Milito, el nombre positivo en Racing

Hay figuras y personalidades que con su presencia marcan un antes y un después en la historia. Son como imanes, que atraen todo lo necesario para dar un vuelco en la mente y en el accionar de los que tiene alrededor. Eso generó Diego Alberto Milito desde su vuelta. Un torbellino, un cambio radical que penetró en las cabezas, en las casas, en los cuerpos de todos los hinchas racinguistas. Milito fue positivo. Y creó un Racing Positivo.

El Príncipe, desde su vuelta en 2014, consiguió tres títulos (uno como jugador y dos como Secretario Técnico) y participó activamente en los cuatro trofeos que consiguió la Academia en este siglo. Nadie podía imaginar que aquel pibe que alternaba con Maceratesi en la delantera del equipo de Mostaza de 2001 iba a generar semejante revolución. Y fue todo mérito suyo, con la espalda gigante que le generó su carrera en Europa y su amor y sentido de pertenencia por esta institución.

Milito contagia a Racing

Diego Milito volvió a Racing en junio de 2014. Inmediatamente se puso bajo las órdenes de Diego Cocca y junto a Sebastián Saja lideraron, en poco tiempo, uno de los grupos mas fuertes de la historia de Racing. Con una cabeza a prueba de todo tipo de balas y una calidad infernal, Diego contagió el compromiso de querer y poder. La capacidad de ir a buscar y obtener. Generó amor propio, autoestima y deseo de progresar, en un club vapuleado por una historia de desencuentros y decepciones. Milito aplicó el freno de mano. Volvió todo a cero, reseteó la maquina y cambió los chips. Racing evolucionó de tal forma que sus hinchas se incorporaron rápidamente a ese Racing Positivo. Fue como una ola que empezó a arrasar. En seis meses fue campeón, pero el principal cambio (el mental) ya estaba hecho.

En mayo de 2016 anunció su despedida del fútbol. Todos querían que inmediatamente se incorpore al club en otro rol. Pero necesitó pensar y descansar. Volvió en diciembre de 2017 como Secretario Técnico. Avaló previamente la contratación de Coudet (que llegó en enero de 2018) y empezó a trabajar en los bajo, sin carteles luminosos, en la idea de juego ofensiva que querían junto al Chacho. Hubo discusiones, distintas formas de proceder, algún que otro disgusto, pero la base ya estaba. La nueva política de estado implementada en Racing desde 2014 no iba a cambiar. Racing tiene que ser protagonista siempre. Y así lo está haciendo.

El 2018 tuvo a Milito en un rol de perfil bajo. Habló en pocos y justos momentos. Luego de las derrotas con River, tras el caso Centurión y no mucho más. Racing fue, casi todo el año, puntero absoluto de esa Superliga que finalmente obtuvo en marzo de 2019. El sábado, al finalizar el partido y luego de ser nuevamente campeón, pisó el césped del José María Minella y miró a la tribuna. Tantas veces de aquel lado del alambrado, tantas veces en el césped, tantas veces mirando desde el palco. Todo eso es Diego Milito para Racing. El gestor, el que contagia, el revolucionario que no grita. Racing está por encima de todo nombre. Pero encima de todos los nombres en Racing, junto a otras glorias, está el de Diego Milito.