José Luis Martínez Gullotta atiende a RDA desde su Mendoza natal para abrirnos su corazón en una entrevista emotiva. En este mano a mano, el arquero que puso la cara en la Promoción ante Belgrano en 2008 para dejar al club en Primera nos cuenta qué está haciendo en la actualidad, nos revela algunas anécdotas de la situación institucional que vivió Racing en una época muy dura y transmite sus sensaciones sobre muchos de los momentos que atravesó a lo largo de una carrera en la que le pasó de todo. Acá está Wally.
-¿Qué es de tu vida?
-Estoy jugando el Federal A con Gutiérrez Sport Club de Mendoza. Me cansé un poco de ciertas cuestiones del fútbol y me vine a un lugar donde sabía que me iba a vivir más relajado. En San Martín de Tucumán, hace dos años, viví situaciones horribles. Debuté en Copa Argentina frente a Argentinos Juniors y me mandé dos cagadas. A partir de ahí, mi vida en Tucumán fue un infierno. Me pintaron las paredes de mi departamento, me insultaban 30.000 personas de arriba a abajo cuando jugábamos de local y no me dejaban en paz. Eso no sólo me impactó en lo futbolístico, también en mi vida personal, donde pase momentos muy complicados y hasta pensé en tomar la peor decisión… Soy persona no grata en San Martín de Tucumán.
-¿Cómo lograste salir de ese duro momento?
-Quien me ayudó a superar ese momento fue una amiga de toda la vida, la quíntuple campeona de natación, Pilar Feijó. Ella me dijo algo muy simple: hace lo que te guste, donde más te guste. Por eso me fui a un club cerca de donde nací, para estar rodeado de todos mis seres queridos y pasarla bien.
-Pasaron 10 años de tu debut en la Academia aquel 28 de agosto del 2007 en un partido insólito ante San Lorenzo (Racing pasó de 3-0 a 3-4). ¿Qué recordás de aquella noche?
-Recuerdo que echan a Campagnuolo y nuestro DT, Gustavo Costas, me mandó a calentar inmediatamente y me puso por el Colo Sava con el partido 3-1. San Lorenzo se puso 3-2 y el árbitro les cobró un penal. Se lo tapé a la Gata Fernández pero, así y todo, nos siguieron cascoteando y terminamos perdiendo un partido increíble. Si sacábamos adelante ese clásico, tal vez mi carrera hubiese sido otra.
-En el Clausura 2008 se lesiona Hilario Navarro con el equipo al borde de la Promoción, ¿Qué sentiste cuando te volvió a tocar entrar?
-Estaba con muchas ganas, ya que después de lo de San Lorenzo no atajé ni un minuto más. Cuando vi que se empezaron a caer soldaditos, sabía que el Chocho Llop debía elegir entre Bernardo Leyenda y yo, para ir al banco porque Campagnuolo estaba lesionado. El Chocho se la jugó por mí y me empezó a mandar al banco de suplentes. Justamente, en un partido contra Argentinos Juniors, se lesionó Hilario y tuve la chance de volver al arco. La gente me ovacionó y me brindó un apoyo total en el Cilindro en esos 20 minutos.
-Atajaste hasta el final de aquel torneo y luego llegó la Promoción. ¿Cómo viviste ese momento?
-Éramos muchos pibes y eso, por suerte, generó que haya cierta inconsciencia de lo que estaba pasando. Tal vez a los grandes sí les pesaba la responsabilidad: Chatruc, Estévez, Bastía, Sava. Considero que el aire fresco de los jóvenes terminó dejando al equipo en Primera.
-¿Tenías noción de que defendías el arco de Racing en una situación tan extrema? Un error tuyo tal vez significaba perder la categoría...
-Quedaban cinco partidos para terminar el torneo. Racing necesitaba alguien en el arco que tuviera huevos, coraje y personalidad, más allá de las condiciones técnicas. Era una situación para alguien con temperamento, la característica que más sobresale en mi juego. Yo sabía que no me iba a cagar.
-¿Sentían el apoyo institucional en esa situación deportiva tan jodida?
-Para nada, fue un período de mierda. De Tomaso, presidente de Blanquiceleste, era un desastre, un chanta bárbaro. No sé cómo llegó a ese cargo. No cobrábamos nunca, en ese momento no sabía que al fútbol se jugaba por plata, me cagué de hambre por Racing. Llegaba a casa y no tenía nada en la heladera. Encima, me daba vergüenza pedirle guita a mis viejos. Era el arquero titular de Racing y no tenía para morfar. De hecho, se me rompieron los botines y no tenía un mango para comprarme otros. En la Promoción, atajé con unos que me prestó Hilario Navarro.
-¿Cuántas veces volviste a mirar la jugada en la que Bustos se pierde el gol con el arco vacío?
-Muchas. Y sigo pensando lo mismo que aquella tarde, donde me la jugué a que el delantero defina por arriba, creo que era lo más lógico. Cuando la pelota me pasa a mí y a Cáceres, el flaco queda solo adelante del arco y pensé lo peor. El de arriba y la gente de Racing hizo que Bustos se cayera y no la pueda meter. Tiempo después me crucé con Matías Gigli, que esa tarde también se erró varios goles, y me confesó que si no era por Bustos, todavía lo estarían puteando a él.
-¿Cobraron lo que les debían después de dejar al equipo en Primera?
-Hicimos paro y nos terminaron pagando los ocho meses que nos adeudaban. Igual te repito, yo jugaba por el pancho y la Coca. La plata que me dieron a mí me entró en un bolsillo, la de algunos de mis compañeros entraba en un baúl, je.
-¿Cómo siguió tu carrera?
-Atajé en el arranque del Clausura 2008 pero Llop me sacó en la fecha 11 después de un partido con San Lorenzo. Laburaba muy bien el Chocho pero en ese torneo creo que tomó malas decisiones. Dejó ir a Sava, un compañero de puta madre, clave para el grupo. Después, Llop se terminó yendo por malos resultados.
-Y llegó Caruso Lombardi…
-Sí y a partir de eso quedé absolutamente relegado. Encima yo estaba lesionado y Ricardo ni me dio bola. En ese momento, sentí que el fútbol me daba la espalda. Te cuento una anécdota de aquella época: cuando Caruso me había limpiado, un domingo me fui con el enano Moralez y un utilero a bailar. Empezamos la joda temprano y se hicieron como las ocho de la mañana, faltaba una hora para entrenar y llovía con todo. El utilero y yo nos quedamos dormidos. Cuando nos despertamos, el utilero tenía llamadas perdidas y mensajes de texto por todos lados. No se acordó que era el único que tenía la llave del vestuario y el plantel no pudo entrenar porque no tenían la ropa. Una locura.
-¿Cómo fue tu carrera tras irte de la Academia en 2010?
-Me fui a Gimnasia de Jujuy. Pero al cuarto día lo mandé a la mierda a Pancho Ferraro y no me puso más. De ahí pasé a Aldosivi, con la mala suerte de ser suplente de Campodónico, que durante esa época no tuvo ni un resfrio y atajó todos los partidos. Luego me fui a Boca Unidos, donde me encontré con el Gato Sessa, un compañero espectacular. Me quedé tres años y en uno de ellos fui el arquero titular del equipo. Después, llegó la pesadilla tucumana.
-El hincha te recuerda con cariño, sabe que pusiste la cara en un momento durísimo. ¿Tenés contacto con los hinchas de Racing todavía?
-De los hinchas de Racing siempre recibo mucho afecto. No es una pavada haber superado la Promoción, siento que pude ganar algo que arqueros del nivel de Juan Pablo Carrizo no. Con eso me refiero a que luego de que nosotros estuvimos al borde del descenso, muchos equipos importantes se fueron a la B. Lo que nosotros conseguimos al superar a Belgrano vale más que un campeonato, a la gente de la Academia irse al descenso le hubiese partido el corazón.
-¿Te seguís hablando con compañeros de esa época?
-Con los pibes del 2008 tenemos una relación fantástica. Maxi Moralez es uno de mis mejores amigos, como persona tiene una humildad inigualable y como jugador es un tremendo crack.
-Imagino que te encantaría que vuelva al club…
-Él tiene ganas de volver, olvidate. Es hincha de Racing, tanto él como su señora. Su cuñado va a todos lados siguiendo a la Academia y lo vuelve loco para que pegue la vuelta. Ya se va a dar.
-Musso y Gómez pudieron debutar en Racing pero en un contexto muy diferente al tuyo. ¿Cómo los ves?
-Son dos arqueros con buen presente y mucho futuro. Hoy por hoy los pibes de las Inferiores están muy contenidos y tienen todas las herramientas para crecer como profesionales, es muy bueno el trabajo que se está haciendo en Racing. A Víctor Blanco le tiraron un fardo y la verdad que ha puesto el club de maravillas.
-¿Qué significa Racing en tu vida?
-Todo. Más allá de la educación que me dieron mis padres, yo maduré en Racing. Era muy verde cuando llegué al club a mis 17 años. Esta institución fue mi hogar durante mucho tiempo y tengo el lujo de ser recordado con cariño por los hinchas. No puedo pedir más nada.
Está loco Wally, no queda ninguna duda. Pero es un loco lindo que dio la cara en uno de los momentos más difíciles en la historia del club. Puso el hambre, el cuerpo y las manos para lograr dejar al equipo en Primera junto a un grupo de gurrumines que jugaba por el pancho y la gaseosa. Y eso vale tanto como ganar un campeonato.
Un animal dentro y fuera de la cancha, lo mejor para vos wally querido!
Fenómeno Wally, se la banco solito a la promoción y me acuerdo el partido con el rosa en Velez ( ese que el cagon de Baldassi no cobra el penal a Sava) que le puso el pecho como nadie.
Otro notón de Juan. Un placer leer, excelente entrevista.
Excelente nota
Un genio Wally le puso el pecho a las balas en un momento tan jodido el club
Eternamente agradecido a ese plantel q defendió los colores como nunca
Gracias Wally
Un abrazo desde San Juan
Muy buena l entrevista una mala época no lvolvamos Racing es más que coca licha los colores se llevan en el alma eso ningún jugador lo entiende vamos racing
TENGO EL GUSTO DE HABERLOS RECIBIDO EN MI CASA A WALLY, A MAXI MORALEZ, EXTRAORDINARIOS PROFESIONALES Y MEJORES PERSONAS,BUENOS ASADOS,JUNTO A MIS HIJOS MIS SOBRINOS Y AMIGOS TODOS FANÁS DE LA ACADEMIA, SALUDO Y ABRAZO GRANDE Y MUY FUERTE, DE LOS CAPRIA, VITUCCI, DIEGO CIOCCHI ,CHITA, Y OTROS MÁS !!!!!
Grande Wally...lo que no tenia de granarquero lo tenia de huevos y coraje. No lo duden, atajar en esa promocion fue un infierno, no recuerdo un clima de tanta tension y angustia como el de aquella tarde de 1-0 a Begrano en el Cilindro...
Gracias Wally por todo lo que le diste a Racing, es para muy pocos el arco de la Academia y más aún en momentos díficiles del club como los que te tocó afrontar. Racing siempre será tu casa. Abrazo grande.