En el momento se temió lo peor. En un partido muy intenso, donde se corrió y se metió muchísimo, Lisandro López se estiró demasiado para intentar capturar la pelota y en el mismo movimiento pegó un saltito y miró el banco, demostrando una clara molestia muscular. Sin pensarlo, se sacó la cinta de capitán, se la dejó a Lautaro Martínez, y enfiló para el banco de suplentes (por el ingreso Martín Ojeda). Insultando al aire, mirando el cielo, recibió un abrazo y beso de Coudet que lo alentó le dio un empujón de apoyo. Caliente con la lesión, le dio un manotazo al techo del banco de suplentes y se sentó a ver a sus compañeros. La primera buena noticia que empezó a dar optimismo en la gente que, por lo visto en la cancha, pensó que lo iban a perder mínimo tres semanas fue que no le pusieron hielo en la zona. Y un rato más tarde el Chacho mandó otro mensaje alentador. "Fue sólo un calambre", dijo el DT.
El parte oficial que dio el cuerpo médico del club fue contractura en el gemelo derecho por lo que no le harían estudios al capitán de la Academia. Lo que no está confirmada es su presencia el próximo viernes ante Godoy Cruz en Mendoza. Teniendo en cuenta la intensidad con la que Coudet quiere que juegue su equipo, y que cinco días después será el duelo ante Cruzeiro por la Copa, es muy probable que el entrenador decida cuidarlo para que llegue bien ante los brasileños. Claro, será clave su evolución en la semana. Que no falte el capitán...
Uno lo ve a licha y se da cuenta todo lo que ama a Racing.