Historias poco conocidas de Racing-River

Estamos en vísperas de un clásico que se prolonga durante casi 103 años. El más antiguo entre los clubes grandes del fútbol argentino. Desde 1903 hasta hoy pasaron muchas cosas cada vez que se enfrentaron. Quedarse con sólo un hecho histórico entre ambos es difícil, porque cada una tiene de estas historias tienen algo particular que merece ser contado. Para narrar estas historias, vamos a tomar alguna apostilla reciente y hacer un paralelo histórico. Mucho se ha hablado del pase de Bruno Zuculini al Millonario. ¿Pasó alguna vez al revés? ¿Un hijo pródigo de River se vistió de celeste y blanco? O mejor aún ¿Hubo alguien que se negó enfrentar a su antiguo club? ¿Existió algún gol parecido al de Bedoya o al de Funes Mori en contra que le den el campeonato a la Academia? Hay mucho por contar y creo que es momento de comenzar. 

¿El Charro Moreno jugó para Racing?

La primera de estas apostillas se trata de uno de los mejores jugadores que pasó por el fútbol argentino en la década del 40. Estamos hablando de José Manuel Moreno o mejor conocido como “Charro” Moreno, gloria del conjunto millonario. En 1945, tras su paso por México, la Academia quiso contar con su presencia dentro del campo de juego junto a Nicolás Palma. Sin embargo, River se hizo del jugador que ya había pasado por la institución años anteriores. Pero lo curioso de este hecho se da seis años más tarde.

En 1951 Moreno, tras su paso por Boca, debía volver a Universidad de Chile. Pero un funcionario del Estado, hincha fanático de Racing, le regaló varias bolsas de cemento para terminar la casa de su madre en el barrio de Floresta... Con una condición. Tenía que participar en un partido amistoso que se disputaría en Tandil, más precisamente en cancha de Santamarina. La idea principal era que estuviera en el encuentro previo al principal, que disputaría la Academia con el elenco local. Accedió y se presentó. Los tandilenses estaban como locos. Uno de los mejores jugadores de la historia estaba pisando el campo de juego de su ciudad y no era poca cosa. Sin embargo, querían más, no se conformaban con verlo un rato. Pedían fervientemente su participación en el juego principal.  

Racing fue sin su entrenador, Guillermo Stábile. Las piezas las acomodaban los propios futbolista. Sin hacer oídos sordos al clamor popular, Llamil Simes le prestó su camiseta y lo dejó al Charro compartiendo la delantera junto a Bravo, Sued, Méndez y Boyé. Un lujo que vieron unos pocos.  

Se hizo realidad lo que la grada pidió. Con Simes sentado en la tribuna, y con un centro quirúrgico de Mario Boyé a la cabeza, Moreno sólo tuvo que empujarla con un frentazo y salir a festejar. Uno de los goles más festejados en la ciudad en esos años y una leyenda.

El amor incondicional de Perinetti

Otro de los casos ocurrió el 12 de agosto de 1934 en la visita de la Academia al Millonario por la fecha 20 del torneo. ¿Qué tiene de importante este partido? La participación de Natalio Perinetti enfrentando a su viejo club, Racing. Aunque no era lo que esperaba.  En sus mejores años deportivos, Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid, se lo quiso llevar para España en varias ocasiones. Natalio siempre se mantuvo firme en no salir de Avellaneda. Ya en su ocaso, la banda roja se hizo con el jugador y debutó el 8 de julio en un empate ante Gimnasia de La Plata por la fecha 15. 

Poco quedaba para enfrentar a su antiguo club y se negaba a jugar. Días antes del duelo que se disputó en la vieja cancha de Recoleta, Perinetti  mandó un telegrama con el aviso de que no se presentaría al duelo por respeto a la camiseta que defendió durante varios años. Sin embargo, Antonio Vespusio Liberti, presidente millonario enfadado por los dichos, le respondió. “Usted es profesional y debe jugar”, una daga en el corazón para uno de los ídolos en Avellaneda. Lo hizo, se presentó con la casaca blanca y con un bastón rojo, pero algo particular ocurrió. Tras el empate en cero, mientras Natalio se iba del campo de juego, se sacó la camiseta de River y se fue llorando al vestuario con la camiseta de Racing abajo. Muy bien no cayó en el local. Tal fue así que sólo diez partidos pudo disputar en el año. Pero ahí se terminó de ganar a la fanaticada de Avellaneda. 

El gol de Gagliardo

15 años después ocurrió otro hecho particular. En 1949, en el estadio de Núñez, se enfrentaban por la fecha 22 del campeonato River y Racing. El segundo recibía al primero. La Academia no pudo lograr el campeonato del 48 por la huelga de futbolistas y buscaba coronarse campeón de la liga tras 24 años. A pesar del buen andar, había una piedra en el zapato y era el conjunto millonario. Desde 1938, año que inauguró lo que hoy es el estadio Monumental, no le había podido ganar. Otro condimento más, durante las diez fechas que fue local no perdió y sólo le convirtieron un gol.  

La cancha reventaba de gente. Además tuvo la presencia de Juan Domingo Perón, Presidente de la Nación y de su mujer, Eva Duarte. La tarde primaveral del 18 de septiembre fue reñida. River quería pasar a la punta del campeonato, pero el visitante no daba el brazo a torcer. Tal fue así, que en el minuto 33 de la primera parte, tras un centro medido de Llamil Simes, Julio Gagliardo conectó de cabeza y venció la valla que defendía Amadeo Carrizo. La grada que ocupaba la gente de Racing se caía de la euforia. Terminó siendo victoria por 1 a 0 y los hinchas cantaban “ Carrizo, Carrizo, Gagliardo te lo hizo”.  Con este resultado, los académicos lograron despegarse de su perseguidor y terminaron coronando el año con un campeonato, fechas más tarde, frente a Boca. Sin embargo, al goleador del partido poco le importo. El “Loco” Gagliardo, eufórico y para Navidad, mandó a hacer tarjetas para sus amigos con la imagen del gol y una gran descripción: “Julio Gagliardo, el autor del gol histórico a Amadeo Carrizo”.