El Negro Ludueña, aquel 5 de lujo de Racing que fue baleado y tuvo un ACV

Miguel Ángel Ludueña no se arrepiente de nada, salvo de que no pudo estar en la celebración recordatoria de Racing por la conquista de la Supercopa del 88 en Brasil, ante Cruzeiro, de la mano del Coco Basile. Nacido en Villa María, Córdoba, el Negro se dio
el gusto de jugar en la Academia e independiente y en Talleres y Belgrano, además de debutar en la Selección cuando tenía 33 años. También estuvo al borde de la muerte, luego de sufrir un ACV como le ocurrió a Pedro Jorge Marchetta, otro que jugó en Racing y hoy vive en Carlos Paz.

"Lamento no haber podido estar en esa fiesta, pero los médicos me prohibieron viajar en avión. Siempre estaré agradecido a la cantidad de mensajes que me enviaron Camote Acuña, Colombatti, Fillol, el Perro Olivera... Y agradezco la medalla que me enviaron. Es un recuerdo hermoso que guardare para siempre en mi corazón", contó Ludueña, quien dejó una huella imborrable en Racing por su calidad para jugar.

El Negro es una personal especial al margen de sus problemas de salud. Una vez, en Belgrano, a un directivo le abonaron con el pase del Negro y fue cedido a Rosario Central, pero hasta que le abonaron parte de la ficha no quiso firmar el contrato. En otra ocasión, en Independiente, reclamó el pago de una deuda y los dirigentes lo mandaron a practicar con la Cuarta División. Ludueña lo hizo. En Talleres, un directivo lo apuntó y le
dijo: "Vos en Talleres no jugás más". Fue a un juicio del que salió triunfal. Cada vez que ganaba algo, lo invertía en propiedades.

Cuando fue agente de jugadores (como los hermanos Graieb, Adrián Avalos o Mario Cuenca) defendió la postura de ellos. Cuando Cuenca pasó a Racing le exigieron que renunciara a la representación de Ludueña, y el Negro rompió el vínculo con el arquero. Es un díscolo, pero siempre trató de defender sus derechos y el de los jugadores. "Así siempre me maneje en la vida", aclaró.

Ludueña casi perdió la vida por un accidente cerebro vascular que sufrió a principios de este año. Los médicos se lo detectaron luego de una tomografía computada en la que aparecieron dos coágulos en el cerebro que derivaron en igual cantidad de operaciones muy complejas, "Uno de los doctores, Sebastián Juliá, me dijo en la sala de operaciones donde estaba internado que esos coágulos eran de nacimiento. Y que si me hubiese golpeado la cabeza o me daban un pelotazo, me habría muerto en el acto. Se nota que el de arriba todavía no me quiere... Volví a nacer…", contó el Negro en su momento.

El ex volante central, de los más exquisitos que tuvo Racing en su historia, vivió un episodio de violencia cuando pasó a Independiente desde la otra vereda. A bordo de su Renault Fuego, en un semáforo de Avellaneda dos hinchas lo amenazaron e insultaron. Uno de ellos , incluso, le efectuó varios disparos de arma de fuego. Ludueña arrancó con su vehículo y las balas impactaron en el guardabarros trasero. Se salvó de milagro, tambén.

El plantel de Racing que integró y ganó la Supercopa del 88 siempre se preocupó por la salud de Ludueña. "A ese grupo encabezado por el Pato Fillol, Camote Acuña, Miguel Colombatti y el periodista (Eduardo) Ramenzoni les estaré eternamente agradecido. Siempre me llamaron o me enviaron mensajes. No pude ir a la fiesta que hicieron en Buenos Aires, pero alguien me tiene que mandar una camiseta de Racing, club que guardo grandes recuerdos. Les doy las gracias a esos amigos que me dio la vida", dijo Ludueña.

Ludueña, la gloria de Racing que se va reponiendo del problema de salud

El Negro aún se está recuperando del ACV. De las operaciones no le quedaron secuelas. Todos los días debe hacer una sesión de masajes para recuperar sus movimientos en las extremidades y camina con la ayuda de un andador ortopédico. Antes debió estar varios meses en silla de ruedas. Todavía no recuperó el habla con total normalidad, por eso concurre a un fonoaudiólogo que lo trata por el tema de la voz. "A mí me pasó lo mismo, pero con mucho sacrificio y paciencia todo se logra. Vas a salir adelante", le auguró Marchetta, quien también sufrió un ACV y estuvo internado por varios meses en la ciudad de Tanti. "Me salvaron la vida en esa clínica", recordó el ex DT.

Un mediodía, Ludueña recibió la sorpresiva visita de Mauricio Caranta, quien le llevó su camiseta de arquero de Talleres (también jugó en Boca, Rosario Central e Instituto) para que el Negro se la regalara al médico Juliá. "La verdad que lo que le pasó al Negro no se lo deseo a nadie. Ademas de una gran persona fue un jugadorazo", se emocionó Caranta cuando le entregó su casaca. Otro que se hizo presente fue el presidente de Talleres, Andres Fassi: le llevo la camiseta albiazul con la firma de todo el plantel tallarín. Y el Cholo Pablo Guiñazú le envió un saludo y rogó por su pronta recuperación.

Ludueña está agradecido "de la vida, de la familia y de los amigos que siempre estuvieron a mi lado. Esos mimos que me dieron me hicieron recuperar más rápido de las dolencias. Casi me muero. Pero volví a nacer. Por eso, simplemente, a todos les quiero decir muchas gracias".

Autor: Ramón Gómez.