17 de agosto de 2001. Mucha lluvia y mucho frío para el puntapié de una nueva ilusión, que de una buena vez por todas no iba a ser en vano. Esta vez era la del torneo Apertura, en casa, contra Argentinos Juniors, y él fue el encargado de poner el primer ladrillo de una campaña que terminaría con el maleficio de 35 años sin alegrías.
En ese partido, Carlos "Chiche" Arano, surgido de la cantera y de Racing hasta la médula, abría el marcador con un violento zurdazo para encaminar un triunfo que llegaría luego por un gol en contra de Pablo de Múner. Hoy siendo
parte de las mismas Inferiores que alguna vez lo albergaron a él y en la previa al clásico de Avellaneda, charló con RdA.
-Estás trabajando en la Reserva junto al Lagarto Fleita, ¿cómo te sentís en este nuevo rol?
-Muy bien, estoy feliz de estar trabajando en el club como ayudante de Juan y en paralelo como entrenador de la Cuarta División. Antes de retirarme ya sabía que quería ser entrenador, pero no pensé que iba a gustarme tanto. Este año se hizo algo distinto y unimos a los planteles de Cuarta y Reserva con el objetivo de elevar el nivel de competencia de los chicos, y la verdad es que está saliendo muy bien. Trabajamos con un grupo de 35 jugadores pensando en lo que será mejor para cada partido. Ellos saben que están muy cerquita de Primera y no quieren dejar pasar ninguna chance.
-¿Seguís siendo tan fanático o con los años se te pasó un poco?
-(Se ríe) Nooo, sigo igual de loco. Siempre pensé en trabajar en el club y poder devolverle un poco de todo lo que recibí. Me formé en Racing desde los cuatro años. A esa edad arranqué a jugar al baby en la sede de Avenida Mitre y si cuento hasta los 24, cuando me vendieron, estuve 20 años adentro del club. Hoy me toca estar en las Inferiores, pero del otro lado, y lo disfruto muchísimo. Es un sueño hecho realidad.
-¿Cómo vivías los partidos contra Independiente?
-Siempre de una manera especial. Al ser muy fanático siempre había una adrenalina muy intensa, linda. Disfrutaba poco de los partidos. Me inculcaron ganar los clásicos... Soñaba con jugar un clásico de Primera, recuerdo el 1-0 en cancha de Independiente, con uno menos por expulsión de Chatruc y el gol de penal de Chanchi Estévez.
-¿Tenías cábalas?
-No. Solamente intensidad en la semana. Una vez que salía el fixture miraba cuándo jugaba contra Independiente. Fue muy gratificante en mi carrera ganar en cancha de ellos. Es un sueño cumplido como hincha.
-¿Cómo salimos el domingo?
-Ojalá que pueda ganar Racing, se lo merece porque está haciendo un muy buen torneo. Y con goles de Lisandro y Bou, siempre quiero que los delanteros hagan goles porque tienen que estar contentos.
¿Qué quedó de ese Chiche que salía en la foto con las sábanas y todo su cuarto decorado con cosas de Racing?
-Si bien uno formó una familia y trata de adaptarse a ella, y tal vez no demostrar tanto fanatismo como cuando se era joven, en la casa de mi vieja sigue el escudo pintado y esa habitación que decís vos está casi intacta. Mis hijos, cuando van, preguntan quién hizo esas cosas y yo les cuento.
-Cuando vos estabas en la cantera, la institución atravesaba su peor momento. Hoy, en cambio, las cosas cambiaron para mejor.
-Sí, al club se lo ve muy estable y se hacen cosas muy positivas. Por todo lo que me tocó vivir, trato de transmitirles a los chicos que hubo un momento en que Racing no estuvo así y que, más allá de disfrutar el día a día, tienen que valorar las cosas, cuidar los elementos de trabajo, la ropa, no perder pelotas… Eso también es sentido de pertenencia. Hoy el club está bien y hay que disfrutarlo, pero también hay que intentar que siga creciendo, cosa que también, en cierto punto, dependerá de ellos.
-¿Te ves identificado en los chicos que dirigís o cambiaron mucho las cosas?
-Es diferente. Hoy en día los chicos están permanentemente con el teléfono o con la tablet y nosotros estábamos todo el día en la calle jugando a la pelota. Ellos, tal vez, no maman tanto fútbol. Por mi parte, y más allá del trabajo, intento que se encariñen con Racing y que vayan a la cancha a ver a la Primera.
-Tu hijo fichó hace poco para el club, ¿cómo lo acompañás en este camino?
-Estando presente porque es muy chico (tiene seis años). A Francisco o Panchito, como le dicen, le encanta ir a entrenarse. Empezó en noviembre del año pasado, en Infantiles, y este año lo ficharon. Es zurdo. Trato de que vaya a aprender pero sobre todo de que tenga ganas de volver. Me interesa que tenga ese cariño para con el club porque yo lo viví y fue algo que hoy valoro mucho.
-¿Sentiste más nervios cuando debutaste en Primera o cuando viste jugar a Panchito con la de Racing?
-(Se ríe) Cuando debuté yo, con mi hijo disfruto e intento que él también lo haga. Lo primordial es que haga muchos amigos. Hoy los mejores amigos de mi vida son chicos que jugaban en Novena conmigo.
-¿Cómo evaluás el presente del equipo de Diego Cocca?
-La verdad que muy bien, en una onda muy positiva. Se ve esa mística que había en 2014, con un equipo ganador, seguro de sí mismo, y eso al hincha lo deja tranquilo. Hoy en día la gente va a la cancha y sabe que el equipo va a hacer las cosas bien. El cuerpo técnico de Primera se siente muy a gusto en el club y eso es importante. Ojalá puedan quedarse por mucho tiempo.
-¿Te quedó una espina por no haberte podido retirar en Racing?
-Y... son cosas de la vida de un futbolista. Cuando me fui siempre soñé con volver y con terminar mi carrera en el club, pero lamentablemente no pudo darse porque el plantel estaba muy bien armado, salió campeón, y uno, cuando se pone grande, entiende ciertas circunstancias. Fue decisión mía la de no exigir nada.