Montoya: "A mi viejo le hubiera encantado verme en Racing"

Después de haber debutado como titular ante Central Córdoba, en Santiago del Estero, Walter Montoya repetirá de arranque el sábado contra Godoy Cruz. El oriundo de Machagai, ciudad de 30.000 habitantes de Chaco, le brindó a Olé una nota en al que no dejó tema por abordar. El momento de Racing, su mirada, la relación estrecha con Coudet, su evolución y un drama familiar que ya superó fueron algunos de los varios focos de conversación en esta entrevista a fondo.

“Nos matamos laburando. Y la semana pasada lo hicimos muchísimo más. Estamos un poquito errados con el arco, pero totalmente convencidos de que el sábado vamos a hacer un buen partido y a ganar. Lo que necesitamos, por sobre todas las cosas, es ganar. Tenemos que contagiar hacia afuera. Vamos a salir adelante. Confío plenamente en que vamos a salir todos juntos”, arrancó el Chaque.

-¿Qué deben ajustar?

-Hay que jugar a lo que pide el Chacho. Con Vélez hubo una gran diferencia entre un tiempo y otro. ¿Por qué no entrar a jugar el primero como lo hicimos en el segundo? En Santiago del Estero nos pasó algo parecido. Fueron 10 ó 20 minutos que estuvimos ahí, y después fuimos más fuerte a buscar. Son minutos que dejamos pasar y eso no se puede repetir. Después, te arrepentís por un paso que no hiciste. Tenemos que entrar concentrados desde el minuto uno al 95. Hay grandísimos jugadores en el plantel, pero no podemos regalar ni un minuto más. Mucho menos, en la situación donde estamos. Somos un equipo grande que viene de ser campeón.

Walter Montoya, en Racing. Foto: Olé.

A sacar la chapa

-¿Y les falta eso, jugar a lo campeón?

-Hay que hacerlo como equipo grande. No podemos dar nada de ventaja. Ya lo vivimos en estas cuatro fechas: un paso en falso y chau... Ahora necesitamos retomar la senda del Racing Positivo, necesitamos el apoyo y aliento de todos este sábado.

-Lisandro y Coudet subrayaron una relajación post título. ¿Qué opinás?

-Es que la vara quedo arriba. Dicen que se dejaron de hacer varias cosas... Yo no lo sé porque antes no estaba. Por lo que parece, se dejaron de hacer cosas. Ahora tenemos que ir todos de la mano, mirando para adelante. Estamos con mucha fe en que pronto vamos a salir de esto.

-¿Cómo fue la semana posterior a la goleada sufrida ante River?

-El lunes, en la vuelta a los entrenamientos, el vestuario era un silencio total. Después nos reunimos todos con el cuerpo técnico y tuvimos una charla bastante positiva. Se hablaron de las cosas que te decía que se dejaron de hacer. Hay que jugar con más intensidad, más convencimiento, más hambre de ganar. La pelota va a entrar sola. En Santiago ya tuvimos otra actitud, aunque no pudimos llevarnos los tres puntos. Para que ese empate valga, hay que ganar el próximo partido y los que vengan adelante.

En Brasil jugó poco

-En el aspecto personal, en Gremio no tuviste continuidad. ¿Acá empezás a sentirte más valorado?

-En Brasil también me sentí importante en el último tiempo. Mi decisión de volver al fútbol argentino fue más personal, familiar. Y no te voy a mentir: Chacho, obviamente, hizo lo suyo. Él ya sabía desde hacia tiempo que yo quería venir al país. Que Racing me abriera las puertas es un orgullo, y con Chacho acá. Estoy muy contento, me siento importante en el equipo.

-Coudet ya te venia pidiendo hacía un par de mercados...

-Sí. Siempre estuvimos en contacto. Más allá del lugar donde yo viviera, siempre me escribía para preguntarme cómo andaba. Lo nuestro es más una amistad que otra cosa. Pero él no me va a regalar nada, eh. Acá hay que ganarse el lugar. Me conoce mucho. Cuando creyó que yo ya estaba bien, me puso. Voy de menor a mayor.

Su vínculo con Coudet en Racing

-Por tu amistad con Chacho, ¿te duele más verlo golpeado anímicamente por el mal arranque de torneo?

-Todos lo sentimos porque no esperábamos este comienzo que pegó duro. Pero el que más lo siente es el técnico por ser el cabecilla, el jefe, el que manda. Está ahí... Nosotros lo respaldamos a muerte. Ya lo dijo Licha en su momento: nos vamos a tirar de cabeza por el Chacho. Por cómo es él y por cómo siente el fútbol. Debemos ayudarnos entre todos. A él y él a nosotros. Hay que empezar a demostrar.

-¿Qué tan lejos estás del mejor nivel que alcanzaste en Central?

-Me falta un poquito. A través de los partidos, con confianza, me iré acercando. Es todo de la cabeza. Estoy mejor en ese sentido, es fundamental. Me ayudó estar afuera. Sumé un poco de experiencia. Tanto en el juego, en la mental como a nivel humano. Aprendí mucho. Maduré a mis 26 años, aunque todavía me falta mejorar. Y me vino espectacular reencontrarme con Chacho.

El golpe que le dio la vida al volante de Racing

-Viviste un drama familiar cuando estabas en Sevilla, hace dos años. ¿Cómo lo fuiste asimilando?

-Yo jugaba en España. Fue hace dos años. Después de los primeros seis meses, me vine de vacaciones a mi pueblo, en Chaco, antes de arrancar la pretemporada con Sevilla. Un día me fui a Rosario a ver a mi novia y mis dos viejos me acompañaron. Después, me tenía que volver a Buenos Aires. En esos tres o cuatro días en Rosario, mi papá se enfermó de golpe. Pim, pum, pam. Fue así, en una mañanita nomás. Falleció en el hotel, en mis brazos. Fue durísimo. Era muy joven, tenía 56 años. Y yo, encima, hijo único. Me quedé como 15 días más en Chaco para recuperarme. No quería volverme a España. Pero mi mamá, mi representante y algunos amigos me empujaron. Volví a Sevilla. A los dos meses me lesioné un aductor y no me recuperé más. Todo de la cabeza.

-¿Cómo aprendiste a convivir con eso?

-Fue muy difícil al principio. Por ser hijo único, tuve que empezar a confiar en un montón de gente. No me quedaba otra. En mi pueblo solamente tengo a mi mamá y a una tía por parte de mi papá. Los otros familiares de mi mamá, por ejemplo, están lejos, en Paraguay. Después de eso, fue sacar fuerzas y pensar siempre en mi viejo.

En honor a su papá

-¿Y qué pensás?

-Y dale que va para adelante. Pienso en hacer lo que él hubiera querido que hiciera en cada situación. Mi viejo nunca quiso que yo bajara los brazos. Hago todo pensando en él. Me pregunto: “¿Qué le gustaba a mi papá?” Y trato de hacer eso. Pa’ delante, pa’ delante, pa’ delante... Cuando me fui a México (Cruz Azul) yo todavía estaba un poco golpeado. Pero no podía bajar. Después de los últimos seis meses allá, cuando ya jugaba en Brasil, me puse otra cosa en la cabeza. Sé que le hubiera encantado verme jugar en Racing. Pero disfrutó cuando se hablaba de mí en Boca y River.

-De tu relación con él, ¿qué es lo que más tranquilo te deja dormir?

-Mirá. Yo pude cumplir un sueño con él y mi vieja: los llevé a los dos de vacaciones a Brasil. Eso fue lo máximo para mí. Sacarlos a descansar, ya fuera a Brasil, Paraguay o Uruguay, donde fuera, pero en el exterior. Eso me dejó muy satisfecho conmigo mismo. Ahora la vida sigue y tengo que continuar. Hoy me siento super bien y mi mamá, también. Aunque ella esté lejos, en el Chaco, estamos los dos en el mismo país, por lo menos. Ya siento otra cosa. Sé que ella o yo nos subimos a un avión y estamos a una hora y poquito más de distancia.

Fotos: Olé.