Milito y sus tres campeonatos

El 18 de junio de 2014 deberá recordarse como un antes y un después en la vida institucional y deportiva de Racing. No se obtuvo un campeonato. No se ganó un clásico. Esa fecha es el comienzo de la resurrección de Racing. Ese día, un miércoles por la tarde, Víctor Blanco anunciaba en conferencia de prensa la incorporación y el regreso del hijo pródigo, Diego Milito.

“Vuelvo a mi casa”, fue lo primero que dijo el Príncipe. Y enseguida empezó a describir lo que en ese momento era un deseo: "Si ve un equipo que se entrega, la gente va a apoyar. El hincha de Racing es así. Hablé con Saja. Trataré de ayudar a los más chicos a crecer". Y vaya que ayudó.

De entrada nomás, a los seis meses, se consagraba campeón del Torneo de Transición 2014, con Diego Cocca como DT y Sebastián Saja como su ladero en el vestuario. Junto al Chino empezaron a diagramar y a construir el Racing Positivo. Y la gente apoyó de una manera monumental. En las calles, en el obelisco, las familias enteras coparon el país con la bandera #RacingPositivo, que hasta estos tiempos perdura. La Academia volvía a ser campeón local en Avellaneda y Diego era llevado en andas, con lágrimas en los ojos, demostrando que se puede e invitando a todos a soñar por más.

El 2001 y la vuelta

La construcción de su carrera empezó a guiñarle un ojo en aquel 2001 de Mostaza. Joven con futuro prometedor (tenía 22 años), Diego ayudó en ese equipo a romper una malaria de muchos años sin ser campeón. Y pudo festejar al final, desatando la locura académica en el contexto de un país que se incendiaba.

A partir de allí continuó su carrera en el exterior de una forma brillante, logrando la admiración y el respeto de propios y ajenos. Pero quiso poner el pecho y volver. Quiso venir a trabajar a Racing y ayudar a crecer al club que lo formó, del que es hincha y al que ama. Y junto él, la Academia empezó a transitar los mejores años institucionales en mucho tiempo. Años de copas ininterrumpidas, de peleas de torneos, de fortaleza en el Cilindro, de positivismo puro. Racing se hizo mucho mas fuerte a partir de la presencia y la influencia de Diego Milito.

Su nueva etapa como secretario técnico

Retirado en mayo de 2016, con partido homenaje en junio de ese año, Milito se tomó su tiempo antes de involucrarse en un nuevo rol. Pero tenía en mente que quería seguir ayudando a Racing. Decisión difícil si tenemos en cuenta que ya era dos veces campeón (algo muy difícil de conseguir hasta ese momento), e ídolo de la gente. Podría haberse quedado en su casa y disfrutar de los laureles que no se secarán nunca. Pero quiso, nuevamente, volver.

Por eso, el 16 de diciembre de 2017 se oficializó su nuevo cargo como secretario técnico de la institución. Y una de las primeras decisiones en las que estuvo involucrado activamente fue en la contratación de Eduardo Coudet como nuevo DT, que llegó en enero de 2018.

Con un modelo europeo desconocido en este país, Diego empezó a trabajar de forma silenciosa, sin grandilocuencias o espejos de colores, como se acostumbran en estos lados. Mesurado en sus respuestas, siempre dando apoyo al DT aun en momentos malos y respetando sus decisiones, como cabeza de grupo, Diego supo correrse a un costado de la escena, trabajar en silencio y que Lisandro y el Chacho se encarguen del resto.

Le dio la cinta y el bastón a Licha y respetó su autoridad dentro de la cancha. Y los resultados están a la vista. Aquellos que no necesitan ser el centro del universo tienen esta clase de actitudes. Y Diego es así de grande. Racing consiguió su título 18 a nivel local y el tercero en los últimos 50 años. En los tres, estuvo Diego Milito presente.

Ídolo de la gente, capitán honorario por siempre, este título también es tuyo, Príncipe.