La música y el fútbol son dos pasiones que corren de la mano. ¿Qué serían los partidos de cada domingo sin que se entonase un cántico? Que, seguramente, salió por las grandes bandas que se dedican a ese rubro. Le quedó a la gente, la tarareó y la transformó para gritar su pasión. O en caso contrario, ¿Cómo sería un recital sin canciones de cancha o sin que un músico internacional se floree en cualquier escenario con la camiseta de la selección nacional? Aunque se vivan en lugares diferentes, en algunas ocasiones, son dos mundos que se cruzan y conviven.
Sin pensar en más, hay un hombre que vive, siente y ama a través de estos dos lugares. Distintos, el uno con el otro, pero que suelen entrelazarse y atrapar a más gente en esa delgada línea que los separa. Él es baterista. Integró la formación original de Rata Blanca, pasó por V8 y tuvo algo que ver en la formación de Horcas. Hoy tiene su propia banda, que se llama Rowek y brinda espectáculos de calidad. Agradecido al ser convocado para una entrevista, citó a este periodista en su estudio de Villa Urquiza. El sol de febrero, traspasaba la tela negra y enceguecía la mirada.
Llegué al estudio y alguien se asomó desde una ventana de un segundo piso. Atrás llegaba su amigo y compañero de aventuras, Sergio Berdichevsky. Integraron juntos Rata Blanca en sus inicios y hoy, Rowek. Me guió y ahí estaba él. Gustavo Rowek. Sin mediar otra palabra lo primero que soltó: “¡Podés creer lo que pasó con esas gallinas! ¡Siempre lo mismo!” Ahí caí en la cuenta de que por más cosas que pasen, lo único que quiere es lo mejor para el club que lleva en el corazón. Y entre nosotros, dentro del estudio llamativamente no había nada vinculado a Racing. Pero afuera una bandera, celeste y blanca, reposaba bajo los rayos del sol agobiador de Capital Federal.
¿Cómo definís al fútbol para vos vinculado con la música?
-El fútbol es un modo de vida. A pesar de que ahora no estoy jugando a la pelota porque los pibes se cansaron de que me rompa todo. Me dijeron: “Flaco decidite: sos músico o jugador de fútbol”. He llegado a levantar giras por lesiones. El fútbol es un folklore, es mi vida, es algo que llevo de muy chiquito. Voy a la cancha desde que tengo uso de razón. Soy de Racing desde que tengo uso de razón. Mi familia es de Racing desde que tengo uso de razón y realmente ocupa algo muy fuerte en mi vida. Es algo intangible, algo difícil de definir. Por ejemplo, me voy de vacaciones y estoy sufriendo, porque no voy a ir a la cancha. Algunos me dicen: “Estas enfermo, te vas de vacaciones”. Pero el fútbol y la música están íntimamente ligados a mi vida. En algún lugar caminan de la mano, porque siempre cuando toco o me toca salir a un estadio, siempre me imagino que es lo más parecido a ser futbolista o lo más parecido a ser futbolista es ser músico. Esa sensación del estadio explotado, la energía de la gente transmitiéndola y vos a la gente. Encuentro mucha similitud entre el fútbol y la música.
-Vos vivís esto en ambos lados, tanto de arriba del escenario o yendo a la cancha...
-Tal cual, me toca ser músico y me toca ser público. La corriente que se arma. Yo voy siempre a la popular, termino y no doy más de estar tanto tiempo ahí parado. Pero sigo yendo a la popular. Porque la energía que siento ahí es muy difícil de explicar con palabras, es puro sentimiento. Y es eso, es un intercambio de energías que recibe el futbolista, el futbolista lo debe reciclar y se lo devuelve a la gente. Es una transformación constante de energía.
-Ya que lo nombraste... ¿Qué es Racing para vos?
-Ay Racing querido... Siempre voy a estar contigo. Y Racing es algo que -en silencio y con una sonrisa intenta buscar una definición- no puedo explicar con palabras. Como es que algo que no existe o algo que simplemente es una camiseta y nombres que van pasando, ocupa algo tan profundo adentro de mi corazón, ¿no? Al punto tal que realmente me amargue el maldito fin de semana o la semana cuando pierde. O que pase lo contrario y realmente me lo alegre. Es sentimiento, loco. Racing es sentimiento. Es sentido de pertenencia, es mi viejo, es un montón de cosas.
-¿Cuál es tu primer recuerdo de Racing?
-El primer recuerdo, aunque te parezca mentira, todavía lo cuento y los pibes me cargan. Es cuando Racing salió campeón. Yo soy del 63, tenía cuatro años. Pero yo vivía a 6 cuadras de Racing de Villa del Parque, por Emilio Lamarca. Entonces, la primera imagen no es en la cancha, sino que es esa noche. Primero, un flash del partido, con mi viejo diciéndole algo a mi hermano. Después yo le pregunté a mi viejo y dijo que era verdad. Un día antes habíamos ido a La Rural y le habían regalado unos pines grandes, que mi hermano cuando los tenía se los golpeaba y me acuerdo a mi viejo diciendo: “Luis, porque no vas a golpear el pin para otro lado?” (risa). Básicamente, se lo quiso sacar de encima. Y el otro flash que tengo es a la noche. Los camiones pasando, la música de Racing: “Este año, la Academia, el equipo se pasó” (canta) Carlos Argentino, que le hacía temas a todo.
-¿Otro más que recuerdes, pero en la cancha?
-Esos son después con mi viejo, momentos buenos y malos. Una vez, inundados hasta acá (se señala la cadera). Otra que quedamos en medio de una lluvia de piedras. Antes la popular visitante era en la parte de arriba, una vez mi viejo, para demostrar que había locos en todas las épocas, me levantó por el aire porque arriba querían tirar una heladera para abajo. Y mi viejo, me levantó gritando “hay chicos acá abajo”. Después, toda una vida, yendo y viniendo para todos lados por Racing.
-Viste a Racing en todas sus etapas...
-Todas, todas, todas... Descenso, campeón, Promoción, quiebra... Todas, todas y en todas estuve. Cuando volvió a Primera con Atlanta, estuve cuando se fue al descenso. Estuve cuando le ganamos la semifinal a River en la Supercopa del 88, con el gol de Fabbri, un partido memorable de Fillol. En las buenas y en las malas.
-¿Qué te acordás del ascenso con Atlanta?
-Para ese partido no conseguí entradas y me dije: “Yo no puedo no entrar a este partido”. Terminé tranzando con uno de Coca- Cola y en la platea. Entré como vendedor de Coca y mirá que locura, estaba triste porque estaba en la platea, lo que quiere cualquiera. Yo quería estar en la popular, pero yo lo vi en la platea. Igualmente, fue una alegría enorme.
-¿Y de la Supercopa?
-Divino, también lo viví a full. Un equipo memorable. De hecho, esos torneos ganar eran dos puntos, jugaban tan bien que terminó con seis puntos de ventaja. Si era campeonato corto, era campeón. Un equipazo: Acuña, Fabbri, Rubén Paz, el Tanque Fernández, Fillol, Olarán. Un equipazo, uno de los mejores equipos que viví de Racing, el del Coco Basile.
-¿Es el mejor o hubo otros?
-Yo creo que fue el mejor en cuanto a deslumbrar. Un Rubén Paz en la gloria, un equipazo. Después el del 2014, era un todo terreno. El del 2001 era un tanquecito. Todos tenían buenas versiones.
-Me das perfecto el pie. Investigando me contaron que tenías que ir a una gira en el 2001 y llegaste lastimado, ¿Qué pasó?
-Me fracturé. Porque cuando Racing salió campeón en el 2001, nosotros en la fiesta tocamos con Andrés Giménez un tema que habíamos grabado para Racing cuando estaba muy mal. Se llamaba Por siempre Racing el casette y el tema era Brillará blanca y celeste. Entonces, nos invitaron a tocar en la cancha, era el sueño que me faltaba. Tocar en medio de la cancha de Racing y con las tribunas llenas. Fue un flash, salí corriendo a la hinchada y me tiré de palomita, pero no me alcanzó, nunca me alcanzó. Viste cómo somos nosotros. Entonces me quise trepar al arco, cuando empecé a trepar, me acuerdo del incidente de Pumpido que casi se arrancó un dedo cuando se le enganchó el anillo en los ganchos de la red. Entonces dije: “Uy loco”, me quise soltar, me caí y me fracturé la muñeca. Justo tuve que suspender una gira que empezaba cinco días después con Ataque 77 y Los Tipitos, por toda la costa, casi me matan.
-¿Cómo terminó todo eso?
-Muy mal, con un yeso hasta acá -se señala el hombro-. Encima, pleno verano, un 29 de diciembre. El campeonato del 2001 lo llevo en los huesos, no en la piel.
-A los cuatro años escuchabas los temas de Carlos Argentino por la calle, festejando un campeonato. Años después, vos terminás cantando canciones de Racing, en el estadio y con el campeonato del 2001 bajo el brazo. ¿Qué se te cruzó en la cabeza con eso?
-Muchas imágenes de mi viejo. Siempre que hablo o lo recuerdo se me quiebra la voz, es increíble -se seca las lágrimas con la mano-. Pero muchas imágenes de mi viejo. Me lo imaginaba ahí, viéndome cuando tocaba. Mi viejo, fue una parte linda de mi vida, con Racing, con todo. No lo podía creer todo eso y con toda la gente ahí, fue increíble. En ese momento estaba vivo, ojo, pero cuando tocaba lo recordaba por todos los momentos vividos en ese lugar tan hermoso, con mis hermanos. Con mis hermanos también, vamos todo el tiempo a la cancha, somos muy unidos.
-Como músico tenés giras todo el tiempo. ¿Cómo haces cuando juega Racing?
-En el 2014 me perdí la final. Estaba en Neuquén, lo vi por la tele, comunicado con mis hijos. De hecho, cuando terminó, mis hijos por videoconferencia me iban mostrando cómo iban caminando por el puente Pueyrredón al Obelisco con mis dos hermanos. Una procesión, hermoso. Cada tanto nos íbamos mandando mensajitos.
-¿Y si estás en medio de un recital?
-Y me ha pasado, pero le pregunto a la gente entre tema y tema, pregunto cómo va o como salió Racing. No me acuerdo bien cómo fue, pero una vez, en Roxy me gritaron “mejor que no lo sepas”. Perdimos por paliza con Unión. Es muy feo que pase eso.
-Nombraste un par de veces a Milito, ¿es tu ídolo máximo?
-Sí, loco. En una época tan faltos de héroes e ídolos de verdad, de carne y hueso, reales, lo de Milito es muy grande. Porque podría haber seguido en Italia o en la liga que quieras. ¿Qué liga querés? De Primera ¿Liga española, italiana? A descansar ¿Liga china?, ¿Qué querías? Que se fuera a tirar a descansar a una playa a tomar daiquiris... Se vino a jugar su nombre, a un Racing que hasta ese momento no era este Racing. Hoy todos quieren venir a Racing. En ese momento no quería venir nadie. Lo contí Burdisso, en la concentración lo único que hacía era mirar partidos de Racing, cantar las canciones de Racing. Vino, hizo lo que hizo, trasformó al club. ¿Ganó dinero? Por supuesto, pero pudo ganar ocho veces más, resignando y dejando todo para venir. Milito es un héroe, sentido de pertenencia o algo. Escapa a lo futbolístico, es un ejemplo. Diego (Maradona) es un ídolo, no ejemplo. Milito es ídolo y ejemplo, lo voy a amar toda la vida.
-Un momento que tengas en la cabeza que quedó guardado para siempre ahí y que sólo Racing lo pudo lograr.
-(silencio) Cuando fui a ver Racing-Colón que se cumplían los 100 años de Racing. Esa noche fue la única vez que fuimos todas las generaciones de Rowek. Mi viejo, mis hermanos, yo y mis hijos. Todos juntos (una sonrisa). Después no se volvió a dar, porque mi viejo se enfermó. Esa noche no la cambiaría por nada.
-¿En qué momento se dio el llamado para grabar los temas de Racing?
-Fue emocionante. El que me contactó es Andrés Giménez a través de su representante, Taranto. Me dicen “Loco, a vos no te conocen todavía. Lo llamé a Andrés, le comenté y se enloqueció. ¿Te gustaría participar?” Voy para allá, te mato si no participo y así fue. Con esos discos se terminaron las duchas, hicieron todos los vestuarios con ese disco. Emocionante por donde se lo vea. Haber ayudado, haber dado mi granito de arena, completamente Ad-Honorem sin esperar nada a cambio. Todo por gratitud por estar ahí todos los domingos en la cancha.
-Cuando entrás al estudio hay una bandera celeste y blanca... ¿Es la bandera argentina o hay algo escondido ahí?
-Hay una connotación ahí. Como tenemos un arreglo de que no haya cosas de otros clubes, sino estaría algo de River o de otros más, así que dijimos que no debe haber nada de los clubes de cada uno. Pero me la arreglé para poner la celeste y blanca con la bandera de Argentina (risas).