Meaurio: "Mis goles se los dedico a un amigo que me alienta desde el cielo"

Ansioso, el volante ofensivo de 16 años se dirige hacia la puerta de la confitería de Racing en el Predio Tita Mattiussi y nos hace señas para ir a la zona de las parrillas. Es una jornada a pleno sol y en el único banco que hay con algo de sombra, Nicolás Meaurio se sienta y se pone cómodo para un mano a mano a fondo con RDA.

Llama la atención su gran contextura física a pesar de su corta edad. También, lo distingue el piercing que tiene en sus encías y varios tatuajes: un rosario en el antebrazo, los nombres de sus padres en los muslos y la fecha en la que empezó la relación con su novia en el tríceps de su brazo izquierdo.

Nico es el goleador de la Séptima División de la Academia con cinco tantos en nueve partidos. Uno de ellos se lo metió a Independiente para ganar el clásico en condición de visitante hace algunas semanas. Marcar ante los vecinos, tal cual contará a lo largo de la nota, ya es una sana costumbre. Y pese al rival que esté enfrente, cada vez que la pelota infla la red, Nico se hace la señal de la cruz y mira al cielo con una sonrisa. Esa mueca que siempre distinguió al Viejo, uno de sus más entrañables amigos. "Mis goles se los dedico al Viejo, un amigo que me alienta desde el cielo. Lionel falleció en junio de este año, de un paro cardíaco. Tenía 20 años y era un pibe muy querido en el barrio", le cuenta muy emocionado el nacido en Florencio Varela a Racing de Alma.

Este joven de buena proyección posee un remate furibundo con ambas piernas y es señalado por quienes más lo conocen como un futbolista con características similares a las de Gustavo Bou. Pero él no se marea con los elogios. Sigue creciendo como persona y como jugador en busca de cumplir sus sueños. Por eso se levanta a las 5:30 de la mañana para irse a entrenar y se ilusiona con hacer la pretemporada con la Reserva en 2020. Mientras tanto, le abre la puerta a una historia emotiva en una entrevista a corazón abierto.

-¿Cuál es tu primer recuerdo jugando al fútbol?

-Empecé jugando en el barrio, desde bien chiquito, cuatro ó cinco años. A la vuelta de mi casa en Florencio Varela hay una canchita de tierra. Ahí fue donde jugué toda mi infancia a la pelota. Me llevaba mi papá, aunque a mi mamá no le gustaba que pase tanto tiempo jugando al fútbol.

-¿Te acordás cómo eran esos partidos?

-Hacíamos siete contra siete. Era toda de tierra, puro potrero. No había tiempo para quedarse en el piso por una patada, había que levantarse y jugar.

-¿Cómo se dio tu llegada a Racing?

-Monchi fue el que me trajo a jugar al baby a Racing, a los 8 años. Me vio en el club Estrella Roja y me llamó para una prueba. Entrené durante una semana y me dijeron que había quedado. Siempre me probaron de 9 porque hacía goles. En el barrio jugaba en cualquier posición.

-¿Qué cambió a partir de tu llegada a Racing?

-Monchi me enseñó un montón, yo sólo sabía lo que aprendí en el potrero. Ir para adelante y chocar. No entendía mucho de fútbol. Él fue el que me guió para que vaya creciendo como jugador. Me decía que esté más tranquilo, que no siempre enganche. Que pase sin pelota para desmarcarme y me asocie más seguido con mis compañeros.

-Después de la etapa del baby, ¿cómo siguió tu carrera?

-Ya en cancha de 11, me empezaron a poner por afuera. De extremo por derecha o por izquierda. Y me empecé a ganar un lugar como titular en la Octava División, el año pasado.

-¿Siempre tuviste tan buena contextura física?

-Cuando llegué acá, empecé a crecer gracias a los trabajos en el gimnasio. Gané masa muscular y ya los empecé a mirar de otra forma a los rivales, con confianza en que si les pongo el cuerpo les gano.

-¿Cuáles son tus principales características como jugador?

-En el 4-2-3-1 que usamos ne la Séptima, el técnico Rodrigo Lista me pone como extremo izquierdo. Me siento muy cómodo en ese lugar porque me encanta enganchar para adentro y sacar el bombazo. Lo que me enseñaron de chico es a engancharle al defensor dos veces para adentro y la tercera para afuera, esa no falla.

-¿Es cierto que tenés como referente a Gustavo Bou?

-A Bou lo admiro, es un fenómeno. Siempre me dicen que me parezco a él en la forma de jugar. Por el desequilibrio en el mano a mano y porque soy directo, no me gusta tirar bicicletas ni nada. Me gusta encarar y terminar la jugada. Y creo que le pego fuerte con las dos piernas como lo hace la Pantera. Igual me falta mejorar muchísimo para llegar a ese nivel.

-¿Cuándo surgió el apodo "Paragua"?

-Me dicen así porque mi mamá nació en Paraguay. Ella vive a seis cuadras de mi casa, yo vivo con mi viejo.

¿Es cierto que te llamaron de la Selección paraguaya Sub-18?

-Se comunicaron con mi papá pero finalmente no fui porque no tenía la ciudadanía. Igual, a mi me gustaría jugar en la Selección Argentina.

-¿Quiénes son los que más te apoyan en este camino?

-Mis viejos, sin dudas. Van a todos lados. Y además valoran el esfuerzo que hago en el día a día.

-¿Cómo es un día habitual en tu vida?

-Me levanto a las cinco y media de la mañana y camino siete cuadras para tomarme el 178. Me deja en la puerta el bondi. Desayuno acá en el Tita y ya me cambio para el entrenamiento. Después de practicar, me vuelvo para Florencio Varela para ir al colegio que está a tres cuadras de mi casa. Estoy en segundo año.

-¿Cuánto tardás en llegar al Tita el colectivo?

-Una hora y media. Voy escuchando música y como voy sentado a veces duermo un ratito más en el colectivo.

-Hablaste del apoyo de tus padres, ¿a qué te referís?

-Mi viejo Ezequiel trabaja en la parte de limpieza de un edificio y mi mamá Lilian trabaja de empleada administrativa. Mi papá vuelve a las 8 de la noche recién y, si se tiene que quedar a hacer horas extras para darnos de comer, lo hace. Es mi ídolo. Aprovecha la hora de almuerzo en el laburo para ir a verme jugar los sábados.

-¿A él le dedicás los goles?

-Antes se los dedicaba todos a él. Pero en los últimos meses, mis goles se los dedico a un amigo que me alienta desde el cielo. Lamentablemente falleció hace algunos meses.

-¿Dónde lo conociste?

-Jugábamos siempre juntos en la canchita de tierra. Cuando era muy chiquito yo iba a ver todos los partidos al potrero y él, que me lleva cuatro años, la rompía. Somos todos amigos del barrio.

-¿Cómo te enteraste esa pésima noticia?

-Llegué a mi casa después del colegio y me iba a dormir una siesta. Pero agarré el celular y vi que en el grupo de whatsapp que tenemos con los del barrio, uno de los pibes escribió 'falleció el viejo'. Mi hermano estaba conmigo en la pieza, y ninguno se lo creyó. Fue totalmente inesperado porque era un pibe re sano, estaba siempre con una sonrisa. Preguntamos varias veces si era en serio, y nos decían que sí, que fuéramos al hospital.

-¿Cómo es tu festejo de gol dedicado a tu amigo?

-Cuando meto un gol, me persigno y apunto mis brazos hacia el cielo. Además tengo una remera con la que juego siempre abajo de la de Racing.

-¿Cómo es la remera?

-Dice 'la banda del viejo' en la parte de atrás, en honor a mi amigo. Le decíamos viejo porque nosotros somos tres ó cuatro años menores que él. Todos somos muy unidos en el barrio. Fue un golpe durísimo lo que pasó y por eso con mis amigos hicimos un campeonato para recaudar fondos y dárselos a su familia.

-¿Pensás seguir manteniendo esa costumbre si llegás a Primera?

-Sí, siempre voy a tener la remera sobre mi amigo abajo de la camiseta de Racing. Es la forma que encontré de que siga estando a mi lado. Ojalá alguna vez pueda meter un gol en Primera y dedicárselo.

-¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

-Una semana antes de su fallecimiento, jugamos juntos en el potrero. Fue la última vez que lo vi, siempre estaba con una sonrisa.

Meaurio se agranda en los Racing - Independiente

-Hace algunas semanas la metiste en el clásico, ¿tienen un sabor especial esos goles?

-A Independiente siempre le meto goles. Desde el lunes antes de jugar los clásicos ya sé que la voy a meter. Me preparo especialmente para ese partido, lo vivo de forma diferente.