Hoy estrella del fútbol mundial, en el umbral de abrir la puerta de ingreso al Barcelona, Lautaro Martínez , el último gran tesoro surgido del semillero de Racing, está más que nunca en boca de todos. Periodistas, entrenadores, ex compañeros y quienes alguna vez lo trataron se convirtieron en voces autorizadas para hablar sobre el Toro jugador. Pero como en todos los casos, detrás del profesional de la pelota hay una persona que se fue formando con valores, sacrificios, tristezas y alegrías. Varios de esos pasos, antes de transformarse en una figura, incluso previo a llegar a la Primera de la Academia, el bahiense los fue incorporando con la enseñanza que le brindó el colegio de Racing, ubicado en Avellaneda, a la vuelta de la sede de la institución.
Al igual que con el fútbol, su rasgo de autoexigencia, de aplicado, ya se le podía ver como estudiante. Un estilo de vida que lo viene acompañando desde siempre y del cual puede dar fe Laura Lamas. Ella es su ex profesora, como también lo fue de Iván Maggi, su hijo y actual delantero de la Reserva que conduce Mauro Gerk.
"En la segunda Promoción tuve a Lautaro, en Quinto y Sexto año. Era super responsable, super, eh. Le costaba porque, obviamente, los chicos de Inferiores tienen otros objetivos. No piensan en ser abogados o profesores de algo. Es lógico. Pero Lautaro se preocupaba mucho. Cuando faltaba por algo, estaba pendiente de entregarme bien los trabajos, a tiempo. Si no entendía algo, en vez de hacerce el bobo como muchos, ja, era muy voluntarioso", recuerda la profesora, que hace siete años dicta clases de Historia en el segundo año, Política y Derecho en Quinto y Trabajo en Ciudadanía en sexto. Por supuesto, por las limitaciones establecidas a raíz de la pandemia de coronavirus, viene trabajando vía zoom en la cuarentena.
Vivencias con Lautaro como alumno en Racing
-¿Recordás alguna anécdota de él?
-Tengo los mejores recuerdos, me reía con él. Como yo tengo tres hijos, dos de la edad de él, un día me pidió un par de zapatos porque tenía que ir con su representante a una presentación. No sé si era a una fiesta de la AFA o qué cosa. Fue comiquísimo. Me llamó y me dijo: "Lau, no tengo zapatos para ponerme". "Bueno, mañana te llevo un par al colegio", le dije. "No, no, es para ahora", me comentó. Yo estaba en Lanús y le propuse llevárselos al colegio ese mismo día. Pero al final un compañero de la pensión le consiguió zapatos.
-¿Qué te contaba en ese entonces?
-Tenía 17 ó 18 años y me acuerdo que me decía que quería llegar a ser jugador profesional para ganar plata y que su mamá dejara de trabajar. Hablábamos mucho. Era centrado, maduro. Aunque siempre fue un chico muy reservado, decía lo justo. Por ejemplo, Mansilla era un bardero, siempre en el medio de la joda, un líder. Lautaro siempre fue de un perfil más bajo. Iban juntos en Quinto. Pero Brian repitió varias veces y ya dejó. Lauti sí que terminó.-¿Se sacaba buenas notas?-Sí, porque era muy exigente consigo mismo.Si le iba mal, se frustraba. Totalmente. "¿Dónde me equivoqué?", "¿Qué puedo mejorar?", solía preguntar. Creo que fue una característica que lo acompaña desde siempre.
Además de Lautaro, la profe le dio clases a un jugador de Racing muy especial
-¿Cómo fue que llegaste a Racing?
-Iván jugaba en el club Lanús. Nosotros somos de acá. Él iba a un colegio de doble escolaridad, en el otro colegio donde trabajo yo, en Lanús. Cuando quiso ir a Racing, y vimos que el club tenía secundaria, mi marido lo fue a inscribir. El año que comenzó, en 2013, me reuní con la directora en ese momento. Me preguntó de qué trabajaba y le comenté que era docente. Justo en ese entonces se inauguraba el turno tarde para los chicos de las Inferiores del club, esto promovido por la pensión de Racing. Hasta ahí sólo existía para la comunidad. Me dijeron que necesitaban una profesora de Derecho, justo lo mío. Iván me miró con una cara...
-¿Cómo reaccionó?
-"¿¡Vas a trabajar en mi escuela!?", me dijo. "Bueno, hijo, de acá a que yo te tenga van a pasar dos años porque mis materias son para los cursos más grandes", le contesté.
-Y ese día llegó...
-Sí, je. Yo le había ofrecido licenciar esas horas para evitar tenerlo de alumno. Para él era todo un tema. Imaginate que tener a su mamá como profesora, en un ámbito donde los chicos, que eran más grandes que él, lo cargaban. A veces me decían cosas para provocarlo. Pero bueno, pobre Iván, lo sufría.
-¿Cómo manejaste esa situación?
-Apenas entraba a clase, yo decía: "Maggi, ¿tiene el trabajo". Y él me lo daba. Yo no quería tener favoritismo con nadie. Los chicos me decían que yo les daba las respuestas. Y yo les contaba que no, que le preguntaran a él si era así. Él negaba todo. Y padecía, ja. Estudiaba mucho. Ya venía de uan escuela bastante exigente y tenía esa gimnasia. Era muy prolijo, perfeccionista, detallista. No le gustaba sacarse malas notas ni nada por el estilo. Ya se recibió hace dos años.
Los pibes de Racing que, como Lautaro, llegaron a Primera
-¿Qué chicos de Inferiores que tuviste llegaron a ser profesionales además de tu hijo?
-De la primera promoción, el más conocido es Gastón Gómez (hoy tercer arquero de la Primera). Después estuvieron Luciano Vietto y Mansilla, pero llegaron hasta Quinto; no terminaron la escuela.
-Y de los jugadores que tuviste, ¿cuáles fueron los mejores?
-Pedagógicamente hablando, varios. Ignacio Barros, que después se fue a Banfield. También fue muy buen alumno Martín Kern, un pibe al que se le rompió la rótula en diez partes. Era de la Promoción de Gastón Gómez. Otro, Iván Bergagna. Eran chicos que tenían otra formación detrás. Y de los de ahora, Martín Ríos y Gonzalo Errecalde. Excelentes alumnos y mejores personas.
Se tuvo que adaptar a la conducta difícil
-¿En líneas generales son muy revoltosos?
-Olvidate... Cuando empecé con ellos, en el turno tarde en 2013, al mes yo ya quería renunciar. Cuando me daba vuelta me silbaban, me decían cosas... Ahora es un placer. La verdad, fue toda una experiencia. No es un colegio privado ni público, sino con deportistas. Es distinto. Hay que tratarlos de otra manera: con más paciencia, tolerancia, sabiendo que tienen otros objetivos en la vida y que vienen al colegio cansados después de entrenarse. Igual, no sabés lo que eran los partidos de fútbol que se arman en los recreos...
-¿Comó son?
-Lo difícil que era cortarles el recreo para que volvieran a clase a hablar de Historia... Todos chivados e insultándose entre ellos en los partidos. Es que conviven todo el tiempo: en las prácticas, la pensión, el club, el colegio... Se putean, se matan, ja. ¿Sabés lo que era ver a Chila Gómez jugando con los más chicos? Se golpeaban, era una barbaridad. Lo que me he divertido con esos chicos, lo pasábamos bárbaro... También estaba el Bicho, Braian Guille, un aparato, ja. Con la escuela de Racing me saco el sombrero. El club labura muy bien con los chicos del club, hay mucha contención hacia ellos.
Lautaro Martínez y otros tantos chicos de la cantera se ganaron un lugar en los recuerdos de Laura Lamas, profesora en el colegio de Racing.
que buena nota felicitaciones¡¡¡
Que orgulloso siento por Racing al leer esto ¡¡¡¡ por Dios ¡¡¡¡¡ cono esta mi querida Academia ¡¡¡¡!
Que bueno sería participar de algún proyecto del Colegio de Racing, proyectando crecimiento sustentado en el buen presente económico de la Institución, para que los chicos incorporen todos los valores y la educación que van a necesitar sigan en el club u en otra actividad.