Lo observa atento. Gira su cuello para mirar a su papá, como esperando a que él le confirme que sí, que es verdad lo que está viendo, que Milito es ése y que él es el próximo en la fila para que el 22 le estampe su firma en la camiseta, y no lo puede creer. Esa sensación se multiplicó por las más de 350 personas que anoche celebraron hasta bien entrada la madrugada la Fiesta Solidaria de la Filial Patagonia en Comodoro Rivadavia, con la estelar presencia del Príncipe.
Diego llegó a la ciudad pasado el mediodía del sábado, y tras ser recibido por muchísimos hinchas en el aeropuerto, se acercó al club USMA donde había un evento organizado en conjunto por la filial y la asociación 'Juntos por un corazoncito felíz' para ayudar a recolectar elementos de estudio para los afectados por las inundaciones que castigaron a la provincia. Foto viene, foto va, un rato para descansar para la noche que se venía -mientras tanto se celebró la marea de goles del equipo de Cocca ante Atlético-, y llegaba la fiesta.
La velada fue poblándose desde las 21, con mucha familia, camisetas y banderas por doquier. Y cuando llegó él, estalló el salón. Ocupó una mesa con el Turco García (quien viajó unos días antes para hacer una prueba de jugadores juveniles) y, conmovido por tanto cariño, se sacó fotos con todos los que se acercaban, firmó remeras, recortes de diarios, banderines ¡y hasta la panza de una embarazada! No hay límite para el fanatismo que genera este señor.
Fin de la travesía por Comodoro Rivadavia para Diego Milito. Y lo mejor fue que, más allá de la alegría que repartió, se pudo ayudar a los que tan mal la están pasando en dicha ciudad.
