Racing le ganó a Central, le metió a presión a Vélez y sueña

No da respiro este Racing. No da descanso. Y bienvenido que así sea. El trajín de festejos sigue su marcha convincente. A paso firme, con la ilusión como mejor amiga. Siempre. Inquietaba cómo podía responder el equipo desde lo mental después de hacer historia con la conquista de la Copa Sudamericana. Pero al apetito no lo perdió ni mucho menos. Racing es voraz. Es un aluvión que arrasa. Se lleva puesto lo que se le pone adelante. Recarga sus sueños. Tenía que ganar este partido tan importante lo hizo. Con autoridad, con el corazón que es su sello. Racing le ganó a Rosario Central 2-0, quedó a sólo dos puntos del líder Vélez e igualó la línea de Huracán como escolta.

No se dejó aburguesar este Racing. No conoce de conformismo. Ni la gloria lo detiene. No era fácil ir al Gigante de Arroyito, que fue un hervidero, a desempeñarse luego de dejar el alma en Asunción en el 3-1 sobre Cruzeiro. Pero Gustavo Costas les inculcó una ambición que empuja a sus jugadores, que los hace ir siempre por más. Como una tromba, como un gigante que corre a un lado lo que le va apareciendo en su camino.

Racing volvió a dar garantía de equipo voraz y contundente, esta vez ante Rosario Central

Con cuatro bajas obligadas, entre viajes (Juanfer Quintero y Roger Martínez), suspensión (Maxi Salas, por cinco amarillas) y lesión (Agustín Almendra), el equipo dio la nota de nuevo. No había sido un buen primer tiempo en general, en el marco de un partido chato, con muchas imprecisiones de los dos lados y presión. Aunque Racing consiguió lo más difícil: trasmitir la sensación de que en cualquier momento puede convertir. Por alguna luz que se le encienda, con elaboración, con juego directo o por alguna falla rival. Es un equipo agazapado, siempre atento a morder cuando el adversario de turno se distrae. Apretaron adelante, se equivocó un defensor y facturó Luciano Vietto. Adentro. 1-0.

Apoyado en una buena lectura, se replegó unos metros, defendió la ventaja con sudor y sangre y cuando se le dio la ocasión, aceleró en ataque. Pudo haberlo liquidado antes de no ser por una mala terminación de Vietto. Pero hubo revancha. Broun se mandó una macana en la salida, Maravilla no perdió tiempo y se la clavó de emboquillada. 2-0 e historia rematada. Racing tritura si le dan resquicios. Puede jugar bien, mal o regular, pero siempre tiene la forma de hacer daño. Nada en un océano de confianza. Y ahora sueña con ganar la Liga. Tiene muchos argumentos para hacerlo un equipo que acumula siete victorias al hilo, cinco por torneo local y dos por la Copa Sudamericana. ¡Salud, campeón!

Foto de portada: Prensa Racing.