"Nunca creí en nada y nunca le pedí nada a nadie. Lo único que le pido al de arriba es que Racing siga existiendo. Nada más. Es mi vida y la de mis hijas. La vida de mi vieja... Es todo para mí. Si Racing no existe, para mí seguirá existiendo toda mi vida porque me voy a morir siendo de Racing'.
De torso desnudo y pantalón corto, con la angustia atravesada en el pecho, le hablaba llorando a Martín Souto, el periodista que lo descubrió allí. El entrevistado de 35 años conmovía por un relato propio de alguien desesperado que se sentía cerca de perder un pedazo de vida. Y mucho más impactante sonaba su sollozo porque se iba desplazando de rodillas en el Cilindro. Pero aquel 7 de marzo de 1999, el corazón celeste y blanco recibió un impulso tan fuerte que Racing experimentó una suerte de resurrección.
Esa gente llenó las tribunas para rogar que la Academia no recibiera la faja de clausura por su estado de quiebra. Por esos hinchas, el 7 de marzo quedó inmortalizado como el Día del Hincha de Racing. Y Juan Carlos Mendoza fue uno de ellos. El hombre que, con sus palabras y su voz entrecortada, traspasó la pantalla. Quien resumió a la perfección el sentimiento de millones.
Hoy cuenta 55 almanaques. Usa anteojos, su pelo está largo -atado con colita- y luce un aro en cada oreja. Jefe del área de mantenimiento en una facultad de odontología, formó una familia junto a su mujer, (ayudante de cátedra) con la que tuvo dos hijas: de 28 y 32 años.
El tiempo pasó, pero sus marcas emocionales perduran. Será por eso que durante casi la mitad de la nota, Juanca interrumpirá sus respuestas para tomar un sorbo de agua mineral, soltar lágrimas y recuperar el aire. Aquella tarde, hace 20 años, pasó -como tantos otros- por arriba de un cartel de publicidad que había sido colocado entre las paredes del foso, y utilizado como puente hacia el campo de juego. Hoy su puente, en este caso hacia otros hinchas de la Academia, es Racing de Alma, en un mano a mano imperdible.
-¿Qué sentís cuando volvés a ver tu imagen arrodillado en el Cilindro aquel siete de marzo de 1999?
-Es raro… Pasaron 20 años y la veo cada año. Pero esta vez fue especial. El departamento de cultura de Racing hizo este documental (en la sede de Avellaneda), ahí se generó mucha repercusión en los medios. Lo viví como un cumpleaños. Lloré al recordar aquel momento tan difícil.
-¿Qué estabas haciendo cuando la síndico Liliana Ripoll declaró que Racing había dejado de existir como asociación civil?
-Yo venía de la costa, con mi familia. Hace 25 años que veraneo en San Clemente del Tuyú, mi lugar en el mundo. Prendo la radio y escucho que estaba hablando la síndico. Iba por la ruta 2 y tuve que parar el auto en una banquina, donde no estaba permitido frenar. Mi esposa me dice '¿¡qué hacés, estás loco. No podés parar acá'!? A mí no me importaba nada más que escuchar. Apenas dijo aquella frase horrible sobre que Racing había dejado de existir, me largué a llorar sin parar. Dejé el auto en una estación de servicio y seguí llorando una hora. No podía seguir el viaje. Después llegué a casa y me fui directamente a la sede, donde comenzó la lucha para lograr que no nos sacaran lo que nos pertenece.
-¿Te llegaste a dar cuenta de todo lo que estaba pasando ese día en el Cilindo o tomaste dimensión después?
-No, ni siquiera me avivé de que habían entrado los jugadores al campo. Cuando yo empecé a dar la vuelta al Cilindro, entraron pero seguí caminando de rodillas por toda la cancha mientras que rezaba.
-¿Qué pedías en tus plegarias?
-Le pedía por favor al Barba que no me hiciera. Esto no puede desaparecer. Yo no creía en nada, ni siquiera en Dios. Pero, como todos, cuando necesitás, te aferrás a algo. Ahí viene Martín Souto (periodista de TyC Sports) y le dije eso que salió en todos lados.
-¿Cómo fue la vuelta a tu casa luego de esa tarde en el Cilindro?
-Después de eso, la vuelta a mi casa fue traumática. Ese día llegué a mi casa con las rodillas ensangrentadas. Me habían quedado en carne viva, por la arena que tenía la cancha abajo. Volví a Banfield en colectivo con mucho dolor. Yo todavía estaba de vacaciones, así que podía seguir luchando en la sede. Y ahí me fui un par de horas después.
-¿Y qué hiciste en la sede?
-Me encadené. Después nos fuimos a las escalinatas y una periodista me vino a preguntar si yo era el que había estado en la cancha. Me sacaron una foto para mostrar cómo tenía las rodillas.
-Después de esa jornada histórica, ¿cambió en algo tu sentimiento por Racing?
-El amor por Racing no cambió en nada. Siempre fui a todos lados. Fue placentero sentir que, gracias a los hinchas, salvamos el club de nuestros amores. Eso me lo voy a llevar a la tumba.
-¿Qué ibas pensando durante aquel viaje al Cilindro sin que hubiera partido?
-Es que yo pensé que se iba a jugar. Y no fui el único. Había jugadores que también pensaban que se jugaba. Cuando nos dijeron que no, nos queríamos matar.
-¿Tuviste realmente miedo de que desapareciera Racing o nunca lo creíste posible?
-No, nunca pensé que desaparecería. Para eso, nos tienen que matar a todos. Pero sí tenía miedo de que siguieran cagándonos. Nosotros nos fuimos a la B, fuimos alquilados, nos agarraron la cancha para vender papa… Nos sacaron todo. Todo. Pero la pasión y el amor por el club no nos las iban a sacar. Por eso defendimos al club con la vida. Creo que todos los que estábamos ahí pensábamos de forma parecida.
-¿Cómo te tratan los hinchas tras aquella imagen famosa tuya?
-No me había pasado hasta este siete de marzo, pero ahora siento que se identifican conmigo. Cuando pasaron el documental en la sede (un video conmemorativo, el último 7 de marzo), había más de 300 personas y empezaron a presentar a los que fuimos parte. Primero, presentaron y aplaudieron al actor Osvaldo Santoro. Después tocó el turno de que me mencionaran a mí. Ahí me pedían que me levantara para recibir el saludo y yo no me podía mover. Esos aplausos fueron únicos. Después me quedé una hora sacándome fotos con los hinchas, no lo podía creer (se emociona). No era solamente la foto. Que te digan 'loco a vos te tocó Dios y dijiste todo lo que queríamos decir'. Este 7 de marzo me di cuenta de lo que yo significo para los hinchas de Racing. Recién ahora.
-¿Hoy repetirías aquello si Racing estuviera de nuevo en una situación desesperante?
-Volvería a hacer lo mismo. Y más. Pero hoy tengo una ventaja: hay 50 hinchas más que me van a apoyar. Toda mi familia. Mis hijas, mis sobrinos y mis nietos.
-¿Cómo te hiciste hincha de Racing?
-Sólo. A mí nadie me hizo de Racing. Mi viejo era de Newell´s, pero no era un tipo futbolero. Yo desde los cuatro años comencé a sentir esta pasión por la Academia. Entre mi hermano y yo hicimos a todos de Racing. Ahora mi viejo también se hizo fanático y me llama siempre para preguntarme algo sobre el tema. Es hasta más fanático que yo.
-¿En qué lugar ponés a Racing en tu vida?
-Hay que ser realista. No coincido con los que dicen: ‘Racing es más que mi vieja´. Yo hago la separación. Racing es mi vida. Pero tengo otras vidas alrededor mío, que son tan importantes o más que Racing. Mis hijas, mis viejos, mis nietos y después Racing.
-¿Qué te dijeron tus familiares cuando te vieron en la tele de rodillas?
-En su momento, mis viejos me dijeron que era un loco. Hoy… (se emociona), que mis hijas me manden un mensaje y me digan 'gracias Pa por este legado', es algo que no tiene precio. También me pasa con mis sobrinos.
-¿Y cómo recordás el partido donde Racing volvió a jugar después de lo ocurrido el siete de marzo?
-Hay una frase hecha de Hector Alterio: 'La pucha que vale la pena estar vivo'. Cuando fuimos a jugar con Central… No te puedo explicar lo que fue. Esa caravana llegó a Rosario y no terminaba de salir de Buenos Aires. Llenamos las dos tribunas y quedó muchísima gente afuera. Las personas al costado de la ruta diciéndonos 'aguante Racing'. Sentí que valió la pena todo el sacrificio que hicimos por el club.
-¿Dónde estabas cuando le tiraron el redoblante al presidente Daniel Lalin?
-Estaba ahí, cerquita. Más allá de los errores de Lalin, sino era él iba a ser otro. Más tarde o más temprano, por todo lo que se venían choreando. Se tendría que haber hecho una asamblea general y organizar mejor la defensa del club. Pero se dio así y no quedaba otra que la quiebra. La clave era que fuera una quiebra con continuidad.
-Hoy Racing está puntero y cerca de ser campeón. ¿Después de aquel calvario disfrutás más de los buenos momentos?
-En Racing es difícil disfrutar, nosotros somos sufridos. Lo digo con orgullo. Hoy somos sufridos pero vamos punteros. Antes eramos sufridos pero peleábamos el descenso o estábamos muchos años sin salir campeón. Cuando decimos sufridos es porque tenemos amor por el club. Cuando uno se enamora, sufre. Sino, no está enamorado.
-Más allá de lo que pasó Racing en '99 ¿qué otro momento duro recordás más?
-Me acuerdo de un partido cuando estábamos en la B. Fue con Villa Dálmine, en Campana. Racing perdió 4 a 2 en una cancha que parecía un potrero. Lloré toda la tarde. No podía entender cómo Racing estaba jugando ahí. Pero nunca perdemos la esperanza. 'Siempre estuvimos en las malas, las buenas ya van a venir'. El hincha de Racing jamás pierde la esperanza. En nuestra época, estábamos en la B y no dejábamos de cantar en todo el partido. No parábamos de gritar. No había entretiempo para los hinchas de Racing. Era una fiesta total en todas las canchas.
-A tus 55 años, ¿qué le dirías a los hinchas más jóvenes?
-A esta juventud les diría que le tengo envidia. Ellos vivieron los mejores momentos de Racing. Los de 20 ó 30 años ya vieron dos campeonatos y, si Dios quiere, van a ver el tercero. ¿Sábés qué les diría? Disfruten, muchachos.
-¿Cuál es tu máximo ídolo en Racing?
-No tengo ídolos, pero sí jugadores a los que quiero mucho. Quiero mucho a Lisandro, a Milito, a Colombatti. A Miguel me lo crucé en la facultad. Tengo una anécdota tremenda con él. Una vez le pedí su camiseta y él me dijo 'si te la doy, me la descuentan. Entrá vos a la cancha y sacámela'. Después se me hizo costumbre y le saqué como seis. Cuando me lo crucé hace poco, después de varios años, me dijo 'Negro, me sacaste un montón de camisetas y a mí no me quedó ninguna. Dame alguna vos, je'.
Antes del final de la charla, Juan Carlos revela un pasado como arquero y enseña su brazo derecho. Cuando lo estira, muestra una irregularidad en el codo que impacta. Una vieja lesión que lo alejó del buzo en la “Tercera” de Temperley. Hasta ahí llegó su sueño de triunfar en el fútbol. “Tuve una fractura y no atajé más”, recuerda. Pero nada le dolió más que aquel dolor por el peligro de existencia por el que orilló la Academia, víctima de administraciones turbias e incompetentes.
Autores: Nicolás Montalá y Juan Gorrochategui.
Hermosa nota.. a Punto de lagrimear.. genio el tipo.. vamos racing carajo
Muchas gracias por todo el cariño de parte de toda la gente de racing solo dije lo que me salió del corazón en ese momento seguramente cualquiera de ustedes hubiese dicho lo mis fueron días muy tristes pero hoy estamos en la gloria gracias mil gracias y aguante racing carajo
Gracias por tanto cariño
Maestro: sacate una foto con el más grande, Ruben Paz. Sos igual!!
Gran personaje un loco lindo, vive por y para racing, cuantas caritas conocidas cuantas anegdotas, el único lugar en el mundo en el que he podido llorar, en el 88 en el 99 en el 2001 en el 2008 en el 2014 y ahora en el 2019 .... van a ser dos semanas eternas dos semanas donde el hormigueo del cuerpo no para, Gracias por existir racing, gracias por hacerme sufrir siempre, nada se compara .... que me van a hablar d amor si por vos perdí todo y lo volvería a perder... Aguante Racing carajo
mucho amor !! EMOCION A FLOR DE PIEL.. RACING O NADA
CON casi 40 años me identifico en todo. Hice casi todo lo mismo. Lloro mientras leo en el colectivo.
Gracias por esta caricia al alma de esta nota.
RACING=MI VIDA