En alguna parte de la atmósfera deben quedar levitando algunos gritos de gol. Tal vez haya un lugar reservado para los que mayor dimensión hayan alcanzado. Si ese sitio especial existiera, aquella descarga de euforia de Marcelo Guerrero tendría un espacio asignado desde el momento de su ejecución. El uruguayo es recordado en Racing por su gol, el segundo del 3-1 sobre Independiente, en un triunfo que también tuvo la anotación de un por entonces joven Licha López, compañero de dupla de Guerrero. Ese triunfo, en el Clausura 2005, le sirvió al equipo para sepultar una racha de 12 años sin poder ganar, como local, el clásico de la ciudad. A los casi 37 años (los cumple el 20 de mayo), hoy el Colorado se emociona al revivir aquel momento, uno de los picos de éxtasis que logró en su etapa de esplendor cuando sentía plenitud mental y futbolística.
En esa época, sin embargo, no imaginaba que un tiempo después se le apagaría la llama interna del jugador por una prematura falta de motivación. Tras soltar la pelota en 2016, el ex atacante se recibió de técnico, actualmente es coordinador de juveniles en Huracán del Paso de la Arena y estudia psicología social. Gracias a un profundo autoanálisis, según cuenta, puede observar con una perspectiva muy clara lo que fue su comportamiento como deportista. Y en ese ejercicio de rebobinar, durante la charla con Racing de Alma se entusiasmará contando historias y ofrecerá su sinceridad brutal sobre, por ejemplo, los valores que le faltaron como profesional.
-¿Qué sentís cuando pensás en aquel gol a Independiente?
-Fue el recuerdo más lindo que me quedó de mi paso por Racing. Yo venía de una racha importante de convertir (hizo siete en su ciclo, entre 2004 y 2005). Era un partido crucial para nosotros porque estábamos pelando ahí arriba y queríamos definirnos como posibles candidatos a pelear el titulo. Menotti jugaba mucho con la ley del offside, como Holanda del 74. Rivarola (Guillermo) preparó bien ese partido. Durante toda la semana trabajamos sobre las falencias y virtudes que tenían ellos. Jugamos un partidazo, creo que el más completo de todos el 2005. Fuimos superiores en todo el partido y, principalmente, en los duelos.
-¿Y qué recordás de esa tarde?
-Cuando ellos nos superaron en una etapa del partido, nosotros lo manejamos bien. Me acuerdo del Cilindro lleno a tope. Mi gol, el segundo, fue una gran jugada (previo taco de Barrado). Navarro Montoya me salió a achicar y cuando entré al área la vi clarita... Al término del partido, Rubén Paz me fue a saludar con el hijo y les regalé la camiseta. Fue emocionante para mí porque Rubén no sólo es muy querido en Racing, sino también en Uruguay.
-¿Cómo se dio tu salida de Racing?
-Mi idea era quedarme. En ese momento la Argentina venía de una crisis complicada y Racing tenía problemas económicos. Cuando me fui a préstamo de Nacional, mi salto fue para poder mejorar en la competitividad. Pero en Racing cobraba menos que en Uruguay. Es más, Nacional me pagaba para compensar lo que ganaba ahí. Después de un año intenso, yo quería quedarme porque me veía proyección para seguir. Pero Racing no llegó a un acuerdo: pretendía comprar todo el pase pero Nacional sólo quería vender una parte. Tuve alguna chance de ir al Osasuna de España, aunque no se concretó. Si yo seguía a préstamo, me iban a aumentar algo así como un 20% más. Ya quería una estabilidad, jugar tres años en algún lugar. Y en el voleo me salió lo del San Luis (México). En el momento me pintaron que Racing no quería hacer el esfuerzo y pensé que tanto no me querían. Pero después me enteré que no fue así.
-¿Qué recordás de aquel equipo?
-Cuando llegué estaba Fillol, que al poco tiempo se fue. Y asumieron Rivarola, con Colombatti como su ayudante. Jugábamos 4-4-2, eran equipo intento en lo físico y o táctico. Licha y yo, adelante. Había mucho recambio arriba: Cardetti, la Furia Husain, Seba Penco, Hernán Barcos... En el medio estaban Mature Morales, el chileno Mirosevic, Chirola Romero, Barrado... La llegada de Simeone en ese torneo fue un plus para nosotros más en lo anímico que en lo deportivo porque venía medio cascoteado con los años pero nos daba un montón. En esa época no era común que los jugadores volvieran de Europa y de esa magnitud.
-¿Estuviste realmente cerca de regresar a la Academia?
-Después de que yo llegara a México, a Racing no le había ido bien cuando el Cholo Simeone pasó de jugador a técnico. Me llamaron de vuelta y estuve muy cerca de regresar al año. Yo quería volver y hablaba con Racing, sin intermediarios. Por Marín (gerenciador) se fue con problemas y lo mío se enfrió. Además, ya había levantado mi nivel en San Luis y la situación cambió. Hubo otra chance más: cuando volví de México, en 2009, le dije a Bragarnik (empresario) que quería jugar nuevamente en Racing. Me vine a Uruguay, a entrenarme en Bella Vista. Tuve oportunidades de ir a Godoy Cruz, Estudiantes de La Plata, China, Chipre.... A todo lo decía que no porque esperaba lo de Racing. Sabía que Llop no me tenía en consideración, pero pensaba que podía competir en el plantel por un lugar. Hasta que Racing llevó a Tito Ramírez y a mi compatriota y amigo Nicolás Vignieri. Y entonces, me fui a Colón, donde tuve un semestre malo, con lesiones. Volví a Uruguay, a Defensor Sporting, y tuve un accidente de tránsito. Nada grave, pero en un mal movimiento me fractuté la cervical. Y eso me llevo un año de recuperación, Ya mi anhelo e volver a Racing había quedado muy lejos.
Guerrero, Licha y Racing
-Lisandro era un pibe de mi generación. Era bastante introvertido, muy tranquilo en la comunicación. En el vínculo con sus compañeros se llevaba bien con todos. Con el tenía una buenísima relación. En 2004 Licha ya era un líder porque cambiaba el comportamiento de sus compañeros con sus actitudes. A veces, cuando el equipo no tenía su mejor funcionamiento, era Lisandro y 10 más. Y dependíamos de su actuación para que el juego sea a nuestro favor. Hablaba las cosas justas, necesarias y bien argumentadas. En el primer entrenamiento de cada semana, Rivarola nos juntaba y cada uno tenía que dar su opinión sobre cómo habíamos visto el partido. Ahí había varias personas, como Simeone, Dieguito Crosa, Javi Pinola...
-¿Y cómo era la participación de Lisandro ahí?
-Licha ya le discutía ideas al Cholo. Debatía con respeto y personalidad. Había que hablarle de táctica a un tipo que había jugado mundiales, con 70 mil batallas en Europa, ídolo en Italia, España, Argentina... Es más, en ese entonces Simeone ya era entrenador. Licha se le paraba y al discutía algunas ideas, más allá de que estuviera de acuerdo o no. Pasó en varias oportunidades, lo que ya marcaba el liderazgo de Lisandro. Mi principal duda era cómo estaría físicamente en su vuelta de Europa. Pero era un buen profesional, un pibe normal, tranquilo, que se cuidaba. Creo que en Europa desarrolló más su profesionalidad.
-¿Qué anécdotas tenés de aquella época?
-Con el Cholo me pasó algo muy raro: puso muchas esperanzas en mí. En un par de notas dijo que yo era el jugador que más lo había sorprendido. Siempre me comentaba que yo era como el Niño Torres, pero con más técnica. Lógicamente que yo debía desarrollar mucho más para llegar a eso. Cuando terminé mi contrato con Racing y esperaba una renovación, Simeone me llamó a Uruguay y para convencerme de que volviera a Racing. Yo le explicaba que no dependía de mí. Tendría que haber tomado su consejo. Él me pedía que no me fuera a México.
-¿Por qué te recomendaba eso?
-"Esperá que te voy a meter en Atlético de Madrid", me dijo las dos veces que me llamó. En 2006, con San Luis fuimos a hacer la pretemporada en Argentina. Y jugamos varios amistosos, uno de ellos con el Estudiantes del Cholo, en City Bell. Cuando llegamos me acerqué a él en el campo. "¿Qué hacés, uruguayo, cómo andás? Yo ya sabía que estabas en San Luis hace un tiempo", me dijo. Y me preguntó: "¿Vas a seguir jugando por la plata o por la gloria?". Pero en ningún momento fue explícito diciéndome que fuera a Estudiantes. Cuando se me terminó mi préstamo en México y San Luis negociaba mi compra, llegó una oferta de Estudiantes. Yo no tenía el número del Cholo. En México me ofrecían mucha más plata y allá había jugado dos años. Estaba consolidado ahí. Nunca pude volver a hablar con él para, por lo menos, agradecerle. Porque siempre fueron actiitudes de él hacia mí y nunca al revés. Cuando dirigía a River intenté contactarlo y no pude.
-¿Seguís hablando con ex compañeros de aquel Racing?
-Con Barrado, muy seguido. Después, dos por tres con Lucchetti por redes sociales y con Pinola me conecté cuando todavía estaba el messenger. Y con Licha en algún momento fuimos amigos con Licha en Facebook, peor después cambio la cuenta.
El ex Racing padeció un tramo de su carrera
-Te retiraste en 2016. ¿Cómo hiciste el duelo el ex jugador?
-Yo largué joven, a los 32 años. Pero después del autoanálisis que hice, y del repaso de mi carrera, creo que mi objetivo principal ya lo había cumplido a los 36 ó 37 años. Fue una carrera muy fugaz, rápida. A mis 27 años ya había perdido las ganas, el hambre de seguir luchando como jugador. Por eso no lo sufrí el duelo. Es más, fue al revés: padecí jugando los últimos años. Ya no lo estaba disfrutando.
-¿Y por qué se dio eso?
-Ya había cumplido mi sueño de llegar a vivir del fútbol, a disfrutarlo, a ver que era lindo. Y punto... No quería saber más nada. El duelo lo viví durante el mismo proceso de seguir jugando. Yo debuté con 17 años, después llegué a Racing y con 22 ya estaba en México. Cando volví de allá me empezó a agarrar el bajón anímico. Ya no tenía ganas de ir a entrenarme. Sólo me gustaba jugar algunos partidos particulares. Empecé a hacer terapia y me di cuenta de que estuvo jugando cuatro o cinco años sabiendo que ya no era esa mi vocación principal. Hoy, con casi 37 años, te puedo decir que a lo 27 ya me podría haber retirado del fútbol.
El uruguayo asume lo que le faltó como jugador
-¿Cuál fue el pico máximo al que escalaste en tu trayectoria?
-Si me pongo a analizar rápido, el fútbol me dio más de lo que yo le di. No fui un gran profesional, no tuve gran dedicación al fútbol. Viendo la competencia de hoy, los jugadores necesitan ese profesionalismo para jugar. Hay que cuidarse mucho más en las comidas. A eso me refiero, no a temas que haya tenido extrafutbolísticos.
-¿Cuál fue tu deuda como profesional?
-Yo físicamente estaba por arriba de la media por un tema de potencia y velocidad. Y algunas cosas no las seguía desarrollando o manteniendo. Yo iba, cumplía mi horario de entrenamiento y me iba. No seguía una rutina extra de trabajo y alimenticia. Eso me hubiera mejorando deportivamente. Hoy, si no hacés eso, das mucha ventaja porque se equipara mucho más lo físico. Los jugadores deben estar bien en nutrición, psicología, en todas las áreas. Si yo hubiera jugado en este momento, no habría podido sobresalir.Mi objetivo era lógico: jugar en un equipo grande a estadio lleno... También lo hice en las juveniles de la selección uruguaya, llegué a México... Ya había logrado todo eso.
-¿En ese momento qué valor le dabas a eso?
-Desde que empecé hasta mis 26 ó 27 años, lo que anhelaba se me iba dando. Pero llegó un día en el que ya no me llamaba más la atención. Mi último objetivo era volver de México para regresar a Racing. Y la oportunidad no se me dio por decisiones dirigenciales o de cuerpo técnico Ahí estuve divagando en un par de equipos. Ya no había otra cosa que me motivara en el fútbol como para matarme entrenando o hacer 50 goles. Es más, empecé a jugar más retrasado, sin hacer tantos goles.
-¿En esa etapa jugabas por inercia entonces?
-Yo seguía jugando porque creía que era lo que debía hacer. Si además hubiera sido abogado, tal vez habría largado antes el fútbol. Estaba cómodo jugando, eh. sin depender de los resultados...Si te fiijás, mis últimos equipos fueron de bajo perfil. Ya no tenía ni ganas de matare compitiendo por un puesto, esperar el fin de semana esperando ganar sí o sí. Todo aquel entorno ya me afectaba un poco. Por eso tomé el fútbol desde otro lado.
-¿Cómo marcha la cuarentena en Uruguay?
-Estamos más flexibles de movimientos, por más que las actividades deportivas están prohibidas. Yo ya me recibí de entrenador y ahora estoy estudiando psicología en el deporte. Aparte, trabajo como coordinador de las formativas de Huracán del Paso de la Arena. Es un equipo de Segunda División que me dio la oportunidad de trabajar ahí para agarrar un poco de experiencia. Todavía no me animo a incursionar en el fútbol profesional como entrenador. El rubro está difícil porque salen muchas cosas nuevas y tenés que actualizarte todo el tiempo.
Ya que hablamos de Marcelo Guerrero y de su inolvidable gol contra Independiente, propongo nuevos nombres para nuestros "amargos" vecinos:
1- DEPENDIENTE (del Fantasma de la 'B', y de RACING)
2- INDEsinGENTE.
3- INDigENTE.
VOS TAMBIÉN PODÉS ELEGIR TU NOMBRE!!
Jajajaj hace rato q yo lo llamó IndeSinGente!!