Lautaro Martínez y Gustavo Bou dieron juntos un mano a mano a Olé.
Es posible que este Racing sin Lisandro López se sienta capaz de pelearle el título a Boca? Ni los diez puntos de diferencia achican a la Academia cuando Diego Cocca está en el banco. Algo hay. Se respira en el playón, con el sol que pega en la frente de Lautaro Martínez y Gustavo Bou, quien se queja por estar demasiado abrigado en un mediodía todavía de verano. Los dos delanteros, la armada del gol, posan para Olé y enseguida se nota que tienen química. Que la figura del Sub 20, para suerte de este Racing, no es apenas un reemplazo de Licha, a quien todavía le queda alrededor de un mes para volver a las canchas.
Los goleadores, porque ambos viven de romper redes, vienen afilados. Ambos le hicieron goles a Lanús y aspiran a repetir contra Belgrano. Saben que de sus gritos depende el futuro del equipo. Que sin López, ellos son los que tienen que asistir y tratar de maquillar la ausencia del jugador más inteligente que tiene el equipo. "Les vamos a dar pelea a todos, queremos ser protagonistas en todas las canchas. Siempre trabajamos para eso y para que el rival tampoco nos convierta", avisa Martínez, un proyecto que de a poco se va haciendo realidad y que a partir de mayo jugará el Mundial de Corea del Sur. "Somos un gran plantel. Todavía depende de nosotros. La idea es seguir creciendo. Desde que llegó, Diego (Cocca) nos pidió que día a día sigamos aprendiendo y creciendo. Es muy motivador que esté en el banco, me da mucha confianza", agrega la Pantera. Y no miente. Con el retorno del DT campeón, su nivel se volvió a disparar como sucedió en 2014.
-¿Qué importancia le dan a la llegada de Cocca?
Martínez : Mucha. Antes del partido con Lanús hablé con los referentes y con el técnico y me dieron tranquilidad. Jugué más relajado. Me dijeron que me soltara, que me liberara. Estoy muy contento por la actuación y por el gol.
-Vos lo conocés más, Gustavo.
B: Sí. Me sigue enseñando en el día a día. Tengo el apoyo incondicional de todo el cuerpo técnico y eso se nota en la cancha. Ellos confiaron en mí cuando nadie lo hacía.
-Lautaro, ¿cómo viviste tu gol en el Cilindro?
M: Lo soñaba muchísimo, lo pensaba demasiado cuando me entrenaba o me iba a dormir para el otro día ir a entrenar. Fue algo hermoso sentir el grito de gol de la gente en ese arco, se vinieron todos en avalancha para festejarlo. Lo pongo como el más importante junto al que le hice a Brasil en el Sudamericano.
-¿Cómo es jugar en lugar de Lisandro?
M: Trato de no ponerme esa presión de jugar por él. Prefiero asumir la responsabilidad de dar lo mejor que pueda y aporta mi granito de arena. Ya lo dije antes: sabemos lo que significa para nosotros y para el fútbol argentino. Lisandro es irremplazable.
B: Es nuestro capitán y está pasando un momento especial. Pero día a día viene a entrenarse con alegría, con muchas ganas de recuperarse y estar cerca de nosotros. Hice el gol y lo abracé para que todo salga bien y para darle fuerzas.
-¿Cómo lo notan?
B: Dentro de todo, le ponemos buena onda a lo mal que lo está pasando. Lo cargamos todo el tiempo para levantarle el ánimo porque él, desde el lugar que le toca ahora, siempre nos alienta. Nos da fuerza que Licha esté siempre en la boca del túnel, aunque obviamente nos daría mucha más si estuviera dentro de la cancha.
-A vos, Lautaro, en el partido contra Lanús te marcó algo, ¿no?
-Sí, sí... El se dio cuenta de que los defensores de Lanús jugaban muy adelantados. Entonces, me dijo que en vez de ir a buscarla para rebotar, atacara el espacio a la espalda de ellos. Eso fue lo que me marcó en el entretiempo. Cuando uno ve las cosas desde afuera, nota otras cosas que estando adentro. Y más si lo ve alguien como Licha...
-¿En qué se aferran para estar confiados en pelear hasta el final?
B : En que tenemos una idea de juego bien clara. Muchos ya conocemos al técnico y sabemos lo que pretende. Es un torneo muy irregular y sabemos que ganando algunos partidos seguidos, podemos volver a acercarnos a los que están arriba.
Sin el gran capitán, pero con dos delanteros llenos de confianza, a la Academia no le importan los números. Lo que siente, que aún está vivo, es mucho más que una estadística.