Está a instantes de entrar en servicio. De subirse al colectivo estacionado en la terminal de San Francisco Solano para retomar el recorrido diario. Muchos pasajeros, la mayoría, lo ven como un chofer más, pero él guarda un tesoro del que jamás se desprenderá: fue futbolista profesional. Roberto Galarza, aquel enganche zurdo surgido de las Divisiones Inferiores, que jugó un par de temporadas en Primera en Racing, se acomoda al volante del bondi y viaja imaginariamente por su pasado como jugador, su debut goleador en el Cilindro, el zapatazo memorable a Boca en la Bombonera en el Clausura 95, las penurias institucionales sufridas en el club que lo vio nacer y mucho más... Prepará la SUBE y sacá pasaje con el 148 que hoy conduce el Kiki.
-¿Cómo se dio esto de ser colectivero?
-Venía medio desgastado del fútbol, estaba cansado de que no me respetaran los contratos. Ya no disfrutaba del fútbol y al momento de decidir retirarme me quedé tranquilo conmigo mismo. Al principio me las rebusqué laburando con mi cuñado en una fábrica. También tenía changas. En un momento me habían ofrecido para trabajar en las Inferiores de Quilmes, pero al mismo tiempo me llegó, por intermedio de un conocido, la chance de ser chofer de la línea 148. Y desde hace siete años lo manejo en el recorrido que hace Solano-Constitución, el del Halcón, el amarillo y verde. Y acá estoy... Laburo el turno tarde-noche que va desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche.
-El 148 circula por Avellaneda. ¿Cómo fue la primera vez que pasaste cerca del Cilindro en el colectivo?
-Fue un orgullo. Porque yo sé que ahí dejé una buena versión y que, además, fui muy feliz. Y hoy también me siento muy a gusto en el bondi. Aparte me divierte cada vez que paso por ahí porque siempre me cruzo con el Cabezón Marini, que se caga de risa cuando me ve o con personajes característicos como el Negro Sombra.
-¿Te reconocen los pasajeros?
-Si, en una ocasión una médica me venía mirando, hasta que se animó y me comentó que le parecía que yo era el jugador. Me reí con ella, la convencí de que era el mismo y terminamos hablando de mi gol a Boca, que es lo que más se acuerda la gente de mi paso por Racing.
-¿Es más exigente conducir el colectivo que las pretemporadas que hacías en tu época de futbolista?
-Ja, te soy sincero: tenés que estar manejando el colectivo, eh... Son muchas horas y hay que agarrarle la mano de arranque. Después se hace más llevadero. Físicamente cansa también.
-¿Sufriste algún episodio de robo adentro del colectivo?
-Siempre hay que estar con los ojos abiertos. Se sube cada uno que ni te cuento... Varios compañeros sufrieron de esas situaciones, pero en mi caso, gracias a Dios, nunca. Pero hay que estar siempre alerta.
-¿Sos de los choferes que llevan algún tipo de elemento religioso como compañía?
-Por sobre todas las cosas, soy muy agradecido a Dios. No soy de colgar nada porque vamos rotando los choferes y hasta los mismos coches. Poner un banderín de Racing se puede complicar los días que hay partido de los vecinos. Siempre prefiero llevar a la gente de Racing, ja. Ahora no tanto porque la gente se organiza mucho para ir en micros, pero hasta hace un par de años iba mucha gente en los colectivos y me emocionaba cuando escuchaba las canciones de Racing.
-Hay muchos ex compañeros tuyos que siguieron relacionados con el fútbol de alguna manera. ¿Te arrepentís de algo?
-Sé que muchos compañeros, y hasta pibes que en su momento no pudieron llegar a consolidarse en Primera, siguieron ligados al fútbol. Y me pone orgulloso y contento por ellos. En mi caso no me arrepiento de nada, soy un agradecido a Dios por todo lo que tengo, por la linda familia que armé y por el laburo que me permite ganarme la vida.
-Bajémonos del bondi y hablemos de la pelota. ¿Cómo comenzó tu relación con ella?
-Desde los siete años ya pensaba siempre en jugar al fútbol. Nací en Solano y mi viejo era el entrenador de un equipo del barrio, San Lorenzo. En ese entonces eran una fija los torneos relámpagos, empezábamos a la mañana y se terminaba a última hora de la tarde.
-¿Cómo arrancó tu carrera en Racing?
-Fue por un partido que fuimos a jugar contra el baby de Racing. Me tocó andar bien y gracias a Pochi, que era una persona conocida en Racing, se comunicaron con mi viejo para poder ficharme. Yo tenía 10 años cuando llegué.
-Ahí empezaste a desandar tu camino en las Inferiores. ¿Qué personas fueron importantes para que varios años después pudieras llegar a jugar en la Primera de la Academia?
-El que me ayudó mucho fue Rodolfo Della Pica, fue muy importante para mi formación en juveniles. También estaba Miguel Gomis y Jesús Martínez, que acompañaban todo nuestro crecimiento.
-¿En qué posición te gustaba jugar de pibe?
-Siempre del medio para adelante. De chico me encantaba pegarle de lejos con mi pierna izquierda, la más hábil.
-Con esa zurda le hiciste un golazo a Boca y Racing rompió una racha de 20 años sin ganar en la Bombonera. ¿Cómo fue aquella jornada?
-Fue un partido redondo para nosotros. Veníamos a los tumbos. En ese partido el Diego no fue y estaba Fren en el banco. Hacía varios partidos que no podíamos ganar y en esa tarde-noche nos salieron todas. Pudimos mantener la valla invicta ante un Boca que necesitaba ganar para seguir ahí arriba y, de yapa, pude convertir. Le pegué de afuera, creo que rebotó en Fabbri y se le metió al Mono Navarro Montoya. Imaginate lo importante que habrá sido aquella victoria que todavía alguno que otro me felicita por aquel gol.
-¿Qué recordás de tu debut en Primera? No cualquier jugador convierte dos goles en su presentación...
-Se me vienen muchas cosas lindas a la cabeza. Mi debut oficial fue en uno de los últimos partidos del Apertura 1993, jugamos un viernes por la noche contra Ferro. Nos pusimos 2 a 0 con dos goles míos y en el segundo tiempo nos empataron. Nosotros nos habíamos quedado con diez jugadores por la expulsión del Loco Dalla Libera y en ese partido casi que se nos escapó el campeonato. Los goles los grité como loco y fue una alegría inmensa, aunque no se nos haya dado la victoria. El entrenador era Babington, que ya me había mandado al banco un par de partidos. Él siempre venía a verme en Reserva. Me acuerdo que en el partido que me toca debutar, no había llegado el transfer de Adrián De Vicente y por eso Babington me mandó a la cancha.
-Imagino cómo se habrán movilizado en Solano con los goles en tu debut.
-Uf, fue una alegría para todos y para mí mucho más por haber podido compartirlo con la familia y mis amigos en Solano.
-Ese Racing en el que vos arrancaste era un equipazo…
-Sí, había cada uno como el Turco García, Dalla Libera, varios pibes que ya asomaban muy bien como Juan Fleita, el Piojo Lopez, De Vicente, Nacho González. Le faltó muy poco a ese equipo para llevarse el título que terminó ganando River.
-¿Que jugadores había en tu camada?
-La nuestra era una división que la rompía, salíamos campeones bastante seguido. Estaba Cubito Cáceres, también el delantero Luciano Olivieri, que siempre salía goleador en todos los campeonatos. Ellos eran los dos que más se destacaban.
-¿Cómo eran las instalaciones que tenían las Inferiores para entrenarse?
-Era todo mucho más precario. No sólo los lugares de entrenamiento, sino por ejemplo la ropa. Hoy en día veo que todos los pibes están perfectamente alineados en la indumentaria. En nuestra época nosotros teníamos que llevarnos el botinero con nuestra ropa... Y que no se nos perdiera algo, porque no teníamos con que ir a la próxima práctica, ja.
-¿Cuál fue el futbolista con el que mejor te entendiste dentro de una cancha en Racing? ¿Y cuál fue con el que mejor te llevabas en las concentraciones?
-Con el Piojo López me entendía bárbaro porque llegaba a cualquier pelotazo. Todavía debe seguir corriendo, ja, ¡qué jugadorazo por Dios! Después, afuera, tenía muy buena onda con el Bocha Ramírez y con el Manija Akselman. Y obvio que si me decís la palabra concentración, se me viene a la cabeza que yo compartía habitación con el Turco García, que metía broma y broma. Un personaje hermoso. Yo era su telefonista en la pieza, lo llamaba todo el mundo y él les hacía jodas a todos.
-Luego de Babington llegó Cubilla y al poco tiempo asumió Maradona como entrenador de Racing. ¿Cómo fue la experiencia de que te dirija el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos?
-También fue algo inolvidable. No te voy a mentir: en realidad, casi todos los días trabajábamos con Carlos Fren, que era quien formaba la dupla técnica con el Diego, pero cuando aparecía Maradona era genial. A mí me dejó una muy buena imagen, con nosotros siempre se comportaba de la mejor manera y tenía unos arranques bárbaros. Haberlo tenido como entrenador fue una de las cosas más lindas que me pasaron en la carrera. A mí siempre me decía que hiciera lo que yo sabía, que me animara, que le pegara de afuera y que encarara en todas las que pudiera.
-¿Cómo era la relación con la gente de Racing? Te tocó estar en una época de malaria deportiva e institucional.
-La gente estaba siempre presente. Es como dice la canción: lo mejor que tiene Racing es su gente. En varios torneos las cosas no se nos daban, había mucha presión por conseguir un título local que hacía varias décadas que no se lograba. Y a veces esa ansiedad se trasladaba adentro del campo. A los chicos del club siempre nos alentaban porque sabían con todo lo que lidiábamos. El plano dirigencial era un tema aparte, no se cumplía con lo que se acordaba y nosotros le poníamos el pecho a cualquier situación. Había diferencias a veces por los sueldos y los premios con el presidente Juan De Stéfano, pero nosotros confiábamos siempre en la buena voluntad.
-¿De qué manera se dio tu salida del club luego de haber mostrado actuaciones interesantes en los años que te tocó jugar en Primera?
-Para mí fue porque era un pibe de la casa y nos encasillaron mucho con que éramos de la gestión de Juan De Stéfano. Llegó Osvaldo Otero, con Lalín como responsable de fútbol y con un entrenador que venía de la mano de ellos: Pedro Marchetta, que traía a sus jugadores y no les daba ni cabida a los que veníamos peleándola hacía años. Lamentablemente no me dieron chance alguna y me fui a Quilmes a préstamo a pedido de Anibal Fernández, que estaba armando un buen equipo para tratar de ascender en el año que construyeron el Estadio Centenario. Yo me quería quedar en Racing, pero casi que me empujaron a que saliera. Lo mismo pasó con jugadores del club como Akselman, Ramírez y con muchos tipos que habían dejado la piel en Racing como Allegue, Vallejos y creo que también Zaccanti.
-¿Tuviste la chance de regresar a Racing, que era el dueño de tu pase?
-Obvio que con Marchetta no iba a tener chance, después regresé un año después cuando estaba Brindisi, quien me llevó al banco en un partido que perdimos 3-1 con River, en el Monumental. Después de ese partido hubo una bajada de los dirigentes para que no me pusieran más, pese a que la gente siempre me pedía. A partir de esa situación me volví a ir del club para jugar en Olimpo, donde por suerte pude andar muy bien. Luego de un par de temporadas en buen nivel le terminaron comprando el pase a Racing. Siempre pensé en volver, pero en mi posición jugaba el Mago Capria, que era un crack y no se me dio la chance. El Coco Basile me fue bien de frente y me dijo que en su equipo no iba a tener lugar y que lo mejor iba a ser que me vaya, eso se lo valoro hasta el día de hoy.
-Después de brillar en Olimpo, jugaste en varios clubes y lugares, incluso en Costa Rica…
-Sí, pasé por Ferro, Brown de Arrecifes y de ahí me fui al Cartaginés de Costa Rica, uno de los equipos más populares de allá. Fue muy provechosa la experiencia, más que nada por los paisajes, pero me costó mucho acostumbrarme al día a día. Allá el fútbol no se vive tan intenso y después del entrenamiento los días se me hacían eternos. De ahí me volví a Sportivo Las Parejas, después fui a Colegiales y a los 30 años decidí retirarme.
-¿Te mantenes informado de todo lo que pasa en Racing?
-Si, a pesar de que como te dije hace mucho que no voy a la cancha. El último partido que fui fue cuando le ganamos a River 1 a 0 en 2009, con gol de Lugüercio. Los partidos los escucho por radio y hace poco fui a llevar a unos chicos del barrio para que se probaran. Me encontré con gente de primera como el Turco García y el Monchi Medina (utilero histórico de Inferiores). El Turco me invitó a que jugara en el Senior de Racing, se ve que necesitan un zurdo que le pegue de lejos, ja. Voy a ver si me pongo a correr y llego en condiciones. Así no puedo correr ni al colectivo, ja.
-¿Te identificás con la idea del Chacho Coudet?
-Me encanta la motivación y la intensidad que pregona Coudet. Los jugadores que más me gustan son el Pulpo González, que para mí es eje del equipo; Lautaro Martínez, un delantero extraordinario, y Centurión, por ser tan desequilibrante.
-A propósito de Centurión. Vos que siempre fuiste un tipo de barrio, ¿cuál crees que es la mejor forma de contenerlo?
-No soy quién para dar consejos, pero lo que puedo decir es que Centurión tiene un fútbol y una personalidad para encarar que no se ven todos los días. Seguramente va a ser inteligente para seguir de la mejor manera y regalarle alegrías a la gente que lo adora en Racing. En Solano somos más picantes que en Villa Corina, ja. Si no se me van a poner celosos los muchachos de mi barrio.
-Me dijeron que en tu familia son todos de Racing como vos. ¿Seguís yendo a la cancha?
-Tengo dos hijas que son fanáticas de Racing y que van siempre. Hasta hace un tiempo las acompañaba, pero por los horarios del colectivo, que siempre me toca turno tarde y noche, se me complica. Lo que siempre me acompaña es el sentimiento por el club, Racing es lo más lindo que hay.
-Por último, ¿de dónde proviene tu apodo Kiki?
-Los pibes del barrio me decían así y luego fue un apodo que le encantaba al Turco García, así que lo dejó para la eternidad, ja. También me han dicho "Chavo" en algunos lugares donde jugué.
No me olvido de Galarza, era el más difícil de las figuritas del año 95, con él llene el álbum jajaja
Gracias x haberle echo una nota al negro.se lo merece x buen tipo y gran compañero aca en la empresa. Siempre que lo cruzo hablamos de racing es un gran muchacho. Aca en el halcon somos muchos los hinchas de racing. Muy buena la nota
Grande el kiki, hoy en día es compañero mío del trabajo y varias oportunidades jugamos muchos partidos juntos representando a la línea 148, y q en el 2014 salimos campeones en cañuelas, muy lindo recuerdo, y muy buena persona el negro, m encanta hablar con el d Racing y nos reímos muchos con sus anécdotas.
Hermosa Nota.. Galarza siempre sigue en el corazon de los hinchas de Racing!!!
un crack no tubo suerte junto al bocha ramirez eran dos fenomenos yo los veia en reserva