Impresionante e histórico festejo de Racing en el Obelisco

Querían estar cerca de ellos. Mirarlos a los ojos. Devolverles gratitud a sus jugadores por la conquista de la Copa Sudamericana. Como fuera. Y ellos, los futbolistas, necesitaban agradecerla a los hinchas por semejante apoyo, por tantas demostraciones de amor reflejadas en esa marea académica que invadió la Nueva Olla de Asunción, que hizo banderazos, que copó el Cilindro con la pantalla gigante. Como en los mejores tiempos, la gloria de Racing otra vez abrigó al Obelisco. Miles y miles de hinchas salieron de su casa un domingo y se juntaron para ser parte del festejo de Racing en el Obelisco.

Un día después de la fiesta conmovedora en Asunción por el 3-1 sobe Cruzeiro ante más de 35.000 corazones académicos, la celebración siguió en el habitual punto de celebraciones de Buenos Aires. Fue algo histórico que quedará grabado a fuego en las páginas más alegres del club, en la memoria los protagonistas y de los fanas. "Dale campeón, dale campeón", estalla la gente, mientras los jugadores se van pasando la Copa entre ellos y se prenden en los cánticos. Maravilla Martínez, Roger y muchos más transmiten en vivo . "Y vamo', vamo', vamo' , vamo', vamo' la Acadé, te vinimos a ver ,te vinimo' a alentar, de la mano de Costas la vuelta vamo' a dar", , explota en las calles. Almendra, hincha de Racing, agita sus brazos.

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El posteo de Gabriel Rojas en el histórico festejo de Racing en el Obelisco.

Maravilla Martínez transmitió gran parte del festejo de Racing y se sorprendió con la cantidad de hinchas en el Obelisco

"Gracias por el apoyo a toda la gente", dice Maravilla y besa la medalla, un rato después de que la rama de un árbol pasara muy cerca de la cabeza de varios jugadores. "Esto está lleno", se sorprende el delantero que terminó como máximo goleador de la Sudamericana con 10 tantos, misma cantidad que Yuri Alberto, de Corinthians. Los jugadores tienen sombreros, toman algo, agitan paraguas. "Vamos que la Copa está acá, en la Argentina", expresa Maravilla. E

Cerca de las 16 la delegación regresó al aeropuerto de Ezeiza en un vuelo chárter y salió directamente por pista. Se subieron al descapotable y fueron rumbo al Obelisco, donde los esperaba una multitud. Los más ansiosos estacionaron temprano al costado de la autopista Ricchieri, bajó algún árbol que les diera sombra y aguardaron, atentos, a que pasara el ómnibus ploteado para prenderse en la caravana detrás. Familias enteras se apostaron al costado del camino con banderas, camisetas o cualquier elemento de la Academia. Escoltado por decenas de motos de la policía con sirenas activadas, a medida que el descapotable iba avanzando los fanas a los costados iban saludando a los jugadores que estaban eufóricos. Una imagen conmovedora. Y todavía faltaba lo mejor, en el punto de encuentro acordado.

Cómo se fueron preparando desde temprano

En el Obelisco tomaban posición mientras cantaban por la Academia. Algunos, peligrosamente, se trepaban a los semáforos que se tambaleaban por el peso. Fiesta y más fiesta académica por todos lados, con los jugadores saludando desde arriba del colectivo, saltando, cantando al ritmo de la gente. Y Costas, que siguió disfrutando mucho más como hincha que como entrenador. La coronación en Asunción rompió una sequía de 36 años sin títulos en el plano internacional y se veía venir una celebración de este calibre con gente especialista en eso como lo es la de la Academia. Con el corazón, la gratitud, las ganas de ver lo más cerca posible a sus ídolos. Así lo vivieron los hinchas que deliraron. Que siguieron delirando.

La obtención de la Copa Sudamericana generó una descarga incontenible. Fueron muchos años sin una estrella continental. Y el deseo apasionado de Costas hizo carne en sus dirigidos, que festejaron a más no poder el triunfo por 3-1 en la cancha de la Nueva Olla. Y en el vestuario, claro. Luego extendieron la fiesta al terreno íntimo y familiar en el hotel Yatch Club de Golf, donde estuvieron hospedados en Asunción desde el miércoles.

Tras el fervoroso encuentro con los hinchas, los jugadores se trasladaron hasta el Cilindro. Allí no hubo evento alguno, pero los hinchas siguieron de caravana detrás del descapotable en un día histórico. Familias enteras volvieron felices a sus casas. Celebraron, pudieron agradecerle a los protagonistas, verlos de cerca. Sentirlos.

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