¡Qué difícil! Cómo duele verlo así. Es complejo, realmente muy complejo. Aguantar más de 90 minutos viendo a este equipo se hace una verdadera misión imposible. Racing volvió a ser un dolor de ojos y casi sin patear al arco, igualó ante un débil Gimnasia. Un rival pobre, pero que alcanzó para sacar a la luz las limitación de la Academia. Fue 0-0, sin fútbol ni ideas, algo que Pizzi ya nos tiene acostumbrados...
Otra vez mal Racing. Sin una idea clara de juego, con los jugadores parados en la cancha sin tener en claro que hacer. Es cierto, en una posición un poco más protagonista, aunque mucho tuvo que ver el rival que fue a Avellaneda a buscar el empate. La Academia volvió a ser ese equipo que no transmite nada, que no sabe a qué quiere jugar y que no es capaz de superar a un rival débil, con muchas limitaciones. Así es este Racing de Pizzi que hace siete meses busca en la galera a ver si logra sacar un conejo. Aunque parece que ni un Mago puede arreglar esto...
Basta con decir que Racing no pateó al arco durante todo el primer tiempo. Sí, no le ensució los guantes a Rey. Tuvo la pelota, es cierto, pero sin peligro. Con un mediocampo lento, sin pases profundos ni juego internos. Y Chancalay, que esta vez jugó como tercer punta, entró mucho por sorpresa, pero sus compañeros nunca le acertaron a su cabeza. En el ST la historia se volvió a repetir. El ingreso de Licha le dio algo de ilusión al hincha (hermoso pase de pecho a Copetti) y apenas un corner de Lovera que Copetti impactó de cabeza para que se la sacaran en la línea. Eso fue todo. Un remate al arco en 90 minutos para la Acadé. Un dolor de ojos que sólo se banca por el amor por los colores.
Racing igualó con Gimnasia y no reacciona
A esta altura el resultado casi que es una anécdota. Racing sigue inmerso en un nivel pobre que realmente es alarmante. Porque el equipo sigue sin aparecer y ahora tampoco suma de a tres. Afuera de la Copa Libertadores, con dos empates sin goles y casi sin generar situación de gol.
Este es el presente de un equipo que preocupa a todos los hinchas. Que ya no depende de nombres ni de sistemas y que no se despierta ni con un baldazo de agua helada. Y ojo, porque por delante queda la Copa Argentina y es una obligación clasificar a las Copas internacionales.