Con la desfachatez, soltura y desparpajo que lo caracteriza, desde el noroeste de la provincia de Buenos Aires nos atiende Mariano David Dalla Libera. El Loco, aquel enganche tan carismático como talentoso, repasa toda su carrera en RdA desde sus inicios, los innumerables equipos donde jugó y, por supuesto, su estadía en Racing. De aquel estrecho vínculo con el fallecido Adrián De Vicente a su entrañable amistad con Eduardo Coudet, a quien conoce hace casi 30 años. En la actualidad se divide entre el amor por su familia, la política social en el deporte, la construcción y la pantalla chica.
-¿En qué barrio naciste y cómo comenzó tu relación con la pelota?
-Nací en Vicente López, el 4 de marzo de 1964. Recuerdo haber pateado una pelota de fútbol desde que tengo uso de la memoria. Le pedía a mi madrina que me regalara pelotas de fútbol para todos mis cumpleaños. Arranqué como todos, probándome en clubes de barrio. Me crié en Polvorines, San Miguel, Pablo Nogués... Yo jugaba en un club que se llamaba Textil.
-¿Cómo llegaste a las Inferiores de River?
-De toda esa zona donde yo jugaba, en general Sarmiento, salieron grandes jugadores como el Beto Alonso, el Pelado Díaz, los hermanos Arregui... En Textil, nuestro técnico era el papá del Beto Alonso y él nos llevó a probarnos en River. Ahí me encontré con Pando y el Negro Ramos Delgado, que ya estaban. Y ahí empezó mi campaña en el fútbol.
-¿Siempre jugaste de enganche en las Inferiores? ¿Tenías algún ídolo en tu posición?
-Lo que se dice ídolos, quizá no. Pero sí miraba a muchos en mi posición. El Beto Alonso era un fenómeno, pero era zurdo y yo no me parecía en nada , ja. No siempre jugué de enganche porque crecí futbolísticamente en las Inferiores de River con Pipo Gorosito y Adrián de Vicente. Los tres éramos enganches por naturaleza, pero cuando nos tocó debutar en Primera nos pusieron a Pipo de volante central, a mí de volante por la derecha y a Adrián, que era zurdo, de volante por izquierda. Después, a medida que pasaron los años, me fui consolidando como enganche.
-¿Cómo te llevabas con De Vicente?
-Con Adrián teníamos una relación de hermanos, así lo sentía yo. Nuestros viejos se juntaban siempre a comer asados cuando éramos pibes. Siempre comíamos en los quinchos de River. Me quedé a dormir un montón de veces en su casa de Sarandí con toda su familia y él también mucho en la casa de mis viejos. A Adrián lo recuerdo todos los días cada vez que paso por el lugar del asesinato. Porque estoy convencido de que se trató de un asesinato. Tuve la suerte de haber hecho todas las Inferiores con el también y de tenerlo de compañero en Racing, donde por muy poquito no conseguimos un título juntos.
-Te tocó debutar en Primera en una etapa de huelga de futbolistas..
-Sí, era una época de mierda, sin dudas. Pasó a ser un debut obligado porque estaban de paro todos los futbolistas. En ese primer tramo, en River no logré demasiada continuidad. En mi segundo ciclo sí, cuando estaba Timoteo Griguol.
-¿En qué club comenzaste a destacarte?
-Empecé a mostrar mis condiciones en Colombia, en el Santa Fe de Bogotá, adonde me vendió River allá por el 87. Ahí me fue muy bien y después me compró Estudiantes de La Plata. Teníamos un equipazo que hicimos un campañón con Eduardo Solari como técnico y el Bocha Ponce, Craviotto y Trotta de compañeros. Ahí duré poquito porque me compraron del fútbol mexicano para jugar en el Atlas. En México tuve la mala suerte de lastimarme los ligamentos cruzados. Y ya cuando volví al país, me vine a Platense. Ahí terminé de rehabilitarme de mi lesión y, a los cuatro meses, jugué en el equipo que dirigía Marchetta.
-Varios jugadores hablaron maravillas de Marchetta y otros no tanto..
-Viste cómo es esto... Cada uno puede hablar por experiencias que vivió, en mi caso tenía una relación bárbara con Marchetta, quien fue muy importante en mi carrera. Con él hicimos una campaña muy buena en Platense y sólo tengo palabras de agradecimiento para con él.
-¿De qué manera se dio tu llegada a Racing?
-Después de Platense me fui a jugar a Huracán, donde también hicimos un gran torneo con Huguito Morales, Quiroz y varios más. Y de ahí Racing nos compró a mí y a Teté por pedido de Carlos Babington, con la gestión de Juan De Stéfano. Arribé al club en el año 93 con toda la ilusión. Me encontré con un grupo de muchachos bárbaros, uno de los planteles más divertidos que integré y que más me marcaron a lo largo de mi carrera.
-¿Qué fue lo que más te impresionó de Racing?
-La gente, la manera en que nos respaldaban. A cada cancha que íbamos a jugar nos seguían de forma increíble. Soy de los que creen que si aquel Racing tenía el orden institucional que tiene hoy, hubiéramos sido campeones. Porque había mucho trasfondo de deudas y desprolijidades que no iban de la mano con la grandeza de Racing. El club le adeudaba plata a los predios, a los hoteles, íbamos cambiando los lugares de entrenamiento, concentración, incumplimientos con algunos jugadores... Así, todo se hacía más cuesta arriba.
-Fueron punteros la mayor parte de aquel Apertura 1993 y se cayeron en las últimas fechas…
-Ahí, la otra lectura que hago es que se cometió el error de no haberle renovado el contrato a Adrián (De Vicente), a quien lo vuelvo a nombrar porque era un jugador fundamental en aquel equipo. Aportaba juego, verticalidad y mucho gol. De hecho, es quien le convirtió al Rojo de cabeza para ganar el clásico. Además, ese torneo fue muy raro porque hasta fines del 93 veníamos arriba y después restaban 4 ó 5 fechas para terminarlo a principios del año 94. Fue ahí cuando increíblemente se nos escapó.
-Muchos hinchas creen que la posibilidad de salir campeones aquel año se esfumó luego del empate con Ferro tras ir ganando 2 a 0 en Avellaneda..
-Coincido totalmente, fue un partido que se jugó por la noche. Nos pusimos 2 a 0 con goles de Galarzita, como le decíamos a Galarza. E increíblemente se nos escapó. En ese partido a mí me expulsaron por festejar uno de los goles colgándome del alambrado. Fue una cosa de locos que uno no pudiera festejar algo tan lindo como un gol con la gente y que lo sancionaran de esa forma. Lo he charlado con Lamolina después y, en parte, me dio la razón. Había mucho entusiasmo aquella noche con esa victoria parcial porque era un paso fundamental ganar ese partido. Y bueno, me terminaron expulsando. No los pude dejar solos que nos empataron el partido, ja. De yapa, tuvimos mala suerte porque nos metió un gol de cabeza Garré, que nunca cabeceaba una.
-¿Te recriminaron esa expulsión en el seno del plantel?
-No, para nada, todo lo contrario. Los muchachos siempre le dieron para adelante con cualquier cosa que pasara.
-Son conocidas tus andanzas y complicidades con el Turco García en aquel plantel. Hasta se metieron con unas camionetas 4 x 4 a la cancha de entrenamiento….
-Sí, qué puedo decir yo del Turco... Un fenómeno, un tipo extraordinario dentro y fuera de la cancha, con el cual me llevaba y me llevo muy bien. Y la de las 4x4 fue un día que entrenamos en Ezeiza. En ese entonces había un personaje conocido llamado Carlitos, que vendía los primeros CD o compacts en todos los planteles de Primera. Como lo vimos en la práctica, decidimos hacerle una joda y entrar con la camioneta adonde él estaba en una de las canchas de entrenamiento. El tema fue que no contábamos con que hubiera tanto barro y la camioneta que manejaba el Turco derrapó y, por poco, no lo hizo pelota a Carlitos, ja. Fue una broma con buena intención que casi se fue de las manos. Lo lindo del Turco es que hoy está bien y muy contento trabajando en Racing. No te cuento otras anécdotas porque directamente son incontables, ja.
-¿El Turco era tu principal ladero en el plantel?
-Sí, pero ojo que no era sólo el Turco el de las bromas. Había muchos jodones también, como el Pato Miguez, Teté o Nachito Gonzalez, que no era ningún bebe de pecho. El gran Cachito Borelli, otro. Con ellos íbamos todos los viernes a lo de Tita a comer la famosa picadita, con algún vermouth. Era un momento de distensión para todos y nos encantaba compartirlo con ella.
-¿Qué significaba Tita para ese grupo?
-Mucho. Nos trataba como una madre a todos y no había viernes que no hiciéramos la picadita. De hecho, ya el jueves le dábamos la plata a ella para que comprara todo para tenerla lista la picada el viernes. Era un ritual necesario para todos por lo que ella representaba.
-¿Cómo fue tenerlo como presidente a Juan De Stefano?
-Creo que a Juan le hicieron mala fama. Era un tipo muy fanático de Racing, que lo llevaba muy adentro y actuaba y se movía de acuerdo a esa pasión. Escuche decir que era muy cabrón, pero era pura espuma en el buen sentido. Con nosotros siempre se portó bien, siempre fue frontal y hay que reconocer que era Juan y Juan. Todo lo que se hacía era por el, no es como hoy que Blanco está bien rodeado en su comisión y está todo más organizado. Era todo empuje de De Stéfano y el hizo lo que pudo. Eran otros tiempos.
-¿Y tu relación con Carlos Babington? También en su época como técnico despertaba amor y odio…
-A mí me resultó una persona muy sencilla, simple y con mucho código. Tomó decisiones importantes dentro del equipo y siempre lo respaldamos. El fue importante para que ese plantel medianamente corto pudiera pelear el título hasta las últimas fechas.
-¿Cuál consideras que fue tu mejor partido con la camiseta de Racing?
-No sabría decirte uno porque, encima, tengo mala memoria. Sé que tuve buenos partidos y la gente me lo reconocía. Considero que los jugadores que me acompañaban dentro del campo en la parte ofensiva, como Adrián, el Turco y los jovencitos Juancho Fleita y el Piojo López, hacían todo más sencillo para uno. También, obvio, el Teté y el Cabezón Marini, que me la daban cortita y al pie. Siempre prefiero quedarme en lo general y en lo grupal.
-Vos habilitaste al Lagarto Fleita en aquel inolvidable gol de chilena. ¿Lo seguís jodiendo con que gran parte de esa joya fue mérito tuyo?
-Ja, qué golazo terrible se mandó. Lo único que te puedo decir yo es que le tire un globo aerostático de asistencia porque la pelota se me levanto justo y lo habilité como pude. Y el loco de Juancho se mandó una terrible pirueta para hacer un gol contra un arquero dificilísimo como Chilavert; no se lo hizo a cualquier pichi. Hay que reconocer que Fleita se quedaba siempre después de hora en los entrenamientos ensayando esta clase de acciones. Nada es casual o por fortuna en estas maniobras. Juancho las ensayaba todo el día y, de tanto entrenarse, pudo hacer esa obra maestra que quedará por siempre en el recuerdo del hincha de Racing.
-¿Cómo era la relación con la barra de Racing en aquel entonces?
-La verdad, no recuerdo ningún episodio en particular. No teníamos relación y nunca sufrimos ninguna apretada ni nada por el estilo. Con la gente de Racing siempre tuvimos la mejor, creo que también en ese aspecto antes había otros valores.
-¿Por qué te fuiste de Racing?
-Me fui en el 94 porque mantenían una deuda conmigo y me compró el pase Newell’s, pero en el medio me fui a jugar otros seis meses a Platense.
-¿En tu segundo paso por Platense jugaste con el Chacho? ¿Ya lo conocías a él?
-En realidad a Chacho, a quien considero un hermano de la vida, lo conozco desde que tenía 16 años de mi primer paso por Platense. Todavía me acuerdo que él siempre caía a casa con su novia Paula, que hoy es su mujer. En mi segundo paso por Platense llegamos a jugar juntos. Desde ese momento nunca más nos separamos, es una persona extraordinaria y un personaje de aquellos. Mirá que para que yo te lo diga, ja. Chacho siempre fue igual, un pibe de barrio con mucha personalidad, con mucha pasión por lo que hace y, por sobre todas las cosas, con mucho compromiso.
-¿Suelen verse seguido?
- Sí, y esto que te digo del compromiso... Imaginate lo metido que está con Racing que el otro día, en su festejo de cumple íntimo y privado en su casa (el 12 de septiembre cumplió 44 años), la torta era un Cilindro de Avellaneda gigante. Está loco y muy metido con Racing.
-Lo tuviste como compañero y también como rival a Chacho..
-Sí, y hasta hay un dato de color que no me favorece... El día de mi último partido como profesional, él estuvo en la cancha. Fue en el clásico que Rosario Central le ganó 4-0 a Newell's. A mí me expulsaron y el partido no se terminó de jugar porque se lesionó el uruguayo Herrera después de que a nuestro equipo le echaran cuatro jugadores. Mira qué partido de mierda elegí para retirarme ahora que lo pienso, ja.
-Te tocó jugar todos los clásicos que tiene el fútbol argentino. ¿Qué tiene de especial el de Avellaneda?
-Tuve esa suerte y, generalmente, me ha ido bien en todos los equipos que jugué contra los clásicos. De hecho, es cierto perdí el último contra Central, pero veníamos de ganarle el anterior. Jugar un clásico es de lo más lindo que te puede pasar. Ahí no importa cómo se juega; los clásicos están hechos para jugarlos mal y ganarlos. Lo que recuerdo del clásico contra Independiente es que lo ganamos en el Cilindro, en un partido muy trabado con gol de Adrián (De Vicente). En esa tarde el Turco se bajó los pantalones cortos mirando a la hinchada rival...
-¿La frutilla del postre para tu carrera hubiera sido ganar un título?
-La verdad que sí, estuve muy cerca en Newell´s, donde perdimos el campeonato sobre el final contra River, con un gol de Trotta sobre la hora. Y como te decía, en Racing también llegábamos muy bien perfilados a la recta final del Apertura 1993 y nos pinchamos al final.
- También tenés el récord de convertir un gol que en realidad no fue. ¿Cómo es eso?
-Ja, yo no estoy seguro que no haya sido y hay que tener cuidado porque capaz nos sacan los puntos como esta todo hoy en día, ja. Fue jugando para Huracán, contra Gimnasia. El arquero del Lobo era Rolando Cristante, que luego hizo una carrera bárbara como futbolista y ahora también como técnico. Me parece que fui cábala para él. Así como el querido Loco Houseman, que en paz descanse, se había olvidado de que había hecho un golazo, yo hice uno que no fue para reivindicarlo, ja.
-Después de retirarte hiciste un montón de cosas. Llegaste a ser DT de Platense. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Como toda experiencia sirve, fueron sólo 15 partidos y me hicieron dar cuenta de que yo soy una cosa y parezco otra. A mí me duele mucho el existismo, que no se tenga en cuenta el esfuerzo, el trabajo y las ganas que uno le mete. Cuando agarré las riendas del equipo, estábamos prácticamente descendidos, jugábamos casi con los pibes de la Quinta División. Y en ese Nacional B había jugadores como, por ejemplo, Ariel Ortega en Independiente Rivadavia de Mendoza. Era muy competitivo. También me harté de la gente que, por ejemplo, va a la cancha y putea a los pibes del club que están dando los primeros pasos y se les cae un montón de presión encima. Hay cosas que por más que sucedan, no las puedo aceptar.
-Desde hace un tiempo también estás incursionando en la política...
-Sí, soy Subsecretario de Deportes del partido de Malvinas Argentinas, pero aclaro que no soy un político, sino que lo que quiero es aportar mi granito de arena en todo lo que es el deporte social. Hay mucho para hacer en todos los lugares del país para ayudar a que los pibes hagan deporte, a sacarlos de las adicciones, darles charlas. Hay mucho trabajo por delante y de alguna u otra manera creo que es una forma de ayudar. Que no haya presupuesto para estas cosas molesta y mucho.
-También te llevás bien con la pantalla chica...
-En los últimos años estuve en varios programas como panelista y comentarista. Y ahora estamos viendo que puede salir para el año que viene en cuanto a programas de TV. Paralelamente a estos gustos que nos damos, sigo en el negocio de la construcción, al cual estoy abocado.
-Obviamente estás muy pendiente de los partidos de nuestro fútbol. ¿ Cómo lo ves al equipo de tu amigo Chacho?
-Trato de ver la mayor cantidad de partidos posibles, más que nada veo los equipos a los cuales les tengo cariño y más ahora que esta Chacho, más vale. A Racing lo veo firme, sólido, muy trabajado. Seguramente va a seguir evolucionando partido a partido con un técnico con ideas bien claras. A fines del semestre pasado considero que a Racing le pegó fuerte el cansancio, el desgaste y encima el plus de que en ese sprint final le tocó la mayor cantidad de cotejos con lluvia. Eso influye para las lesiones y el cansancio también. Otro detalle no menor fue la partida de Lautaro Martínez, la joya de la abuela, que no iba y no es fácil de reemplazar. Pero le tengo mucha fe en este torneo, no voy a decir mucho más porque sería muy parcial por estar Chacho ahí, ja.
-¿En algún momento se barajó la posibilidad de trabajar en el cuerpo técnico del Chacho?
-No. Considero que hoy a los 54 años puedo estar más en un rol de asesor, si se quiere. Poder evacuar alguna duda o consulta, pero hay que darle espacio a toda esta camada de técnicos jóvenes que están demostrando hacer bien las cosas: Gallardo, Chacho, Guillermo (Barros Schelotto) y varios más. Siempre lo charlo con amigos más contemporáneos y opinamos que nosotros hablamos de otra forma, tenemos otro estilo y quizás en el fútbol de hoy hace falta otra cosa que la que yo pueda ofrecer.
-¿Cómo evalúas todo lo que se habla y se dice de Centurión en el día a día?
-Cada cual siente el fútbol a su manera. Yo no lo voy a juzgar a Centurión por cómo actúa, hay que ver cómo a uno lo pinchan y lo predisponen para llegar a algunas actitudes. Sí te puedo decir que es un grandísimo jugador, que enchufado tiene nivel de Selección y que le va a seguir dando muchas alegrías a la gente de Racing.
-Me dijiste que tenes cuatro hijos. ¿Alguno de ellos te salió futbolero?
- Ja, no. En esa no me siguieron. Tengo dos hijas preciosas y los dos varones son fanáticos de las motos. Motocrosseros, ponele, ja.
Hermosa nota. La verdad me compenetro tanto en cada una de ellas que es como si yo estuviera hablando con el. INOLVIDABLE EL LOCO !!
Gracias por compartirla, enorme abrazo.