Para guardar en el Alma


La brisa obliga a sacar la campera del bolso en Junín. A 260 kílometros de Buenos Aires, varios grados menos hacen recordar que arrancó el Otoño. Pero para esos 100 hinchas que esperan detrás de las vallas, salió el sol en plena noche. Hace un ratito nomás que los vieron pasar, pero otra vez vuelven a la calle para darles calor a esa gente que aguarda en la puerta del Hotel Capaghue, donde se hospeda Racing.  La Avenida Roque Sáenz Peña, la principal por donde están los negocios y los bares, es de los simpatizantes de la Academia. Pero ellos no buscan dónde comer o qué comprar. Lo único que quieren es unas fotos con sus jugadores. 

En una ciudad donde se respira poco fútbol, la llegada de Racing fue un tanque de oxígeno. Y ahí salen varios. Para devolver el cariño después de haber comido. Gustavo Bou y Lautaro Martínez son de los más buscados por los hinchas, que se vuelven locos cuando los ven aparecer en la vereda. También se asoman Meli, Pillud, Orion, Videla y Brian Fernández, entre otros. Racing de Alma es testigo de ese ida y vuelta entre los jugadores y la gente, que le piden ganarle a Sarmiento. Ninguno tiene apuro. Tampoco el señor que habrá gritado los goles de Maschio en su primera etapa (entre 1954 y 1957) y ahora delira con los de la Pantera. Hace rato está parado y se sostiene en la valla para que le aguanten las piernas. Y se acerca Orion a saludarlo. También Brian Fernández y Videla, que le meten selfie como si fuera un pibe de 20 años. Esto es Racing. Pero hay tiempo para que los 100 se lleven su foto para colgar en un marquito o la firma para guardar. Una imagen que no se olvidarán nunca. Para guardar en el Alma. 

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