"Cuando entre a la cancha, seguramente me voy a emocionar". ¿¡Y cómo no se iba a movilizar Gustavo Bou!? Cómo no hacerlo si ingresó al Cilindro por última vez... Un montón de recuerdos habrán pasado por su cabeza en el momento en que pisó el campo para que Víctor Blanco le entregara una plaqueta en reconocimiento y la caniseta con el dorsal número 100 en honor esa cantidad de partidos que alcanzó con la Academia en el juego ante Rosario Central.
Este jueves, la Pantera de Concordia volará hacia México para firmar contrato por tres años con el Tijuana, entidad que le dejará a Racing 6.000.000 de dólares limpios por el pase. No fue la despedida que hubiera querido porque un desgarro en el gemelo interno decla pierna derecha le impidió decir adiós en acción.
Fueron tres años del delantero en la Academia. Se dieron mucho mutuamente. Con esta casaca logró la mejor etapa de su carrera, título de 2014 incluido y como artillero de la Libertadores de 2015. Por sobre todas las cosas, pasó de villano a héroe. De resistido por haber llegado a Racing con poco nombre, y con el mismo representante de Cocca, a ídolo por su capacidad goleadora y su entrega. Se sobrepuso a la desconfianza inicial generalizada.
"Quizá me juzgaron antes de tiempo, pero me voy con mucho cariño por Racing", dijo, emocionado, Gustavo en declaraciones a TyC Sports. Primero jugó con Diego Milito, después con Lisandro López. Y dejó de ser acompañante de para ser protagonista. Se ganó el respeto de todos los rivales. También, la atención de muchos clubes que ofertaron por él sin éxito en los últimos mercados de pases. Hasta que apareció Tijuana. Y se lo llevó nomás. Pero siempre estará en el corazón del hincha de la Academia que esperará su regreso.