"Nunca supe que en los colegios los chicos gritaban Nacho"

Fue furor en la década del 90. Cuántos niños habrán volado de palo a palo, con algo de ropa haciendo de postes, al grito de Nachooo. Fue uno de esos pocos que dieron ganas, a los más chicos, de dejar de soñar de convertirse en un 10 para ponerse los guantes e ir al arco. Nacho González marcó época en la década del 90. Instaló modas: debutó con pelo largo, ante Mandiyú. Fue un 11 de septiembre de 1991, Racing perdió 3-2 y la gente se fue preguntado "¿quién es ese boludo"?, según él mismo reconoció. Ese boludo terminó siendo ícono de la Academia y arquero de la Selección Argentina. Pateó penales, fue casi un sex symbol de la época y hasta usos buzos personalizados. Hoy, a los 48 años, pasa la mayor parte del tiempo siendo padre. Lo dice con orgullo. También es panelista en un programa de televisión y tiene ganas de volver al ruedo luego de ser técnico de Atlético Venezuela y All Boys, entre 2017 y 2018. En exclusiva, habló de todo con Racing de Alma. Un mano a mano imperdible.

"Tengo tres hijos. Uno es Alan, el de 23. Ataja en San Telmo y su pase le pertenece a Lanús. Después está Agustín, de 21. Ese es el enfermo fanático de Racing. Y está Joaquín, que en marzo cumple nueve años. Quizás es al que más disfruto. El que me permite hacer muchas más cosas que no hice con sus hermanos. Porque yo era mucho más joven y por las concentraciones, los viajes, la preocupación de armar una carrera…", comienza a compartir su camino Nacho, quien era delantero en baby y lo convencieron para ser arquero de cancha de 11...

-Como futbolista eras muy fastidioso…

-Sí, era muy fastidioso. Y yo creo que en el fútbol el que se enoja pierde. Me hubiera gustado ser políticamente más correcto. No digo de tener un doble discurso, ser falso o ir por atrás. Siento que voy por la vida con la capa de la justicia. Y no puedo ir así. Me da bronca… El otro día, cuando iba al canal, en un semáforo de Lavalle y 9 de julio, uno tiró un papel por la ventanilla. Me le asomo y le digo: "Se te cayó un papel". Y nos empezamos a putear. ¡¿Mirá si es un loco que baja con algo?! Y yo me bajo. Después, me peleo en una heladería o cafetería si no saludan. Vos me podés traer algo 20 veces y las 20 te voy a decir gracias. Pasan un montón de cosas que Yo creo que tendría que vivir en otro país.Pero lo que no logré a los 20 ó 25 años no lo voy a conseguir a los 48… Yo vivo así. Y eso no me ayudó.

-¿Te cuidabas mucho en tu época de jugador?

-Me cuidaba. Descansaba, vivía por y para mi familia. Estuve casado 20 años. Y me separé hace cinco. Y hoy muchos amigos creen que estoy de joda. Y nada que ver. Me acuesto a las 11 o 12 de la noche, voy a gimnasio 7.30 u 8 de la mañana-. Estoy en casa, miro fútbol, agarro la bicicleta, salgo a tomar sol, voy a buscar a mi hijo al colegio…

-¿Siempre te ocupaste tanto de la parte física?

-No. El cambio fue a los 30 años. Tenía un compañero en Las Palmas. Cuando volví de mi préstamo de Pachuca, me reencontré con él. Siempre me llamaba "gordo". Un día me preguntó pro qué le metía una cucharada de azúcar al mate. Tomaba Coca, comía panchos… Todo mal, desordenado. Me hizo un click. Empecé a cambiar la alimentación. Cuando me suspendieron, y sólo me dedicaba a entrenar, comía con todo medido: el aceite, el queso… Me pasaba de rosca. A las 17 me iba al gimnasio: una hora de fierros y otra de aeróbico. Bajé de 91 kilos a 81. Me vi al espejo y me aparecieron los abdominales que siempre quise que me aparecieran. Me ordené y a todo lo que tenía de grasa lo transformé en músculo…. "Nunca más quiero volver a estar como antes", me dije. A Tito Pompei lo tuve de compañero en Racing y después concentrábamos juntos en Estudiantes, en 2003. "Me lo cambiaron. Yo me acuerdo del Nacho que se comía sandwihes de milanesa en la estación de servicio de Colón y Alsina. Y ahora me viene con un yogurt con cereales", me jodía.

-¿Te hubiera gustado regresar a Racing como arquero?

-Nunca me llamaron. El único que una vez vino a tocarme el timbre a mi casa fue Lalín. Pero él ya estaba desvinculado del club. Le dije: "Daniel, vos me echaste para traer a Sessa…". Yo me fui reputeado de Racing en el 97, después del partido con River, el 3-2.

-Estuviste cerca de irte a Boca. ¿Eso muchos hinchas no te lo perdonaron?

-Sí, pero convengamos que hoy… Tengo un vecino del barrio, fanático de Racing, y hablábamos de eso hace un par de meses. Cuando pasó lo de Ricardo (Centurión), que se declaró hincha de Boca y después volvió a Racing… Y no pasó nada. Y pensar que yo me quise ir porque no cobraba un peso en Racing. Yo jugué gratis en Racing. ¿O nadie sabe que jugué gratis?

-¿Cuánto tiempo atajaste gratis?

-Toda mi vida. Cobraba sueldos, obvio. ¿Pero hice la diferencia? Estuve tres años en Primera, atajé en la Selección… Suponte que me debían 100.000 dólares, aunque eran más. Y esos 100.000 pasaron a ser 100.000 pesos. De esos 100.000, una quita del 60% y pagado en cuotas diez años después. Después, me llevo el haber conocido a Tita, haber jugado con Rubén Paz, haber sido reconocido por la gente…

-¿Qué recordás de aquella épocas?

-Cuando me subieron a Primera a entrenar, el utilero Conejo era un hijo de puta. Tengo una gran relación. Le cebaba mate a los más grandes: Rubén Paz, Cacho Borelli... Lo que era pedir un patalón largo para no pelarte las piernas... Pero esas cosas te educan. Siempre me arrimé a los más grandes, me gustó siempre. Ellos me adoptaron. Un día después de entrenar me llevaron por un túnel, el córner derecho de La Guardia Imperial. Cruzamos el foso y llegamos a la casa de Tita. Gancia, salamín, queso, aceitunas... Esas cosas son lo más lindo. Obvio que es laburo, pero eso te llena. Tengo una foto vieja con la ropa Adidas con Tita y Lamadrid.

-No era el Racing de ahora...

-Te acostumbras a las miserias. Te hacés más duro. Cuando llegué a Las Palmas encontré un lindo predio. Todo ordenado, es como que te cuesta porque el cambio es rápido. La prensa exige que el de afuera tiene que rendir más. Hoy Racing es Disney. Yo fui capitán en una época difícil. Íbamos a pelear los premios con Otero y Lalín, eran bravos. Íbamos a discutir por algo que nunca cobrábamos. Tuvimos un equipazo con el Piojo, Chelo Delgado, Pompei, De Vicente, Capria, Quiroz, Zanetti, Chacoma. Los grandes desajustes del club no nos permitieron ser campeones. Entrenábamos en tantos lugares… En Hindú tardábamos un montón desde Avellaneda, eran dos carriles la Panamericana. Llegaba con la fila de coches y el portón cerrado porque no pagaban. Había que esperar a que llegara algún secretario del club para que nos abriera.

-¿Cómo arrancaste a patear penales? Más allá de Chilavert, no era tan común.

-Habían errado el Mago Capria, Bichi Fuertes, Brusco, Neto… Y jodiendo el día previo a un partido, que hacíamos pelota parada, le dije al Panadero Díaz que quería patear. Empezó como una joda: lo puse a Cubito Cáceres en el arco, le pateé 10 penales y le arrancaba la cabeza. Hasta que el Coco Basile dijo basta, quedó ahí y no se habló más. Yo concentraba con Marini. Fuimos a la charla después de comer. Jugábamos a las tres de la tarde contra Huracán, televisado. El clásico del domingo era. "Si hay un penal lo patea Nacho", dijo el Coco. Se reían. Murmullo, típica. "¿Estás cagado?", me pregunta Marini. Empecé a contar los pasos dentro de la habitación, tenía un cagazo bárbaro. Y ese día Javier Castrilli cobró dos penales. Cuando pitó el primero, el corazón se me salió por la boca. Hoy es más factible que el arquero salga un poco más, como líbero. Los de Huracán me decían barbaridades. Estaba el Turco García.Yo tenía miedo del papelón, de caerme antes de patear la pelota. Rematé los dos al mismo lado. "No la cruzo ni en pedo", pensé. Fueron dos penales en 10 minutos. Cuando llego a ejecutar, quería patear el Bichi: "Tomatela".

-¿Y el buzo del Bulldog bueno? También fue furor pero duró muy poco.

-Se me acercó el de Galeria Jardín, Oscar, que parece es momento era un visionario. Lw había hecho buzos en su época al Loco Gatti y el bulldog malo a Chilavert, Me llamó para vender el buzo del bulldog bueno. Me asusté, lo usé dos partidos y nunca más. Soy un tarado. Era mucha exposición y a mí me gustaba el perfil bajo. Recién ahora me doy cuenta lo que generaba, no lo tuve en cuenta. Los chicos en el colegio gritaban "Nacho". Me escriben por redes contándome eso.

-¿Qué opinión tenés de Chilavert?

-Siempre fue un referente para mí. Desde San lorenzo. Lo he visto meter bombas desde el borde del área grande hasta el otro arco. Él no volaba y hacía fácil lo difícil. Fuera de la cancha coincidíamos porque nos daba guantes la misma empresa. Tiene un corazón más grande que un edificio. Siempre estuvo a disposición de todo el tema solidario. Hernán Díaz es otro. Adentro se transforman, yo en la cancha me transformaba.

-¿De Lalín?

-Venía a los tiros. Después del gol del Chelo Delgado contra Independiente, el de los tres dedos, discutimos. "Controlá tus emociones. No puede ser que llores dentro de la cancha", me dijo. "No entendés nada", le respondió. Era discutir con un loco. Ya está.

-¿Te arrepentís de lo que pasó en el partido por Eliminatoria con Bolivia? Te expulsaron y después pasó el bochorno del corte de Julio Cruz.

-El partido ese fue el destino, no lo tendría que haber jugado.Perdimos 5-0 con Racing contra Central y fuimos a Ecuador, a jugar contra Emelec y Nacional por el grupo de Libertadores. En el primero sufro un esguince de rodilla, tenía casi para un mes pero me apuré para estar con la Selección. Mi partido era normal hasta que el cabezazo que metí. Fue una locura lo que hice. Me mandé la cagada y sabía la que se me venía. Son momentos que te marcan. Hace poco lo vi con mi hijo y me dio vergüenza.