"Laburo con los taxis, la peleo a diario"

Gentil, empático, aunque algo acelerado por el vértigo del tránsito que abruma la Capital Federal, nos atiende Alejandro Eliseo Allegue, aquel mediocampista surgido de la cantera académica, que jugó cinco años en la Primera de Racing. Desde sus múltiples apodos, sus vivencias con Perfumo y Maradona, su inolvidable gol al Rojo, sus mejores actuaciones, sus aventuras por el mundo como jugador profesional, su feliz presente arriba del taxi, sus emprendimientos varios. El Cabezón nos cuenta absolutamente todo en esta entrevista exclusiva de RdA.

-De chico eras simpatizante de Independiente e hiciste todas las Inferiores en Racing. ¿Cómo la llevabas?
-Sí, llegué a Racing en Octava e hice todas las Inferiores. De chico simpatizaba por Independiente, pero después uno va adquiriendo cariño por el equipo donde juega. De hecho, cuando en las Inferiores jugábamos contra Independiente, dejaba todo. Ya se sentía la rivalidad desde chico y uno obviamente defendía a muerte los colores del equipo donde jugaba.

-Debutaste en la Primera de Racing en 1991 de la mano de Roberto Perfumo en cancha de Boca. ¿Te acordás de aquel día?
-Sí, fue por un partido de la Liguilla contra Boca. Para ellos jugaban Batistuta y Latorre. Terminamos empatando 1 a 1 y para mí fue una sensación hermosa debutar con la camiseta donde había hecho todas Inferiores. En ese partido, además, hubo que meter mucho para neutralizar el juego de ellos.

-Jugaste en varios sectores del medio. ¿Cuál era tu posición natural?
-En Inferiores jugaba siempre de volante central y después me fui adaptando en Primera a lo que hiciera falta. Jugué por derecha y por izquierda. Al principio peleaba el puesto con Marini y después trajeron al Pepe Basualdo, a Saralegui... Siempre hubo mucha competencia, pero sana. Yo de lo que me dijeran los técnicos, jugaba sin dudarlo.
-Tuviste varios técnicos que te dirigieron en Racing; Perfumo, Grondona, Chiche Sosa, Solari, Babington, Cubilla, Maradona...

¿Con cuál te quedas de todos ellos?
-La verdad, con todos aprendí distintas cosas. Particularmente, rendí muy bien con Perfumo en ese primer tramo de mi carrera. También anduve bien en el equipo que peleó el torneo con Babington e hice una buena temporada con Humbertito Grondona. Todos me dejaron enseñanzas.

-¿Qué podés contar de la experiencia de haber sido dirigido por Diego Maradona?
-Es como casi todos te dicen: el verlo a Diego ya te ponía la piel de gallina y te motivaba mucho a entrenarte. Tenía mucha llegada con aquel plantel. Fue inolvidable cuando nos lo presentaron en aquella pretemporada de Santa Teresita.

-¿Cuáles fueron tus mejores compañeros en Racing?
-Estuve en lindos planteles, siempre me caractericé por llevarme bien con todos. Tenía mucho respeto por los más grandes como el Turco García, Cacho Borelli, así como también buena onda con los jugadores de mi categoría como Nacho González, Fleita, Carranza. También con todos los pibes que venían de las Inferiores, como el Bocha Ramírez, Galarza, Akselman... En definitiva, con todos.

-¿Quién te puso el apodo Simpson?
-Me acuerdo que lo inventó el relator Marcelo Araujo en aquel partido que empatamos con el Rojo 2 a 2 en cancha de ellos. Esa fue la primera vez que lo escuché cuando vimos el resumen del partido a la noche. Los compañeros del plantel me decían cualquier apodo: Cabezón, Willow (el protagonista enano de la película estrenada en 1988), de todo, ja. Pero siempre me lo tomé con mucho humor.

-Todo tiene que ver con todo, Alejandro. Tu cabeza justamente es la que te permitió empatar aquel clásico en la Doble Visera.
-Fue un partidazo. Ibamos ganando 1 a 0, nos dio vuelta el partido Independiente y después lo termino empatando yo con un cabezazo ante la salida de Islas. Y lo más loco fue que casi lo ganamos sobre el final a través del Turco García. Racing llevaba un invicto de 10 años sin perder contra Independiente y con aquel gol de cabeza lo estiramos un año más.

-Cuenta la leyenda que por ese gol en el clásico se te complicaron las cosas en el barrio…
-El tema es que, en mi infancia, con mis amigos íbamos a ver Independiente. Justamente uno de esos amigos, la misma noche del empate 2 a 2, vino a tocarme el timbre de mi casa para reprocharme el gol que había convertido. Obviamente que lo saqué volando porque le hice entender que yo me debía a Racing y estuvo varios años sin hablarme, ja. Yo aquel gol lo grité con todo.

-Esa tarde pasó el famoso avioncito con la gastada al Rojo por los años sin ganarnos. ¿Se dieron cuenta ustedes de aquella movida?
-La verdad que no porque uno estaba muy metido en el partido. Y cuando terminó estábamos extenuados. Pero después, cuando nos contaron, nos cagamos de risa. Fue algo muy original, que hasta ese entonces no se había visto en ninguna parte del mundo.

-Participaste de campañas que estuvieron cerca de lograr un título como la Supercopa 1992 y la del Apertura 1993. ¿Qué les faltó?
-Esos años estuvimos cerca de ganar algo y justo coincidió con mis mejores momentos en el club. El plantel que disputó aquella Supercopa era de mucha jerarquía y se nos escapó en el partido de ida de la final en Brasil. En el Apertura del 93 arranqué como suplente y me terminé ganando la titularidad después de un gol que le metí a Vélez, el mismo día que el de rabona de Fleita. Creo que que se nos escapó en la reanudación, a principios del 94. Terminamos ahí nomás de River, hicimos un campañón.

- ¿Es cierto que Luis Cubilla los puteaba cuando las cosas no salían?
-Y... Era un técnico que venía con muchos pergaminos, pero no tenía los mejores modales cuando la mano no venía bien. Los fusibles pasábamos a ser sólo los jugadores, pero prefiero quedarme con lo bueno de los técnicos, más allá de que es cierto lo de los modos.

-¿Qué jugadores son los que más te deslumbraron en Racing?
-Teté Quiroz era un fenómeno. Cacho Borelli y el Turco García eran los que sobresalían me parece.

-¿Qué hay de cierto de que te fuiste a las manos en un entrenamiento con Abelardo “Ninja” Vallejos?
-Sí, fue una calentura en una práctica.  Ambos éramos mañosos con las manos. Y marcándolo en un centro, nos empujamos y casi que nos agarramos a trompadas. Pero Abelardo es muy buena gente y al rato ya nos habíamos amigado. De hecho, me quedó una muy buena relación con él.

-¿Por qué te fuiste vas del club en 1995?
- Porque justo se terminó el mandato de Juan De Stéfano y se fue Maradona. Llegó Otero, con Lalín en el fútbol, y se produjo una renovación. Ahí quedé un tiempo sin club, después pasé por Almirante Brown y después anduve por todos lados del mundo.

-Estuviste en Grecia, China, Guatemala y en México. ¿Que particularidades te acordás de aquellos pasos?
-Grecia fue mi primer destino. Ahí estuve poco tiempo, compartí equipo con Pucho Castro. En Guatemala fue un lindo paso: jugué en Azucareros, que era un equipo moderno que estaba bancado por los tipos del campo. Ahí la pasé bien, se pagaba en tiempo y forma. Lo más raro fue jugar en China, porque ahí la vida era completamente distinta. Era jodido el tema de la comida, duré muy poquito, no me lo aguantaba, nunca me logré adaptar. En México también estuve poquito tiempo; jugaba en el Lobos y tampoco tuve mucha continuidad.

-¿Cómo te las arreglaste una vez que te retiras del fútbol?
-Me puse a laburar con los taxis y abrí una fábrica de pastas. De hecho, aún sigo con los taxis y con algunos otros emprendimientos. La peleo a diario, pero siempre con optimismo. Gracias a Dios hoy sigo trabajando.

-¿Seguís ligado de alguna manera al fútbol?
-La verdad que no. Hasta hace varios años que no juego. Sí te puedo salir a correr bastante. Me han invitado a jugar torneos Senior y todo, pero nunca me llamó la atención para volver a meterme.

-¿Estás atento a lo que pasa con Racing?
-Sí, lógicamente. De lo que más trato de enterarme es de los partidos de Racing. Es la institución a la que más cariño le guardo. Obviamente, siempre voy a querer que le vaya bien.

-Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿modificarías algo en tu carrera como futbolista?
-No, para nada. No me arrepiento de nada y creo que las cosas siempre siguen su curso natural. Soy un agradecido a la carrera que hice, pero principalmente de la vida por la familia que tengo. Estoy muy contento con mi mujer y con mi hija, que está terminando la facultad.

 

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7 comentarios en “"Laburo con los taxis, la peleo a diario"”

  1. Tengo 40, obvio viví la época de Allegue a pleno. Más allá de las anécdotas que cuenta y los recuerdos, leo a un tipo feliz, agradecido, optimista, poniendo adelante lo que importa... me alegra y le deseo lo mejor. Estuve en la cancha de Velez el día que entró desde el banco (los dos , con el lagarto fueron cambios) ¡metía pata, eh!

  2. Capo cabezón! Siempre te recordamos con la familia! Te deseo lo mejor y gracias por el sacrificio que hiciste siempre cuando te tocó vestir la celeste y blanca. Abrazo

  3. Que linda nota, me acuerdo perfecto del gol del Cabezon contra el rojo, no tenia pinta de jugador pero rendia y dejaba todo en la cancha, gracias por el recuerdo

  4. Allegue era todo garra, algo que le faltó a muchos jugadores. El hincha siempre lo tiene presente por la entrega total, característica que se vé que aplica en la vida diaria. Fuerte abrazo Cabezón y gracias...!!!

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