Hay veces en que el funcionamiento sí termina siendo más importante que el resultado. En Asunción no hay clima de eliminatoria abierta (que obviamente lo está). Extraña sensación, levantar un 0-1 no parece una hazaña ni algo matemáticamente complejo. Pero este Racing apático y sin rumbo genera ese clima denso y tormentoso. Carente de toda identidad, hasta Diego Cocca fue más autocrítico que nunca, en una conferencia de madrugada y brindada únicamente para cumplir con lo que obliga Conmebol. Ya ni sabemos si la línea de cinco funciona, si Ibargüen es volante o delantero y si Lisandro López es el verdadero. Todo parece estar mal. Libertad, un equipo paraguayo que anda mal en su país y al que no le sobra nada, pudo haber ganado por más goles de diferencia. En una semana que será clave para intentar seguir en la Sudamericana, no queda otro camino que volver a las fuentes: rodear a Lautaro Martínez, dejar de acumular voluntades en defensa y volver a ser protagonistas. El resultado hasta parece habernos dado una mano, porque en el aire lo que quedó fue un partido de goleada en contra. Peor que el martes no se puede jugar.