El teléfono suena y suena, y cuando atienden desde el otro lado uno se sorprende por la claridad con la que se escucha. Porque la comunicación no es una más. Es con Mangundze, Mozambique, el recóndito lugar del planeta que más feliz lo hace a él y en el que él también logra llevarle felicidad a su gente.
A más de 9 mil kilómetros de Buenos Aires, Racing de Alma se encuentra telefónicamente con el padre Juan Gabriel Arias, aquel cura que años atrás integró la comisión directiva de Rodolfo Molina y que saltó a la fama en el mundillo de Racing por albergar en su parroquia los festejos cuando descendió el vecino, así como también por mostrar orgullosamente los colores de la Academia en cada misa. "Estaba terminando de cenar, por eso tardé en atender", se excusa Juan aunque no haga falta. Con una diferencia de cinco horas entre ambos puntos del mundo, inicia la charla con RdA.
-¿Estás definitivamente asentado allá, no?
-Sí, me vine a vivir en enero de 2015 y la idea es quedarme acá. No pienso en volver, quiero encadenarme a este lugar.
-¿Qué rol estás cumpliendo?
-Soy párroco de una misión en Mangundze que abarca 44 comunidades. Hacía 25 años que no había ningún sacerdote a cargo, sino que la atendían desde una capilla vecina y con muchas dificultades, porque visitar esa cantidad de lugares era muy complicado. Ese es mi trabajo principal. Estoy con la parte religiosa pero también con la social, que en realidad van unidas. Algunas de las comunidades que cubrimos quedan a más de 90 kilómetros de distancia y con rutas que no son de asfalto. Para ir a las que están más lejos tengo que cruzar planicies, arenales… a veces, cuando llueve mucho hasta se forman lagunas y no se puede pasar por el barro. Son cosas normales del campo.
-¿Qué encontraste allá que te cautivó tanto?
-Yo siempre quise misionar y pensaba que los sacerdotes estábamos mal distribuidos en el mundo, con la mayoría concentrados en las ciudades. Además, me gusta trabajar donde hay personas pobres. Al principio pensaba en ir a algún lugar de Sudamérica, por la cultura y el idioma, pero en el año 2000 tuve la posibilidad de hacer una experiencia de tres meses en Mozambique y me quemó la cabeza. Vi que acá podía trabajar bien y estar acá, para mí, es como jugar un Mundial para un jugador de fútbol. Es lo máximo que puedo aspirar en mi carrera. Estoy en lugares en los que la iglesia nunca llegó y me siento muy útil. Es todo tan básico a nivel social que cualquier cosa que uno haga, por poco que sea, tiene un impacto enorme. Es muy fuerte. Con lo poco que hago salvo vidas: ir a buscar a un enfermo a la casa para llevarlo al hospital, por ejemplo, porque sino esa persona se muere en su cama. O una mamá que está atravesando un parto complicado y que la llevás al pueblo más cercano (20 kms) o a una ciudad más grande (a 40), porque donde estamos nosotros no tenemos los medios adecuados. O a los chicos, que a veces comen una vez por día, o día de por medio, poder darles el desayuno en la escuela primaria gracias a la Fundación Messi que me ayuda con eso, es maravilloso. Yo soy un medio para juntar al que quiere ayudar con el que está necesitado. Los mismos padres, cuando ven más gorditos a sus hijos, te agradecen. Ver eso me motiva mucho para continuar trabajando acá. Lo que yo hago es muy poco, simplemente estar y visitar a la gente, pero me da mucha alegría y me siento un privilegiado estando acá.
-Recién mencionaste a la Fundación Messi, que te ayuda con los desayunos, ¿el resto cómo se banca?
-Oficialmente yo recibo muy poca plata. Apenas unos 300 dólares de la Diócesis de Buenos Aires, que no me alcanzan ni para el combustible. Para que te des una idea, gasto cerca de 100 dólares por semana en nafta, y lo que me dan acá no llega ni a 20 dólares por mes. Es algo simbólico más que nada. Lo que sí tengo son amigos que me ayudan, como Rodolfo Molina. Personas que me conocen y que me hacen depósitos en la cuenta del Banco Galicia (NdeR: figura debajo de la nota para quienes quieran colaborar), y uso eso para comprar en los supermercados o cuando estoy en alguna ciudad. Scholas Ocurrentes también me da una mano para los proyectos, al igual que la fundación del Papa Francisco y una fundación mozambicana. Yo dependo de la ayuda de los otros. Para mantener toda la estructura, con empleados, mantenimiento de los autos y de los edificios, tengo entre 2.500 y 3.000 dólares por mes de gastos. Si no tuviera ayuda de personas de afuera no podría hacer todo esto. El mismo Francisco me ha ayudado y cada tanto me tira un centro. La Fundación Messi me da todo el alimento para darle a 15 mil chicos, pero toda la logística la tengo que montar yo. Para eso tengo a dos empleados que salen todos los días con una camioneta que tuve que comprar de segunda mano, con el objetivo de repartir la comida. Sin ayuda externa es todo muy difícil.
-Justamente hace poco visitaste al Papa, ¿cómo es tu relación con él?
-No tengo contacto frecuente, ni tampoco tengo su teléfono. Sí lo visito una vez por año porque siempre tuvimos afinidad. Además, él siempre tuvo un cariño especial por las personas que trabajábamos con los pobres, como tiene con los curas villeros, por ejemplo. Siempre se mostró dispuesto a apoyarnos. Mantenemos la relación de confianza y de amistad pero no es que tengo un trato directo o que hablo siempre. Él tiene mil problemas y yo apenas soy un granito de arena en su cabeza. Me doy el gusto y cada vez que lo visito le pregunto si volveré a ir el próximo año. Por ahora, siempre me dijo que sí (se ríe).
-¿Seguís la actualidad de Racing?
-Tengo síndrome de abstinencia con Racing, totalmente. Toda persona, cuando tiene una misión grande, debe dejar cosas de lado. Una mamá que tiene un hijo enfermo abandona todo lo que sea necesario para ayudarlo, y a mí me pasa algo similar. Venir a hacer mi trabajo en Mozambique me hizo renunciar pero no a Racing, sino a poder ir a la cancha y a estar en el día a día del club. Uno misiona con lo que es, y yo a la Academia la llevo en la sangre. Como siempre, y gracias a un amigo que me donó la pintura, pinté la iglesia en la que estoy de celeste y blanco, y con los jóvenes jugamos al fútbol con la camiseta de Racing. También dono camisetas a otras comunidades y de a poquito les voy inculcando el amor por el club, ja. En Maputo formamos un equipo que está jugando en la segunda división, que es el Racing Club de Mozambique. Gracias a Alfredo Chiodini nos dieron toda la ropa para el plantel. En cuanto a seguir la actualidad del fútbol, ahora con internet es mucho más fácil. En la primer época en que vine, allá por 2003, la zona estaba mucho más aislada. Para ir a revisar el mail me tenía que ir a 25 kilómetros porque ahí estaba la única computadora pública que había, que era un desastre, y a la que yo le hacía el mantenimiento.
-¿Les enseñaste algún cantito o son complicados para el idioma?
-(Piensa) Alguna vez lo hice, algún canto o alguna frase. Mis amigos me regalaron un montón de remeras de cuando descendió Independiente y yo se las doy a ellos. A la gente que viene le llama la atención porque pareciera que nacieron en Avellaneda, tienen la cabeza quemada con Racing y son fanáticos. A veces vienen otros misioneros para ayudar a construir y quieren convencerlos para hacerse de otros equipos argentinos. ¿¡Para qué!? Los sacan cagando, no quieren saber nada.
-¿Qué balance pudiste hacer de tu participación en Comisión Directiva?
-Es una buena pregunta, nunca me la hicieron, pero sí hice balances interiormente de esos cuatro años y medio. Yo pensaba que Racing necesitaba de mi ayuda e hice lo que pude. Creo que desde mi sector, al ser el encargado de Racing Solidario, pude hacer algo importante. Lo creamos nosotros a fines de 2008 y ahora es un Departamento importantísimo y con una presencia muy fuerte en el club. En otras cosas yo no tenía cabida y me sentí usado por algunos colegas. Cuando vi gente haciendo cosas que no me gustaban, porque yo pensaba que estaban robando y que le estaban haciendo mal a Racing, con Molina nos plantamos e hicimos la separación. Para mí esa situación era insostenible, yo no quería que esa gente siga en el club. En la segunda elección, cuando presentamos a Cogorno, Molina no quiso presentarse y lo entendí porque fue muy estresante todo lo que él vivió. Se hizo cargo de muchas cosas. Es una persona honesta. Se lo notó muy desgastado físicamente después de su mandato. Desde mi lugar siento que pude hacer algo por el club pero en lo deportivo nunca tuve lugar, era dejado de lado.
-¿Con Víctor Blanco tenés trato?
-En las últimas elecciones yo ya me estaba viniendo para Mozambique y no iba a estar en el club. Con Víctor mantengo una buena relación, al igual que con su familia, y le dije que había algunas personas de su entorno que yo no quería en Racing. Él es una persona excelente, eh. Tal vez está mal aconsejado a nivel deportivo pero es un ser humano honesto y que le hace bien al club. Gracias a Dios ahora vivimos una época muy diferente, y creo que tanto en la oposición como en el oficialismo hay gente valiosa. Creo en la unidad en Racing pero no quiero gente que roba. Banco la idea de una lista de unidad entre la gente buena, capacitada y honesta. Entiendo la idea de Víctor de que Racing es una familia y de que hay lugar para todos, es más tolerante que yo y tal vez sea la postura más correcta, pero yo tengo un punto de vista diferente. Tal vez tengamos distinta valoración de algunas personas. Para mí, el que le roba a Racing le roba a mi vieja y no lo puedo bancar.
-¿Lo decís por alguien en especial?
-Por varios, pero hay uno que es más grave, y fue el principal motivo por el cual no lo apoyé en las elecciones. Para mí, poner a un representante de jugadores como dirigente de un club es como poner a un perro a cuidar el asado. Esas son cosas que no se ven pero que pueden hacer mucho daño. Quizás yo esté equivocado y nadie esté aprovechando para hacer sus negocios con nuestros pibes. Ya estoy lejos de Racing, aunque sigo las noticias y hablo cada tanto con amigos. Blanco está haciendo, en general, una excelente gestión. El punto flojo, creo yo, son los libros de pases.
-Así como te hice una pregunta que dijiste que nunca te habían hecho, ahora te hago una que ya te hicieron muchas veces. ¿El diablo existe?
-(Se ríe) Noo, el diablo no existe, es un invento del marketing.
Información para hacer donaciones a la misión del Padre Juan Gabriel
Banco Galicia: Juan Gabriel Arias
CUIL: 20-20205589-4
Caja de ahorro: 4011775-7 128-1
CBU: 00701286-30004011775712
Un Maestro !!!!! Orgullo Racinguista !!! Y totalmente de acuerdo...el diablo no existe.. Jaja
a ver aparezcan todos ahora a decirle anti racing, queres volver al viejo racing, tenés mala memoria etc, hay q apoyar, no hay que decir que esta todo bien, ni en racing ni en nada, blanco puede hacer las cosas mucho mejor aun, lo q no quiere decir que no haya hecho ya un monton de cosas buenas, pero hoy racing tiene economicamente la posibilidad de competir con boca y river como no lo hacia hace decadas, gracias a la venta de los pibes, entonces no aprovechar eso y tirar la guita en refuerzos falopa, es un error que podemos lamentar dentro de 4 o 5 años, porque los pibes no van a salir siempre....
Se refiete al hijo de Jimenez,ese es el representante.
El hijo de Gimenez es representante de quién?
Muchachos, sigan tirando de esa piola, transparencia de alma para Racing.