"Licha me pedía que no me cayera. Lo mismo, Nery Domínguez, mi compañero de habitación en la concentración. También Sigali y Orban. El que más me contuvo fue Javi García. Desde mi primera lesión, era el que todos, pero todos los días, me levantaba. Es algo que no voy a olvidar nunca. Cuando llegaba con la cabeza gacha, me decía que me dejara de joder, que mirara para adelante, que nos necesitábamos todos. Se lo voy a agradecer de por vida”.
Alejandro Donatti acompaña su relato con emoción. La voz se le pone temblorosa de sólo recordar lo que hasta hace pocos días era una etapa de impotencia. El Flaco no miente cuando le cuenta a Olé que en la cancha entra en un estado de trance que lo convierte en caudillo, en una voz de mando que sepulta su timidez en la vida cotidiana.
Temperamental en el juego y muy sentimental de la línea para afuera, no esconde su lado sensible, que es amplio. Ni su gratitud. Llegó a preocuparse casi más por los otros que por su propia imposibilidad de jugar por esas dos lesiones que, en este semestre, apenas le permitieron ser titular en dos partidos.
El último, el del triunfo ante Gimnasia, marcó su regreso. El del resurgimiento. Y fue una de las figuras. Racing festeja con aplausos haber recuperado a uno de sus líderes.
-¿Cómo fue el retorno?
-Venía de pasarla mal. Me costó mucho. Fue difícil la primera lesión (NdeR: se desgarró el psoas izquierdo, en una práctica). Y después, volver y lesionarme de nuevo (con Argentinos, desgarro en un isquiotibial de la pierna derecha). Las lesiones me mataron la cabeza. Gracias a Dios, tengo unos compañeros que estuvieron en todo. Me ayudaron mucho junto a mi familia. Son los que siempre están. Y lo pude llevar adelante.
-Una vez contaste que sos fuerte en lo mental. ¿Esta vez no te alcanzó?
-Pasa que pienso en la gente que confió en mí: el presidente, Chacho y los hinchas, que estaban entusiasmados... Y de golpe, sentí que se me vino todo abajo. Venía haciendo las cosas bien, intentaba dar lo mejor adentro y afuera de la cancha. Y ocurrió lo impredecible. Ya pasó, quedó atrás.
-Y atrás quedó, también, ese llanto cuando salías de la cancha de Argentinos lesionado. ¿Cómo fueron esos segundos?
-Se me puso la cabeza negra, fue una amargura terrible. Sentí que les estaba fallando a todos, aunque fuera sin querer. Y a mi familia, que tanto me había apoyado en la lesión anterior. Veía todo negro. A medida que fueron pasando los días, lo fui superando.
-Hacés mucho hincapié en que le fallaste a la gente. Es como si hubieras pensado más en los otros que en vos.
-Soy así, desde chiquito. A veces mi familia me dice que tengo que pensar un poco más en mí. Y yo no quiero cambiar, sinceramente. Mientras que la gente que me quiere esté bien, yo también estaré de esa manera.
-Contra Gimnasia jugaste como si hubieras venido de mucha continuidad. ¿Superaste tus propias expectativas?
-La verdad, pensaba que me faltaría ritmo. Creía que en algún momento me iba a ahogar, que me iba a costar más. Pero me sentí muy bien, tanto en lo físico como de la cabeza. Tenía un poco de miedo. No por la exigencia, sino porque venía de dos lesiones con mala suerte. El domingo, en La Plata, tuve la misma comodidad que cuando venía jugando. Fue una gran alegría, volví bien.
-¿Hablaste mucho durante el partido?
-Como siempre. Eso no lo voy a dejar. Traté de acomodar a mis compañeros de atrás para adelante, dándoles confianza. En la cancha me transformo en lo opuesto a lo que soy en la vida. Saco mi mando, tengo una voz fuerte que se hace sentir. Se puede decir que soy un líder, un caudillo, pero de los tranquilos, je. Afuera no me gusta pelear con nadie, eh. No contesto, siempre me callo. No soy de hablar tanto. Igualmente, antes me peleaba mucho con mi mujer. Discutíamos bastante, je. Volviendo al tema, Leo (Sigali) y Lucas (Orban) también tienen que ser voz de mando. Tenemos que hablar todos. Esto es así: un grupo, un equipo.
-¿Qué viste de la dupla Sigali-Orban en el tiempo que estuviste sin jugar?
-Se armó una zaga muy buena con ellos dos. Estaban jugando muy bien. Esperemos seguir así, tirando todos para el mismo lado. Queremos lo mejor para Racing. Ahora yo me propuse no salir más. Desde el primer partido que jugué acá, quise eso. Más ahora, por cómo te trata la gente y cómo se van dando los resultados del equipo. Tengo que devolverle a la gente lo bien que se portó conmigo en el semestre pasado. Siempre recibo palabras de aliento. Me bancan siempre en Instagram y Facebook.
-¿Cómo fue la vuelta a tu casa después de tu reaparición en el Bosque?
-Me felicitaron. Me saco el sombrero con mi mujer. Tatiana es una fenómena en todo: “Dejá de estar bajoneado, ya está, pensá en lo que viene”, me alentaba. Cada vez que tuve que definir algo de mi carrera, siempre estuvo ella a mi lado.
Con Gimnasia, mi viejo (Julio) y mi vieja (Tita) vinieron desde Rafaela a verme, con mi esposa y mi hija. Aprovecharon que algunos de mis amigos venían y los cargaron ellos. La familia me banca en todo siempre. Hizo muchos sacrificios.
-¿Cuáles recordás más?
-Me costó mucho alejarme cuando era chico y empezaba a jugar al fútbol. Los que sufrían eran ellos, y hoy mi mujer es la que soporta mis caras de culo a veces. Es la que más siente todo, la que se emociona cada vez que me nombran o algo. Ella la pasó conmigo, eh. No es que nos pusimos de novios en los momentos buenos... La pasamos... Hasta tuvimos que pedirle plata a un compañero para comer.
Cuando jugaba en Boca Unidos, en Corrientes, teníamos que sacar un colchón y dormir con medio cuerpo afuera en el balcón por el calor que hacía. O se cortaba la luz y nos quedábamos sin aire. La gente correntina siempre me trató de maravillas, pero no cobraba un sueldo grande. Ella era estudiante. Yo le propuse irse a vivir conmigo. “Mirá si tu viejo viera que te estoy haciendo cagar de hambre, je. ¡Me va a matar!”, le decía en joda. Ahora nos reímos.... Siempre pudimos sacar todo adelante entre los dos.
-Y hoy estás en un equipo firme en la punta... ¿Cómo es estar en lo más alto?
-Cada uno de los jugadores de Racing sabe lo que hay que hacer. No podemos regalar nada en la Superliga. Si entramos medio dormidos, nos cuesta el doble. Podemos ganarle a cualquier equipo, tenemos un gran plantel. Pero si no hacemos lo que debemos, también podemos perder con cualquiera. Esperemos seguir, enfocados en lo que viene.
-¿A Gimnasia le ganaron con la actuación convincente que se debían? En los anteriores dos triunfos no habían podido jugar con un nivel alto.
-Hicimos un partido muy inteligente. Sabíamos que era un rival muy complicado, más en su cancha. Imaginamos un partido muy trabado, sin tanto juego. Pero gracias a Dios lo llevamos muy bien. Cuando había que tener la pelota, hicimos un gran trabajo. Y si había que meter, apretamos. Fue un trabajo muy completo, se plasmó prácticamente todo lo que habíamos ensayado en la semana previa.
-¿Cómo definís el momento de Licha?
-Es impresionante lo de Lisandro. Es un orgullo tenerlo en el plantel. Incentiva a cada jugador a dar lo mejor de uno. Con su experiencia (35 años), lo que corre... Da todo por el club. ¡Y cómo juega! El jugador se contagia de todo lo que transmite él. Lisandro es un fenómeno en todos los aspectos. Esperemos seguir disfrutándolo mucho más y darle una alegría a él también con un título.
-Pillud contó que Licha, durante una práctica, le aseguró que van a ser campeones. ¿Percibís eso en el vestuario?
-Sentimos que tenemos equipo... El tema, insisto, es no relajarse. San Martín de Tucumán nos ganó, y se supone que no está a nuestra altura.... Sabemos que tenemos grandes chances de ser campeones, pero vamos paso a paso, tranquilos.
-¿Racing es el mejor equipo del campeonato?
-Tratamos de serlo. Con la gente y el grupo que tenemos, en eso seguro somos los mejores. Dentro de la cancha buscamos eso.
-¿Les gusta que se lleve la máxima atención el Superclásico de la final copera?
-Tenemos que aprovechar todo. Ahora que Boca y River piensen en la Copa, eso nos favorece. Nosotros debemos pensar en ganar cada partido sea como fuere. Estamos en un club grande, obligados a eso.
El dolor del Flaco por la pérdida de su mejor amigo
-Una vez dijiste que tenías un amigo que falleció en un accidente y solés pedirle cosas. ¿Le encomendaste un título?
-En todos los partidos siempre le pido a él y a la virgencita de Itatí. En Brasil le pedí por el Torneo Carioca y, gracias a Dios, lo gané con Flamengo. Ahora le pedí un título con Racing. Ya me dio tanto... Con que me dé un poquito más...
Con Leo estábamos todo el día juntos en la infancia. Vivíamos, dormíamos, todo juntos. Un día salió en la moto... Yo lo esperaba, como siempre. Tuvo un choque y no lo vi más. Antes de cada partido miro al cielo y me persigno pensando en él. Tengo su nombre tatuado en un gemelo.
-¿Le pedís goles también? En la Superliga pasada metiste seis y el domingo estuviste cerca de hacer otro, de cabeza.
-No sé por qué, pero siempre pienso “esta es mi pelota” y por ahí se me da. Te juro por Dios, no te miento. Por los 28, 30 ó 33 minutos, siempre pienso que me llegará el gol. Es todo de la cabeza...
Fuente: Diario Olé
Hermosa entrevista. Un grande el flaco. Admiración y agradecimiento para él!
Excelente nota, te hace sentir siempre más cerca del jugador, conocerlo y quererlo un poco más. Es lindo saber también que cada jugador que habla, destaque lo cómodo que está en el club y lo cómodo que la gente lo hace sentir