Racing: el insólito caso de un puntero con dos caras

Hago memoria y no recuerdo un equipo que lidere el campeonato argentino siendo tan desequilibrado. Por supuesto que hubo algunos con mayor poder de fuego, otros con defensas infranqueables y algunos grandes campeones que parecían no tener puntos bajos. ¿Pero uno que tenga al mejor arquero y defensa del país y un ataque que no esté ni cerca de tener el nivel de los del fondo? No encuentro a ninguno. Este Racing puntero de Claudio Úbeda, en sus primeros tres partidos al frente del equipo, tiene una grieta que atraviesa justo el mediocampo del Cilindro. Por un lado quedan Arias, Sigali y Mena, los mejores en sus puestos en todo el país, y por el otro -exceptuando a Lisandro que ahora está lesionado- un ataque que no está a a la altura. No es sólo una opinión, me remito a los datos.

¡En ocho partidos, a Racing sólo le hicieron un gol! De llegar del otro lado del mundo, y desconectado de Internet por meses, pondría las manos en el fuego de que se trata de un equipo que desfila en la punta del torneo con amplia ventaja. Así debería ser. Pero no. Tiene tres empates en cero, perdió otro 0-1 y tres goles los hizo en un mismo partido (Arsenal). Es para agarrarse la cabeza. En un torneo sin grandes candidatos, tener semejantes números en defensa debería ser casi un certificado al título. No pasa eso. Está claro que arriba no hay tanta jerarquía. Voy a hacer un repaso nombre por nombre para no ser injusto con nadie y no poner a todos en la misma bolsa.

Los delanteros que tiene Racing como puntero

Ya saqué a Lisandro, que está lesionado y hoy tiene un rol más de armador de juego que de goleador. Empiezo por Darío Cvitanich. Figura contra Arsenal, en el mismo partido quedó claro que tiene que jugar dentro del área. Allí la metió y asistió a Chancalay. Si seguimos viéndolo tan atrás, toda su sabiduría se esfumará como pasó contra Central Córdoba. De Copetti, cuyas características me gustan, avisé apenas llegó que no es centrodelantero (fue segunda guitarra de Bieler en Rafaela). No puede jugar solo. Lo que mejor hace -ahora está en un bajo nivel- es usar su potencia para chocar y generar espacios. Como única referencia se pierde y deja al descubierto sus deficiencias técnicas. Los resultados lo demuestran. Correa, por su parte, llegó a Racing con un gol en su última temporada en México. Ya tiene dos en Avellaneda, ¿pero alguien espera que se destape con 10 en el torneo? Por supuesto que los delanteros se ven perjudicados por un desarrollo colectivo que no les facilita la tarea. Pero tampoco son capaces de generarse chances por sus propios medios, como acostumbrábamos en Racing en tiempos de Milito, Bou, el mejor Licha y Lautaro Martínez. ¡Qué bestias teníamos!

Dependemos, entonces, de Chancalay. Del extraño Chancalay. Un jugador que, en mi opinión, tiene muchísimos más goles que impacto que tiene su juego en el equipo como volante. Tener a un jugador con tanta facilidad para el gol puede ser un ancho de espadas o un cuatro de copas cuando la cosa viene complicada. Disfrutemos sus goles, pero no dependamos exclusivamente de ellos porque estamos en el horno. Esta columna no es una crítica despiadada hacia la faz ofensiva del juego. Apenas un relato de la realidad que veo en los partidos de Racing. Sé que Úbeda trabaja a destajo para mostrar un equipo con más recursos. Es lo que hay y estamos punteros. No es poco. Con un poquito más de gol, la Sifoneta es candidato.