Por la puerta 5 del Cilindro, pegado al vestuario local, aparece un cuarto lleno de mística. Plagado de posters, repleto de banderines, un espejo, un sillón extenso y ese aroma inconfundible a la historia blanca y celeste. Allí nos recibe muy amablemente Daniel Bazán. Es el “Peluca”, como lo conocen en los pasillos del club, el Peluquero de la institución desde 1988. Nacido en Balcarce, fanático de la música y apasionado de la vida, se trata de un personaje sin igual en la vida de la Academia. Conocelo a fondo en RDA.
-¿Cómo fue tu infancia en Balcarce?
-Nací el 3 de marzo, me crié en la zona rural de Balcarce. Ahí empecé a delinear mis ilusiones de vida. Vengo de una familia de cuatro hermanos, tres varones y una hermanita. Recuerdo que andábamos mucho a caballo por todo el pueblo. Estudié en una escuela rural allá, donde comencé a forjar mis sueños.
-¿Cómo empieza tu pasión por la música?
-Desde muy chico siempre me gusto la música, así como también todos los instrumentos musicales. Desde que tengo uso de razón, siempre tuve la idea de hacer música y estudié en el pueblo. Iba mucho para el pueblo de Balcarce a estudiar guitarra. De hecho, la música es el motivo principal por el cual yo me vine a Buenos Aires en 1988. Previo a eso siempre fui un enloquecido por las melodías. Todos los días tarareaba una nueva. Tuve la suerte de ser el cantor de Juan Manuel Fangio. Había grabado un cassette alrededor de 1985 que decía algo así como “Qué lindo es volver a verte mi pueblo después de un tiempo, la plaza, el patio de tierra y el mate sobre el alero”, algo bien del Interior. Fangio lo escuchó, me contactó y me empezó a estimular para que me viniera a Buenos Aires. El Chueco me llamaba seguido. Hasta pude ganar un premio en Cosquín con la música antes de arribar a la Capital.
-¿Cuándo y cómo fue que llegaste a Avellaneda?
-Allá por marzo de 1988. Fue un viernes a la nochecita. Me trajo un amigo de mi viejo que tenía parientes en Avellaneda. El tipo que me trajo también escribía poemas. Al final terminé haciendo buenas migas con esa familia y me quedé una semana entera. Gracias a eso empecé a pasear por los alrededores de Avellaneda y de curioso, nomás, me metí en la sede de Racing de Avenida Mitre para ver los trofeos del club. Siempre me gustó la historia. Ahí, uno de los guardias se ve que me vio cara de paisano y habrá visto mi cara de fascinación, me invitó a conocer otros cuadros en la sede. En el interín le fui contando mi historia con la música en Balcarce, me consultó si además de la música tenía algún oficio allá y yo le dije que tenía cancha para la peluquería. Me comentó que en el club había existido una peluquería que no funcionaba más. Resulta ser que esta persona que yo pensé que era el portero o el guardia, terminó siendo en realidad el Intendente de la Sede, Juan Carlos Ceballos. Y después de una charla extensa, me terminó proponiendo ser el peluquero de la sede del club. Ante mi consulta de por qué me ofrecía el cargo, Ceballos me respondió que yo le había parecido un tipo sincero y que me quería dar una oportunidad para que pudiera establecerme en la ciudad. El Intendente levantó el tema en la CD de Juan De Stéfano y a la semana ya era el peluquero de Racing. Me agarró una alegría bárbara, me acuerdo que salí volando a un teléfono público para contarle la novedad a mi familia.
-¿De chico ya tenías cierta simpatía por Racing?
-(Se toma un tiempito para decir con voz simpática “¿Cómo te va, Lichita?”, al ver pasar al capitán de la Primera). Mi tío era el presidente del club Racing de Balcarce y todo el tiempo me traía camisetas de Racing, por ende una de mis primeras visitas que hice fue a la sede del club.
-¿Cómo pasaste de tener la peluquería en la sede a mudarte al estadio?
-En la sede estuve un tiempo largo cortándole el pelo a mucha gente. Ahí también hice buenos contactos con el tema de la música y los fines de semana también cantaba para el Municipio de Avellaneda. En la sede estuve hasta fines de 1994. Viví cosas muy lindas y otras no tanto. Me quedé ahí hasta que se fue De Stéfano. Antes de irse, él cerró un convenio para que hicieran refacciones en la sede y en el Cilindro. En ese lapso que empezaron las remodelaciones, pensé que no iba a poder seguir cortando. Recuerdo que en ese tiempito de incertidumbre hasta Jorge Bottaro, presidente de Independiente al que conocía también porque él tenía campos en Balcarce, me ofreció ir a trabajar a la sede de Independiente. Pero por supuesto que no acepté, ya que estaba muy identificado con todo lo que era Racing. Yo necesitaba laburar porque ya tenía mi familia acá, necesitaba la plata para darle de comer. Para sorpresa mía, la gente de la CD, una vez finalizada una Asamblea, me comunicó que querían que siguiera trabajando como peluquero, pero acá en el estadio. Ni bien ví este lugar, me encantó. Ya entrar por esta callecita me pone de buen ánimo. Y así empezó la historia aquí en la puerta 5. Estoy separado del vestuario local por esta pared. Acá estoy para lo que necesite el plantel... Tomar un mate, retocarle las puntitas, ja, y obviamente atender a todo aquel que quiera cortarse el cabello.
-Me contaron que tenés una buena anécdota con Maradona, cuando él era DT del club en 1995...
-Si bien Diego no se vino a cortar acá porque él tenía su propio peluquero, un día se me asomó a la puerta. Yo terminaba de hacer un corte y venía Maradona, que iba a buscar a su mujer. Justo los periodistas, que estaban de guardia, se fueron y él apareció con la Mitsubishi. Ahí lo encaré para saludarlo y él, cómo tenía que esperar a la Claudia, bajó y me dijo: “¿Así que vos sos el Peluca?”. Nos quedamos un rato charlando y me firmó un banderín para “El Peluca”, con la 10 característica. Inolvidable por todo lo que Maradona representa para el fútbol.
-Si tuvieras que elegir a una figura que le hayas cortado el pelo, ¿quién sería?
-Me parece que lo más grande fue Tito Pizzuti. Un ser de lo más equilibrado emocionalmente que vi, una bestia, la historia misma de Racing, un caballero. Después glorias de distintas épocas: Maschio, Coco Basile, Bastía, Milito en su primera etapa, Lisandro López, Roberto Perfumo, el Turquito García... Un montón.
-Siendo peluquero de Racing, te habrás enterado de muchísimas cosas ligadas a la institución...
-Con todos aquellos jugadores, técnicos o dirigentes que se han cortado conmigo, uno se fue enriqueciendo. Siendo respetuoso uno puede aprender mucho también en este oficio. Además, hay momentos en que se puede cruzar un jugador experimentado, un joven, alguien del cuerpo técnico... Y uno va palpando los distintos pensamientos, entendiendo las diferencias entre las generaciones.
-¿Cómo viviste la malaria de la época de la quiebra en 1999?
-Recuerdo muchas cosas de aquel pasado, cosas muy tristes. Por ejemplo: por mucho tiempo no se les pagaba a los empleados del club, gente que necesitaba la plata para morfar, para alimentar a sus familias. Y el club verdaderamente no tenía para pagarles. Fue una situación muy dura. Una foto que aún no puedo olvidar es una que se tomó del estadio repleto de yuyos silvestre, una clara señal de quiebra, de angustia. Esa época marcó mucho, le querían hasta cambiar el nombre al club.
-¿Qué se te viene a la cabeza si te hablo del título del 2001?
-Fue una explosión tremenda, una locura ese torneo y la muchedumbre que se armaba para conseguir una entrada. Había revuelos todos los días. Yo soy del pensamiento de que Marín fue clave para que esto sucediera. Lo había conocido unos años antes de que llegara a Racing, a través de la música. Por intermedio de mi vocación, estuve en la Estancia Mis Marías y ahí me di cuenta de que el tipo era de Racing. Respeto la opinión de los socios, pero creo que estabilizó las finanzas del club, ese año nos salvamos de la Promoción con Mostaza y después dimos la vuelta.
-Lo nombraste a Mostaza. ¿Tenía cábalas en la peluquería?
-A Mostaza lo adoro, lo considero de la familia. Para mí los planteles campeones son sagrados, ya entran en la página gloriosa hasta de mi casa. Hay que ser muy respetuosos con todos ellos. Y con respecto a las cábalas, las hubo, obviamente, más en aquel plantel, ja. Mostaza es un tipo que, más allá de estar identificado con River por su pasado, es tan fuerte lo que vivió con Racing que se enamoró de los colores del cielo. Y bueno, es una linda anécdota lo que se hizo en la primera fecha de ese torneo del 2014, cuando Mostaza era DT. La noche del gol de chilena de Viola, antes del partido, estuve pintando con aerosol a cuanto hincha quisiera copiarle el color a Mostaza. Eso fue a pedido de Topper. Yo tenía miedo de que esa noche no pudiéramos ganar y dejar de ser cábala.
-¿Qué hay de cierto que estuviste cerca de grabar un CD con jugadores de un plantel de Racing?
-Ja, sí. Hasta fui a la discográfica con esa idea. Era un grupo bárbaro en el que estaban Luguercio y Yacob. Pero por decisión mía la echamos para atrás, no quería mezclar ni que se malentiendiera. A los planteles les encanta la música igual, siempre la escucho de acá.
-A partir de tu fanatismo por la música, te habrás divertido con el Mono Burgos, ayudante de Simeone.
-Uy, qué personaje. Ya de arranque se mandó a la peluquería y pegamos onda porque el viejo era peluquero en Mar del Plata. Un tipazo al que le encantaba el rock y mucho el blues, justo mi estilo. Muy carismático, pasaba mucho rato acá charlando de todo.
-¿Qué sensaciones palpaste del título del 2014?
-Inolvidable, muchos avatares atravesó aquel plantel de Cocca. Pasaron por muchas cosas bravas, se los cuestionó mucho, pero siempre salieron adelante. Recuerdo todo lo que se dudaba de Bou. Gustavo se cortó acá una vez y después todos querían su corte. Un fenómeno, un tipo humilde, se notaba que cuando llegó no la estaba pasando bien por todo lo que se hablaba del representante y demás. Y él pudo cambiar su historia, un claro reflejo de cómo se sobreponía aquel equipo campeón. Y de Milito, qué decir... Un caballero con todas las letras, un líder, un jugador que contagiaba lo que nadie adentro del campo, una presencia imponente y una bondad estremecedora. Lo quiero mucho a Milito. Cocca es un técnico fenomenal, alguien que sabe manejar las ansiedades de los más jóvenes y que sabe capitalizar los momentos de sus dirigidos. Acá siempre fue muy respetuoso conmigo y no hay día que no pase a saludar. Con semejantes tipos, se presentía que se iba a dar algo bueno.
-¿Qué jugadores del plantel actual se cortan el pelo acá?
-De todos los que están ahora, la mayoría se ha cortado al menos una vez acá. Todos los jugadores tienen muy buena onda y excelente predisposición conmigo. Por acá han pasado muchísimos jóvenes que llegan a Primera y también muchos que no. Recuerdo un caso de hace muchos años: un pibe que vino con una bronca tremenda porque el técnico le había pedido que se cortara el pelo. Yo le quise hacer entender que era importante que acatara la orden para mostrar disciplina. Cuando un entrenador baja el mensaje del pelo largo o pelo corto, tiene que ver con que quiere saber quiénes son disciplinados.
-Tenes muy buena relación con Lisandro López...
-El Licha es una maravilla, uno de esas personas únicas, muy respetuoso, serio, prolijo y algo introvertido, sin maldad alguna. Se merece que le toque el título, yo lo he visto brillar y cuando anda bien y toma confianza, no lo podés parar. Te da esa sensación.
-¿Qué pálpito tenés desde la peluquería para esta temporada?
-Mirá, para mí los momentos son difíciles de comparar, no te puedo decir que hay similitudes con el 2014. Lo que sí te puedo asegurar es que noto a todos los chicos muy comprometidos con este presente del club. Desde lo institucional, con Blanco a la cabeza, veo que está todo muy medido, muy ordenado para marcar estabilidad. El técnico conoce y sabe manejarse en este club, hay mucho talento en el plantel. Veo la coyuntura muy aceitada.
-Hace casi 30 años que estás en el club. ¿Qué es Racing en tu vida?
-Estoy acá porque me agrada mucho estar acá. En este lugar yo me hallo, me encuentro. Hasta me permito escribir mis canciones. Acá siento que la gente de Racing me envía buenos pensamientos, por eso te digo honestamente que yo soy feliz estando acá. Si un día me tengo que ir, ojalá que me recuerden acá, en mi lugar en el mundo, en la puerta 5. Con una sonrisa, un mate, hablando de música y de fútbol.
Que linda nota!! gracias Daniel por ser parte de la historia de mi club amado!!!
Muy buena nota. Felicitaciones.
Una bellísima persona,un ser humano humilde, solidario, impresionante.No contó en la buena nota del emocionante tema que le escribió al Papa Francisco titulado Honremos la Fé y que llegó al propio Vaticano.Un abrazo grande Daniel.
Daniel no tengas dudas que vas a ser parte de la historia de Racing. Sabés qué querés, lo tenés muy en claro y sos de esos tipos que concretan sus objetivos. Te felicito por tu visión y experiencia bien aprovechada.
Una excelente persona.
Un personaje positivo. Que siempre suma.
Es un lujo tenerlo siempre en el Estadio.