Contra Libertad, Racing salió con un planteo bastante diferente al que venía mostrando, con cinco defensores. La propuesta fue interesante pero sigue faltando poner jugadores en situación de gol. Por momentos se vio buen fútbol, no de alto vuelo aunque sí apareció algo de juego colectivo que era lo que se venía reclamando. De todas maneras, volvemos a caer en que faltan jugadas elaboradas. Faltan jugadores que aparezcan por sorpresa o que desnivelen en el uno contra uno.
Se invirtió una cantidad de dinero en jugadores que debe ser récord y hay algunos que siguen sin aparecer, no han demostrado todavía por qué Racing confió en ellos. Después, lo de siempre: amor propio de Licha, Lautaro que demuestra que es una realidad de un gran futbolista a futuro, tuvo en sus pies la última esperanza de ir a penales y lamentablemente falló. Lo negativo es que Racing no encuentra un rumbo, una idea que lo destaque y sigue pecando de cometer errores en la defensa y no crear juego colectivo para ser más punzante. La falta de gol es preocupante.
Lo positivo, aunque es difícil de encontrar, es que se llegó bastante lejos en la Copa Sudamericana. Ahora hay que pensar en el torneo, confiar en que todo puede suceder y meterse de lleno en eso trabajando en la confianza de los jugadores. Esta eliminación no es casualidad, cada uno tiene su responsabilidad. Los jugadores en la cancha, el cuerpo técnico y también la parte dirigencial. Hay que sacar las conclusiones y entender por qué con una inversión de 14 millones de dólares en este mercado de pases, el equipo no ha podido despegar en lo futbolístico y debería desarrollar una idea de juego que esté muy por encima de la media de los equipos del país.
La gente estaba muy ilusionada. Hay que aprovechar que la hinchada de Racing alienta siempre y le ofrece un gran respaldo a los jugadores, el cuerpo técnico y la dirigencia, algo clave para que haya armonía en un equipo de categoría mundial como lo es Racing. Ahora a pensar en sumar en el campeonato. No nos queda otra.