Hasta siempre, Machado Da Silva

¿Cómo pudo un jugador, que tan solo estuvo una temporada (1969) en el club, haber sido tan querido en una institución? ¿Qué fue lo que hizo para que hoy lloremos su pérdida? Estas preguntas tienen su respuesta y las vamos a estar contando tras el fallecimiento a sus 80 años de Walter Machado Da Silva, quien fuera un goleador implacable en Racing. El ex futbolista murió víctima del Covid-19.

Walter nació el 2 de enero de 1940 en el Municipio Paulista de Ribeirao Prieto, donde comenzó su carrera profesional. En 1956, con 16 años, debutó como profesional en San Pablo, club en el cual estuvo dos años y jugó ocho partidos. Su carrera repuntó a partir de sus pasos por Botafogo, Corinthians y Flamengo (en estos dos últimos descolló). En el Timao convirtió casi 100 goles en 140 partidos, mientras que en el Fla fueron 48 en 79 encuentros. Números arrasadores, sí.

Pese a esas estadísticas impactantes de esta historia, no fue una figura del fútbol brasileño; tuvo la suerte o desgracia de ser contemporáneo de Pelé, uno de los mejores jugadores de la historia y de Brasil. Participó de un solo juego del Mundial de Inglaterra 66: ese día, el conjunto verdeamarelo cayó 3-1 ante Portugal, en la primera ronda. Luego, desde el Viejo Continente se fijaron en él. La liga española necesitaba de figuras revolucionarias para atraer la atención y es por eso que Juan Antonio Samarach, Secretario Nacional de Deportes de España, y Enric Llaudet, presidente de Barcelona, quisieron contar con sus servicios.

Todos los ojos estaban puestos en él tanto en lo deportivo -porque confiaban en un renacer del conjunto Culé- como en el ámbito político. Con el Franquismo se dispuso de una ley que prohibía jugadores extranjeros para darles más rodaje a los españoles. Eso no importó y lo contrataron igual. La propuesta inicial fue por un par de amistosos mientras esperaban que derogaran dicha ley. ¿Las negociaciones? Pagaron 12 millones de pesetas (72.000 euros) por una apuesta que no jugó. La ley no se levantó y su nombre fue producto de polémica.

Una frase desafortunada contra Machado, el ex crack de Racing

Llaudet, en una charla mano a mano con un medio de España, lanzó socarronamente una frase que lo dejó mal parado. “Siempre había querido tener un chofer negro”, en referencia a Machado Da Silva. Perdió por todos lados. Acusado de racista, tuvo que dar un paso al costado, no sin antes vender a Batuta en 7.000.000 de pesetas al Santos de Brasil. 

Tras una temporada en Santos y Flamengo, recaló en Racing en 1968. La dirigencia ya lo conocía y esperaba un milagro para contratarlo. Es que dos años antes había sido participe de un amistoso frente a la Selección Argentina en la cancha de Independiente como preparación al Mundial. Le gustó Avellaneda y cuando lo llamaron, no dudó en venir. Pero las dudas estaban en las gradas. Debutó con el pie izquierdo: el 23 de febrero de 1969 la Academia se enfrentó a Los Andes y Machado fue expulsado a los 69 minutos por un golpe a Alberto Cardaci.

Sin embargo, se reivindicaría porque, al fin y al cabo, los goles son amores. Convirtió el primero el 9 de marzo del mismo año, por la tercera fecha del campeonato metropolitano. Ese día le anotó a Estudiantes en la victoria por 2-0 en Avellaneda. Y no paró. En dicho campeonato marcó un total de 14 goles que lo llevó a ser el goleador del certamen, el último de Racing, hasta que Lisandro López lo consiguió en 2005. Y es el único brasileño en cosechar este hito. Los clásicos lo motivaban, les convirtió dos goles a Independiente y uno a River.

Una gran descripción de lo que fue Machado Da Silva en Racing

Si hay alguien que lo conoce y lo puede definir, ese es Lito Trabes, la enciclopedia viviente de la Academia. Ni bien se enteró de su fallecimiento de Machado Da Silva, leyenda de Racing, lo describió de la mejor manera posible: “Crack de antología. Hábil, fuerte, felino, habilidoso, de jerarquía inusitada para cubrir el balón, un salto inalcanzable y cabezazo sin igual”. Gracias a ese juego quedó en la historia académica. Uno de los goles más recordados para él fue ante Huracán en la vieja cancha de San Lorenzo. Tiró dos sombreros a 35 metros del arco y en plena caída de la pelota la calzó de volea para clavarla en un ángulo. En total disputó 36 partidos con la celeste y blanca y convirtió 23 goles.

No duró mucho en la Argentina. Se iba los lunes a su tierra natal y volvía días antes de los partidos. Es por eso que se volvió a Brasil para jugar en Vasco Da Gama y tuvo un breve paso por Junior de Barranquilla. Este miércoles Machado Da Silva nos dejó físicamente, pero siempre va a estar en el recuerdo de quienes lo vieron y en los libros de Racing. Chau Batuta, descansa en paz.