Resulta inverosímil que ese empeine derecho no le haya transmitido placer al tomar de lleno esa pelota que, de volea, dibujó un golazo de colección. Diego González, la figura del triunfo 4-3 sobre Atlético Tucumán, jura y recontra jura que su concentración en cada compromiso le anula todo lo demás: “No sé lo que es disfrutar un partido jugando. Yo me mentalizo para ganar. Por más que vaya 5 a 0 arriba, no puedo disfrutar porque siempre respeto a los rivales. Además, no tengo el estilo de los jugadores que pueden darse el lujo de disfrutar, como los que están en Europa, por ejemplo”, le confiesa el Pulpito, a Olé .
El volante central habla como quien no está acostumbrado a semejante obra de arte. Le baja los decibeles a ese derechazo exquisito con el que algunos osados se atrevieron a hacer una analogía con el zurdazo de Zinedine Zidane, con la casaca del Real Madrid, en la final de la Champions 2002, frente al Bayer Leverkusen: “Luli me dijo Zizou, je. Pero no hay comparación. La forma en que él acomodó el cuerpo, cómo le pegó, cómo cayó después del impacto. No tengo ninguna chance, je. Un genio Zidane”.
-¿Volviste a ver el gol por televisión?
-Sí, je. Fue un lindo gol... Creo que, por ahí, no estoy acostumbrado a esos goles. Pero estoy muy contento porque sirvió para que el equipo empezara el partido con el pie derecho. Siempre es lindo festejar esas cositas.
-Después del partido dijiste que le habías dedicado el gol a tu mamá. ¿Por qué razón?
-Le adelanté que haría uno para ella. Me tenía mucha confianza. Hace un tiempito que viene perdiendo familiares directos, como mis abuelos. Y el otro día murió su cuñada. Viene medio golpeada la vieja (Sandra). Cuando la llamé por teléfono, se puso a llorar. Yo no tengo que perder la cabeza por todo eso. No vine acá a Racing jugar al fútbol, sino a trabajar...
-¿Y cuándo fue la última vez que sentiste placer por jugar a la pelota?
-Sólo cuando juego con mis dos hermanos y mis amigos, en las vacaciones. Ahí estoy distendido, sé que no hay nada en juego, más que diversión y algunas cargadas después del picadito. Me encanta que nos vayan a ver mi papá y mi hijo.
-Para ser un mediocampista llegás bastante al gol. ¿A qué lo atribuís?
-A la intuición, al conocimiento, a la experiencia. Eso tiene mucho que ver. No me paro en la cancha de la misma manera que cuando tenía 19 años. Ahora sé dónde puede llegar a caer la pelota. La intuición es muy importante en mi rol. Pero nunca seré un jugador vistoso que vaya a deslumbrar. Trato de matarme adentro de la cancha, creo que la gente reconoce ese sacrificio. Aunque no sea el jugador que pueda llegar a ser ídolo de Racing, ni siquiera se me pasa por la cabeza. No vine a Racing para ser ídolo, sino para hacer mi trabajo. Por ahí, si las cosas siguen bien, algún día me lleve alguna ovación...
-¿En cuánto influyó Cocca para tu crecimiento?
-Con su llegada, cambió rotundamente la imagen de Diego González. En el semestre pasado no tuve este nivel, hasta que Cocca me dio la posibilidad de jugar como a mí me gusta, como más cómodo me siento adentro de la cancha.
-Arrancaste flojo, pero parece que valió la pena todo lo que te costó llegar a Racing, desde México...
-Sí, pero hubiera preferido de inicio sentirme parte importante, como lo consiguió Diego. Siempre lo remarco y no lo digo de chupamedias ni nada: cada uno en sus funciones, todos nos sentimos muy importantes. Incluso, los que quedan afuera de los concentrados. Esto tiene que ver con el trato y la cercanía del cuerpo técnico con el jugador. Es gente que va más allá de lo deportivo. Te preguntan cómo estás en tu casa, también se preocupan de lo sentimental. Son detalles que marcan a un técnico. Yo ya arranqué el curso de entrenador y me sirve de mucho estar viviendo esta experiencia.
-Vayamos a la tabla. Fue un fin de semana con muy buenos resultados para Racing, por supuesto incluido otro empate de Boca. ¿Qué genera esto?
-Que Boca pierda puntos te hace soñar un poquito más. Todos tenemos la ilusión, aunque estamos a seis puntos de Boca en un campeonato muy raro. Cualquiera le puede ganar a cualquiera. Mirá: veníamos de hacerle un gran partido a Sarmiento y el finde le empató a River, un candidato... Nosotros tenemos que enfocarnos en nuestro objetivo de arranque: terminar entre los primeros cinco, como ahora, para entrar a la próxima Libertadores. Y hacer hasta lo imposible para no perder ese lugar. Después, más adelante, veremos si vamos a estar para pelear el torneo o no.
-¿Prefieren que no se los mencione como potenciales candidatos?
-Me gusta que hablen de mí. Me hace bien, siempre y cuando sea con respeto, con críticas con sentido. Porque eso te puede cambiar la cabeza, hacer ver las cosas desde otra perspectiva. Me gusta que hablen de Racing. De su delantera, que es la mejor de la Argentina, de los volantes... Y también me gusta que se critique a la defensa... Porque eso marca qué es lo que tenemos que mejorar en ese aspecto.
-¿Y qué concluyeron?
-Que todos debemos ocuparnos un poco de eso, no solamente en atacar. Y no sólo los cuatro del fondo son culpables, por así llamarlo, sino todo el equipo. González, Meli, Aued, Acuña... Todos. Tenemos que saber insertarnos en la línea defensiva, colaborar y saber ocupar bien los espacios.
-¿Sentís que juegan con fuego recibiendo goles en todos los partidos?
-... Pero no tengo dudas de que vamos a revertir todas las dificultades en defensa. Hay jugadores de mucha experiencia y personalidad.
-Antes dijiste que Racing tiene la mejor delantera. Y eso que Lisandro López no viene jugando...
-Todavía no soy técnico, pero ahí Diego (Cocca) tendrá un quilombito, je. Tenemos jugadores muy importantes en toda la cancha, empezando por Agustín Orion, que siempre nos respalda a todos.
-Contra Atlético Tucumán generó murmullos en la gente. ¿Qué opinás?
-Antes de meter el gol, yo había errado dos o tres pases muy boludos. En el arco puede notarse más porque es un puesto muy ingrato. Muchas veces Agustín nos salvó con alguna buena tapada o un grito, que también es muy importante.
Fuente: Diario Olé.