Racing debe ser inteligente con Corinthians, aprender de errores...

Racing con Corinthians tiene que ser inteligente. Jugar con el corazón en la mano, con la jerarquía en los pies y con la cabeza fresca. Entender lo que se está jugando y no me refiero sólo a la instancia, que es decisiva y que no da margen para el error. Saber que es un partido de 180 minutos. Una frase hecha y que parece carecer de contenido, pero que muchas veces está llena de fundamentos. Mucho más si hay que anotar y aprender de errores anteriores para que no vuelvan a suceder. Porque no siempre tu arquero va a ser figura y te va a salvar. Ni siempre te saldrá bien o tendrás la fortuna de que la pelota no entre.

Esta semifinal de la Copa Sudamericana tiene muchas cuestiones para analizar. Una de ellas es lo que le cuesta a la Academia ganar de visitante donde perdió los últimos cuatro partidos contando toda competencia. Y ni hablar si hacemos foco en Brasil. Las únicas dos derrotas de este certamen se dieron cuando le tocó pisar ese suelo. Sin embargo, en los dos encuentros hubieron dos cuestiones clave para que se diera ese resultado. Aunque en ambas ocasiones tuvo aliados. Algo que en una semifinal, con otra jerarquía, puede ser letal.

Costas debe aprender de los errores que cometió y no repetir con Corinthians lo que le sucedió a Racing ante Athletico Paranaense. Esto tiene que ver con no regalarse. Porque en los cuartos de final, el partido de ida pudo terminar mucho peor. Fue 0-1 y le permitió quedar con vida para darlo vuelta en Avellaneda. Todo esto gracias a una noche bárbara de Gabriel Arias. Pero lo peor fue la actitud que tomó el DT ante el resultado negativo. Hizo cambios como si la serie se estuviera definiendo ese día y olvidó por completo que quedaban otros 90 minutos. Jugar una semifinal requiere también de inteligencia para manejar esos momentos.

Racing y Corinthians en la primera medida

El pase a la semifinal de la Copa Sudamericana fue posible por la remontada en Avellaneda y porque la derrota en la ida fue por la mínima. Algo clave. Aunque en los últimos 30 minutos en Brasil, pudo ser goleada en contra. Racing se regaló por ir en busca del empate. Y pudo culminarse la serie en el primer chico, algo que no está permitido. El primer cambio fue delantero por delantero, el segundo un volante ofensivo por uno de contención y el último, el que descalabró todo, fue el de Carbonero por Martirena. El equipo quedó desprotegido, le llegaron muchas veces y lo salvó Arias. Además de la falta de jerarquía del rival arriba.

Racing con Corinthianas
Racing con Corinthianas debe aprender de errores

Racing tiene que saber que con Corinthians eso puede ser letal. Darle muchas chances de gol a un tipo como Depay es sentencia de muerte. Hay que ser protagonsitas, imponer condiciones, pero saber que se define en casa. También entender que si hay un gol en contra, no es necesario empatarlo a cualquier precio allá. Mucho más sabiendo lo fuerte que se hace el equipo en el Cilindro. Y además de tener los antecedentes cercanos de lo que le pasó a River esta semana con Mineiro y a Peñarol con Botafogo. Fue más inteligente Lanús que pese a ir perdiendo no se salió de su eje ni se regaló y lo terminó igualando de pelota parada. Este jueves se juega el primero chico, pero hay mucho tiempo y hay que saber manejar las situaciones y los momentos. Saber cuándo arriesgar y cuando entender que incluso un gol en contra no es algo para desesperarse... Aprender de los errores.

4 comentarios en “Racing debe ser inteligente con Corinthians, aprender de errores...”

  1. Rubén Francisco Jelinek

    A ver muchachos Racing, es inteligente, pero el técnico no, no se puede ser sordo a toda voz, ni mudo a toda oreja, se le vive pidiendo 4,4 2 , ya tuvo la imagen de las gallinas con línea de 5, y el persiste y no solo, a a ser en Brasil, cuantas veces pecó por caprichoso y nosotros sufrimos y nos amargados por su tozudez. En fin, que esté totalmente equivocado

  2. Marcelo Rojas Panelo

    Creo que es muy importante, tener la pelota y no la locura de correr por correr.
    Tener la pelota con pases cortos hasta aburrir al rival. Olvidarnos de los pelotazos como sistema.

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