que saliera a jugar el segundo tiempo el RACING LOCAL, ese que tiene que afrontar siempre así los partidos y dejarse de hinchar las pelotas regalando 45 minutos. Apareció el Huevo y los huevos, otra vez Patoruzú Bou e inesperadamente un Insúa que nos hizo acordar a Pinola. Mérito también indiscutido para el técnico que sacó a un mediocre Meli y se la volvió a jugar por el pibe Cuadra. Avivada de Bou en el tiro libre, genial definición de Lautaro y centro de 'tomá y hacelo' para Cuadra, consumaron la hazaña. Noche feliz, estoy tomando un vino mirando el río con mi mujer. Ganó Racing, ahora preparate, Carolina...
