Desde su Tucumán natal nos atiende Jorge Reinoso. Coco, aquel lateral derecho que flameaba sus rulos por la banda y hoy rememora sus inicios como futbolista, su llegada a Racing, el penal histórico por el que hasta hoy le siguen consultando, su cruce a Independiente, la pelea con Maradona y un sinfín de anécdotas a pedir de los hinchas de la Academia. Adelante, pasen y lean.
-¿Cuáles son tus primeros recuerdos con una pelota de fútbol?
-Me acuerdo de que para Los Reyes Magos me trajeron una pelota y un conjuntito de fútbol. Me volví loco. En mi barrio Los Gutiérrez me la pasaba pateando con mis hermanos y amigos.
-¿Tu apodo Coco cómo nació?
-Me puso así Lanzidei cuando éramos compañeros en Racing. En Tucumán, durante toda la infancia, me llamaban Enano. No hace falta aclarar por qué, ja.
-¿Dónde y de qué manera arrancó tu carrera?
-Empecé en Tucumán, en un equipo humilde: Argentino del Norte. De ahí pasé a un equipo salteño y después metí un saltito a Altos Hornos Zapla de Jujuy. En esa provincia también jugué en el equipo donde arrancó el Burrito Ortega. Como tuve la suerte de andar muy bien en estos equipos, de ahí me fui a Instituto de Cordoba.
-¿Cómo se dio tu llegada a Racing?
-Estaba jugando hacía tres años en Instituto, como lateral derecho. En mi último tramo en Córdoba me había dirigido Pedro Marchetta, quien luego me pidió para Racing, en 1989. Para mí fue una locura y una alegría inmensa haber pasado a Racing. Llegué una mañana a Buenos Aires y ya a la tarde me fui a jugar un amistoso contra Los Andes. Si bien yo a Racing lo había enfrentado en otro equipo, nunca me imaginé que se viviera de forma tan intensa la vida del club.
-¿Cómo fue tu debut en el Cilindro?
-En un partido que le ganamos a Temperley. Fue hermoso para mí porque, además, me tocó andar muy bien y ver cómo la gente gritaba , alentaba y empujaba el equipo para adelante. Vivir eso no tiene precio.
-¿Cuál fue tu mejor momento en el club?
-Creo que coinciidó con el llamado del Coco Basile para la Selección en 1993, tras andar muy bien en el equipo que peleamos el torneo con Babington como DT. En los clásicos me destacaba bastante, los vivía con muchísima entrega. Recuerdo un triunfo a River por goleada, en el que Betito Carranza la rompió toda.
-Convertiste un par de goles con Racing, pero la gente te asocia con aquel penal que le metiste a Navarro Montoya.
-Si, es cierto: metí 4 ó 5 goles en Racing. Me acuerdo uno a Newell´s, otro a Huracán y bueno... Lo del penal a Boca fue en una definición por un partido correspondiente a la Liguilla. Terminamos empatados en el partido y no hubo alargue, sino que directamente fuimos a los penales. En las prácticas entrenaba pegándole como un amigo que los pateaba de una manera extraña, en Salta. Amagaba a que le iba a pegar con derecha y, cuando nadie lo esperaba, le daba de zurda. Roberto Perfumo, un gran técnico que tuvimos, me dijo que pateara como lo hacía en cada práctica y ni lo dudé. No me importó la instancia ni que estuviera el Mono enfrente. Es algo muy lindo que hasta el día de hoy la gente se acuerde.
-Ya pasaron 28 años de aquel penal histórico. ¿Viste que algún futbolista haya copiado aquel remate?
-Ja, había uno de la Sub-20 española que se perfilaba así y hasta me copió un tal Neymar, ja. Pero bueno, el mío fue más lindo porque fue en cancha de Racing, algo único.
-¿Cuál fue el compañero con el que mejor te llevabas en el club?
-Tuve un montón y pegué muy buena onda con muchos. Pero por afinidad, con el Chelo Delgado y Lechuga Roa. Integré grupos buenísimos. Y también tuve de compañeros a grandísimos jugadores como Capria, Latorre, Cachito Borelli, Rubén Paz, Turco García, Matute Morales, Colombatti, Fabbri... No me alcanzan los dedos de las manos ni de los pies para contarlos.
-¿Qué les faltó a los buenos equipos de Racing donde jugaste para ser campeón?
-A mi entender faltó un cachito de suerte. Por ejemplo, en el 93, terminamos bien arriba el año y el torneo se reanudó a los pocos meses de arrancar el 94. Ahí nos pinchamos en un partido increíble de local, contra Ferro: tras ir ganando 2-0 nos empataron 2-2. Después, con Humbertito Grondona, llegamos a la final de la Supercopa y tampoco se nos dio.
-Si tuvieras que elegir un técnico que te haya dirigido en Racing, sería...
-De todos he aprendido y tengo buenos recuerdos, aunque me quedo con Pedro Marchetta porque fue quien me llevó a Racing.
-Te tocaron épocas de turbulencia dirigencial en el club. ¿Qué recordás?
-Uf, las pasamos todas con los muchachos. Nos conocíamos todos los hoteles de la Capital Federal, concentrábamos en uno y al fin de semana nos mandaban a otro porque no le habíamos pagado al anterior. Era todo muy desprolijo el tema de los dirigentes y los sueldos. También jugué en la época que el club quebró por las deudas. Era el capitán de aquel equipo y encabecé una visita a Casa Rosada para hablar con Carlos Ruckauf y pedirle que no le hicieran perder la categoría al club por las deudas. De ahí pasé por cualquiera que te puedas imaginar.
-¿Cómo era la relación de aquellos planteles con la barra?
-La verdad, nunca hemos tenido inconvenientes. Siempre nos apoyaban, sólo una vez se armó contra Cachito Borelli y, obvio, salimos todos a defenderlo. Se armó una linda de empujones, pero no más que eso.
-¿Qué se siente llevar la cinta de capitán de Racing?
-Era una tremenda responsabilidad porque, más allá de liderar al equipo dentro del terreno de juego, había que ir a plantarse con los dirigentes: con Otero, Lalín, De Stéfano... Y a veces se ponía brava la mano. No te querían pagar muchas veces, pero así y todo nosotros nos entrenábamos.
-¿Cuál fue el lugar más extraño en el que te tocó entrenar en Racing?
-Como no había guita para predios ni nada, nos íbamos a correr solos a la plaza. No queríamos dar ventajas. A los dirigentes no les gustaba que fuéramos a la plaza porque los dejábamos expuestos, pero nosotros no queríamos perder el ritmo, no nos gustaba lo de la huelga.
-¿Cómo se dio tu primera salida del club?
-Fue algo que no me gustó para nada. Se dio con la llegada de Brindisi, que a los pocos meses trajo a Mauro Navas, que era del mismo representante que él. Y me dejaron relegado, ni me convocaban a los partidos. Sin chances en Racing, me fui a Newell´s. Pero por temas contractuales con el presidente, Eduardo López, terminé no firmand y quedé varado hasta que me convencieron de ir a Independiente.
-¿Cómo fue estar tan identificado con Racing pero irte a Independiente?
-Al principio no quería saber nada de nada, estaba negado. Pero mi representante me hizo entrar en razón de que yo era un futbolista profesional, que tenía una familia atrás y no podía estar parado fuera de actividad. Fue durísimo para mí. Aparte, al poco tiempo que llegué se fue Humbertito Grondona, quien me conocía de Racing y me había pedido. Pasé a ser prácticamente el séptimo lateral derecho del plantel.
-¿Te tocó jugar contra Racing en tu estadía en la vereda de enfrente?
-No, y menos mal porque hubiera sido capaz de hacer cualquier cosa, ja.
-¿Qué diferencias notaste entre ambas hinchadas?
-No quiero ser tribunero, pero la gente de Racing es mucho más efusiva, más seguidora y te respalda mucho más. Allá son más fríos, mucho menos pasionales.
-¿Cómo hiciste para irte?
-Ja, tuve la suerte de que me vinieran a rescatar desde Huracán de Corrientes, que había ascendido ahí nomás. Anduve bien ahí y tuve una etapa en Deportivo Español, donde se había armado un equipazo que al poco tiempo se disolvió.
-Me imagino tu alegría al momento de regresar a Racing a mediados de 98. ¿Cómo te volvió a recibir la gente luego de tu fugaz paso por el Rojo?
-Me volvieron a buscar para el equipo de Cappa, que jugaba muy bien al fútbol. La gente siempre tuvo buena onda conmigo porque se dio cuenta de que yo nunca quise irme de Racing, sino que me habían ido... Había un rumor de que me habían echado del club por mi pelea con Maradona, pero eso no fue así. Yo llegué a reputearme con Diego, pero después de que él se fue anduvimos muy bien.
Su cruce con Maradona en Racing
-¿Cómo es eso de pelearse nada más y nada menos que con Diego?
-Sí, fue por un malentendido cuando asumió y pidió que llegáramos todos a tal fecha para la pretemporada. Pero me avisaron tarde y yo estaba bien lejos para llegar esa fecha. Cuando me presenté a practicar, ya a Diego no le gustó mi presencia y de ahí arrancó una relación tirante. Yo siempre fui terco y ahí no había ídolo que valiera. Mi único ídolo era mi viejo, que me había dado la vida, je. Igual, con el paso de los años, tuve la chance de volver a verlo al Diego y de hacer las paces. El era muy frontal, eso es una cualidad y también hace que te puedas llevar a las patadas con otros. Después terminó portándose siempre bien conmigo.
-En el 99 te tocó irte definitivamente del club. ¿Fue mucho el desgaste institucional?
-Sí. Y sumado a eso, yo ya estaba grande. A esa altura a veces el cuerpo te pasa factura para no poder rendir como antes. Si era por mí, me quedaba a vivir, pero a mediados de ese año se desmanteló todo aquél plantel que había sufrido muchísimo con los malos manejos de los dirigentes.
-Al poco tiempo te retiraste como futbolista en San Martín de Tucumán. ¿Cómo fue tu vida una vez finalizada tu etapa de futbolista?
-Gracias a Dios lo pude llevar muy bien porque seguí estando ligado al fútbol. Hoy por hoy entreno a varios equipos de las ligas de acá y estuve muchos años como coordinador en San Martín de Tucumán, al mismo tiempo que Carlos Roldán era el técnico del equipo.
-¿En algún momento te ofrecieron trabajar en las Inferiores de Racing?
-Sí. Cuando asumió Rodolfo Molina me dijo si quería agarrar una categoría de los más chiquitos, pero en ese momento yo estaba acostumbrado a trabajar con los más grandes. Le agradecí, pero no nos pusimos de acuerdo. He vuelto al club, pero a jugar con los amigos del Fútbol Senior y a la cancha.
-¿Cómo ves al club con la vuelta de Milito?
-A Racing lo veo espectacular. Y cada vez que voy me saludo con todo el mundo, me llevo bárbaro con los utileros, los masajistas, los conozco a todos. Me encanta que compañeros de la talla de Teté Quoroz o del Lagarto laburen en el club que aman. Milito le da muchísimo a Racing y me encanta como el Chacho (Coudet) hace jugar a sus equipos. En Inferiores Racing viene trabajando bárbaro, se nota en los pibes que vienen saliendo. Lautaro Martínez, por ejemplo, es un crack.
-Démosle rienda suelta a la imaginación: volvés a ser jugador de Racing por una noche, instancias decisivas de Copa Libertadores y te toca patear un penal.
-No tengo dudas: lo vuelvo a patear como siempre, cambio el perfil sobre la marcha, meto el gol y lo voy a gritar con la tribunaaa, ja.
Grande Coco, todavía recuerdo el gol a Ñuls, atajaba Islas, creo que fue un 4 a 2, si no recuerdo mal, se lo recontra comió Islas... al gol.
¡Qué linda nota, Miguel!
Gracias Coco, por los recuerdos y por tu identificación con Racing, que al final es lo que nos hace distintos y mejores.
grande coco !
Muy completa la nota. Qué bueno es leer a tipos como Coco, con tanta identificación con el club y con los colores.
Se van a reír... mi primer Rosamonte le pinte el 4 por el Coco. ÍDOLO!!!!!!!!!!