Rodrigo De Paul es de Racing. Hasta los huevos. Desde la cuna, como dice la canción. Un amor puro y eterno que no esconde ahora, siendo una estrella del fútbol y habiendo salido campeón del mundo. Una de las principales banderas del club. Siempre se muestra con los colores, cada vez que está en el país pasa por el predio Tita y su imagen con el toallón de la Acadé ya es una marca característica. También varios videos cantando canciones junto a sus amigos alentando. Como un hincha más. Como vos y como yo, así es Rodri. Con la diferencia de ser un fenómeno con la pelota en los pies y que, además de cumplir el sueño de jugar en Primera con el club de sus amores, también tira paredes con Messi.
Nada de eso lo hace olvidar su amor por el club. El volante que surgió de la Academia recuerda cada detalles. Con un cariño especial. El festejó de los 100 años, los mil viajes en bondi con su abuelo, el día que dejó millones de dólares por pegar la vuelta y también casi deja el fútbol y no lo hizo por un gran gesto del club. Un combo que hace de esta historia todo un poco más especial y amoroso.
En diálogo con Universo Valdano, en un riquísimo mano a mano que le hizo el delantero campeón del Mundo 1986 al volante campeón del mundo 2022, se habló mucho de la Acadé. Primero comenzó contando cómo nació su amor por el club y luego lo que hizo que Rodrigo De Paul se terminara de enamorar de Racing. "A los 8 años fui con un amigo a probarme. Yo ya era hincha de Racing. Después ya jugando en Infantiles, Cuando Racing cumple los 100 años nos hacen entrar a los nenes de las inferiores con una bandera al Cilindro con todo el estadio lleno. Cuando entré a la cancha y vi todo eso, fue un amor inexplicable".
Más recuerdos de De Paul y su amor por Racing
Lo que no puede olvidar el volante de sus primeros pasos en la Academia, fue esa compañía diaria de su abuelo. Su pilar. Y de un gesto del club cuando su abuelo falleció que terminó siendo clave. "Falleció mi abuelo a los 14 años, que era como un padre para mí. Cuando falleció se me cayó un pilar. Conmigo tenía algo particular, el que me acompañaba todos los días. Tomábamos el colectivo juntos, me daba lo que sobraba para el alfajor y en realidad era su viaje de vuelta que se los caminaba", empezó contando. Y siguió: "Ahí Racing se portó muy bien porque yo no quería ir más si no estaba él. Me fui a vivir con mi abuela para que no esté sola y a los días vino Racing a buscarme a casa y eso fue importante porque necesitaba una muestra de cariño".
Pero no fue la última vez que Racing y De Paul volvieron a apoyarse. Uno al otro. Como una verdadera historia de amor. De muy chico se fue vendido al Valencia de España, donde no logró acomodarse. Y en poco tiempo pegó la vuelta y volvió a Avellaneda, en una decisión que nadie podía entender. "El clic más importante lo hice en Italia. Cuando llegue a Valencia conocí la otra parte, estaba solo. Tuve que volver a Racing porque lo necesitaba. El presidente del Valencia no lo entendía y me decía que no me podía pagar y yo le dije que no me importaba la plata, que quería volver a Racing. Lo llamé a Blanco que me dijo que no me podía dar la plata que cobrara pero a mi no me importaba nada, necesitaba estar en Racing, jugar la Libertadores. Habían vuelto Diego Milito y Licha López... Fue necesario volver porque a Valencia no llegué preparado", contó con emoción. Racing y De Paul, una historia de amor de principio a fin.