El fulminante número que desnuda al Racing de Costas

El Racing de Costas está donde está por diferentes motivos. No es casualidad este presente lleno de dudas e incertidumbre. Para nada. Hay muchas cuestiones que avalan el enojo de gran parte de los hinchas con el entrenador y con los jugadores. Incluso estando en una semifinal internacional luego de 27 años. Con todo lo que eso significa. Tan mal está la cosa que el logo en la Copa Sudamericana y la ilusión de ser campeón en ese ámbito, no hace calmar la bronca. Al menos por ahora.

Sabido es que a nivel táctico hay muchas falencias. Y que el funcionamiento no se logró durante casi 10 meses. No hablar de las miles de indecisiones, los idas y vueltas con los diferentes sistemas tácticos (con Vélez en el mismo partido usó tres diferentes) y decisiones que condenan al técnico de la Academia. Caprichos que ya cansan, jugados que siguen teniendo minutos pese a su bajo nivel y poca autocrítica en las conferencias de prensa. Pero todo eso ya es moneda corriente y parece difícil que cambie ya con el fin de la temporada acercándose.

Sin embargo, hay un fulminante dato que desnuda al Racing de Costas. Lo deja en evidencia más allá de intentar querer maquillar con excusas este momento. O con la victoria ante Athletico Paranaense por la Copa Sudamericana que nos depositó en la semifinal. Muchas veces los números no dicen nada, pero en otras ocasiones marcan una clara tendencia para entender lo que le está pasando a este equipo que en la segunda parte del año se cayó a pedazos.

Así es, hasta ahora, el segundo semestre del Racing de Costas

Luego de un primer semestre de regular a malo, más que nada por los golpes duros sufridos (eliminación temprana de la Copa Argentina ante un equipo del Ascenso y sin entrar a los cuartos de final de la Copa de la Liga), se intentó pensar en positivo. Pensar en que más allá de la falta de funcionamiento y de no haber estado a la altura en esas dos competencias, podían empezar a aparecer más buenos resultados que den una regularidad. Porque más allá de esos golpes, en cuanto a números generales, los primeros seis meses eran debatibles. De 27 partidos jugados ganó 16, empató cuatro y perdió siete. Incluso algo de lo que se agarraba el técnico de la Academia y sus colaboradores.

Pero en el segundo semestre la fortuna y la baja de algunos niveles individuales hicieron que esos triunfos que muchas veces dependían de estos dos factures, no estuvieran. La cuestión táctica o el hecho de enfrentarse a rivales mejor trabajados hacían que las individualidades solas no pudieran. Y el Racing de Costas empezó a caer. Tanto que hoy sólo lo sostiene la Copa Sudamericana. En lo que va de la segunda parte del año jugó 16 partidos. De esos, ganó siete, empató tres y perdió seis. Con derrotas ante equipos realmente flojos (Sarmiento, Gimnasia, A. Tucumán) y dos empates duros como el Clásico de Avellaneda con uno más durante 60 minutos y con Platense en el Cilindro.

Datos que sentencian al Racing de Costas que perdió casi lo mismo que ganó en esta segunda parte del año. Y de estas siete victorias se destacan la del clásico con Boca y con los brasileños de local. Luego son todas ante rivales menores. No hablar de que a 10 fechas de que termine la Liga Profesional se quedó afuera de la pelea y que en la tabla anual sigue cayendo lugares. Un equipo que ahora, además de no tener funcionamiento, no jugar bien y tener niveles bajos, tampoco consigue buenos resultados. En la Sudamericana, con Cornithians también herido, sigue con vida y sueña con conseguir algo de todo esto...