Desde Tartagal, bien al norte de la provincia de Salta, nos atiende Gustavo Arce. El Piquetero, quien supo ganarse el peculiar apodo por participar de manifestaciones en búsqueda de ayuda para su pueblo de origen, repasa sus inicios en el fútbol, su llegada a la Academia, anécdotas de aquel Racing campeón de Mostaza y mucho más. No te pierdas este mano a mano exclusivo de RdA con alguien que compartió todas las Inferiores con Diego Milito y que acompañó los primeros pasos de Lisandro López en Primera División.
-¿Cuáles son tus primeros recuerdos con un balón de fútbol?
- Prácticamente desde que nací acá en Tartagal, en Salta. Éramos un montón de hermanos en casa, siete en total, cuatro mujeres y tres varones bien futboleros. Nos la pasábamos pateando por todas partes
-¿Cómo se da tu llegada de jovencito a Racing?
- La realidad es que yo había tenido una experiencia de haber ido a Buenos Aires para probarme en algunos clubes, pero no había durado porque extrañaba mucho mi pueblo y mi familia. Lo de Racing se da casi por casualidad. Mi hermano Lino que es un par de años mayor empezó a jugar en Inferiores y cuando lo fui a visitar se me abrió la posibilidad de quedarme. Fueron fundamentales Fito Della Pica y Miguel Gomis para que yo pudiera quedarme en las Inferiores. A los 14 años, en edad de Séptima, empiezo a vivir en la pensión del club.
-¿Con qué chicos compartías la habitación en la pensión? ¿Cómo era vivir ahí?
- Había bastantes. Yo estaba con mi hermano Lino, Javier Lux, Albano Bizzarri, otro muchacho Zubeldía que llegó a jugar en Primera. Para mí poder vivir ahí era algo hermoso, porque estábamos todos los chicos con el sueño de llegar a Primera y nos divertíamos mucho. El club estaba en condiciones muy precarias, pero en la pensión teníamos muy buena onda con los cocineros y con mucha gente que nos traía comida. Recuerdo que el cocinero Roberto hasta una vuelta tuvo que matar a un gallo para que todos los pibes pudiéramos comer.
- Vos y tu hermano también trabajaban en los alrededores del Cilindro..
- Sí, los días de partido más que nada. Vendíamos choripanes, yo en el puesto de “El Muñeco” y mi hermano ahí nomás del recinto.
-¿Qué recuerdos tenés con Tita Mattiussi?
- La verdad es que era una gran mujer. Siempre la cruzábamos en el lavadero, siempre tenía alguna ocurrencia. A mi hermano, a Javi Lux y a Bizzarri , recuerdo que los adoraba, eran sus preferidos si se quiere. Yo en ese momento andaba más con Milito, con Chiche Arano, con los pibes de mi categoría que veníamos jugando juntos.
-¿Cómo era Diego Milito en sus inicios?
- Un pibe muy humilde y sencillo como lo es ahora. Pasamos muchos momentos en las Inferiores y además nos tocó compartir dos viajes a Brasil en nuestra categoría. Su familia también ayudaba mucho a los que vivíamos en la pensión del club.
-¿Jugaste siempre como volante central?
- Siempre de volante central, excepto cuando estaba en Sexta División y el Peti Dominguez, que era el entrenador de la Cuarta, me subió de categoría y me pidió que jugara de marcador central. Pero yo ser defensor no lo sentía, siempre me gustó jugar en el medio de la cancha, con todo el panorama.
-¿Cómo se dieron tus primeros pasos en la Primera del club?
- Recuerdo que cuando estaba en edad de Quinta me subió Angel Cappa para que entrenara con Primera. Era aquel equipazo en el que jugaban Latorre, el Mago Capria y varios más. Tuve la desgracia en uno de esos entrenamientos de romperme el ligamento cruzado de una rodilla. Fue todo un tema ese porque me costó mucho la recuperación, creo que un año después me volvieron a subir a Primera. Ahí sí me tocó entrar con Gustavo Costas y Humberto Maschio como entrenadores en el año 1999, en un partido contra Unión que empatamos 2 a 2. Fue la última fecha de un torneo que Racing se la había rebuscado para hacer una gran campaña.
- ¿Qué se te cruzó por la cabeza las primeras veces que jugaste como titular en el Cilindro?
- Fue algo muy lindo, muy emocionante, porque Racing fue el club en el que yo fui creciendo como futbolista y sin duda ver toda la gente alentando, es algo incomparable. Tener el respaldo de la hinchada en ese hermoso estadio es algo fabuloso.
- El año 2000 fue un año duro y de penurias futbolísticas…
-Ese año fue muy chivo, porque el club estaba inmerso en muchos problemas institucionales y eso se trasladaba a lo futbolístico. Se incorporaban muchos futbolistas que no se terminaban de adaptar al club, recuerdo el caso del Charro Moreno, de los chilenos Vega y Neira, que eran buenos jugadores, pero no era sencillo ese momento de Racing. Ese año estuvo el Pampa Jorge como técnico interino, la dupla López-Cavallero y lo cierto es que el equipo había sacado muy pocos puntos y quedamos muy comprometidos con el promedio.
- Y entre tanto lío apareció Mostaza Merlo para cambiarlo todo…
- Sí, Mostaza Merlo fue clave para levantarnos porque antes del torneo que terminamos saliendo campeones, nos tocó hacer una muy buena campaña en el Clausura 2001, donde sacamos muchísimos puntos y terminamos ganando el clásico en cancha del Rojo. En ese torneo me tocó jugar mucho de titular, compartiendo la mitad de la cancha con el Polaco Bastía. Mostaza laburaba muy intenso y le daba mucha bola a la táctica, algo que a nosotros nos servía un montón para ordenarnos y serenarnos.
-¿Qué indicaciones te daba Mostaza, un especialista en tu posición?
- Siempre me decía que me animara a distribuir el balón, que yo tenía que ser el volante que diera el primer pase. También me motivaba mucho para que fuera a cabecear al área contraria y para que marcara al que mejor cabeceaba del contrario, porque siempre remarcaba mi juego aéreo.
- ¿Qué otras cábalas mantenía Mostaza más allá de los ya conocidos cuernitos?
- Las tenía todas. Los cuernitos eran un detalle nomás, después mantenía la misma pilcha con el Polaco Daulte si ganábamos, no quería que nadie cambiara de piezas en la concentración ni las mesas para comer.
- En aquel torneo Apertura te tocó ingresar, pero siempre desde el banco de suplentes. ¿Cómo te lo tomabas?
- Muy bien, porque yo era un pibe que si bien venía de hacer un buen Torneo Clausura, entendía que el club había traído muy buenos refuerzos para pelear el Torneo Apertura. Mostaza me fue de frente como siempre y me dijo que en mi posición iba a jugar Gustavo Barros Schelotto, y que seguramente me iba a tener en cuenta como recambio y así fue, porque Gustavo hizo un gran torneo.
-¿En qué momento aquél grupo se dio cuenta de que podían conseguir el tan anhelado título?
-Con el correr de los partidos se fue gestando un equipazo y la ilusión, pero creo que después de darle vuelta el partido a Estudiantes en La Plata, todos nos dimos cuenta que ese equipo estaba para cortar esa racha y dar la vuelta. Todos los integrantes de ese equipo sabíamos muy bien lo que teníamos que hacer en cada partido
-¿Qué se siente haber integrado aquel equipo campeón que justamente le puso fin los 35 años de sequía en títulos locales?
- Es algo único más que nada por todo lo que significó para la gente, que necesitaba y se merecía una alegría así. Un verdadero orgullo que sentiré por siempre. Aparte todo lo que rodeó el final de ese torneo, el tema de que se haya postergado la última fecha. Yo todas las navidades las pasé en Salta, excepto ese año que estábamos todos esperando esa definición. Estando yo en Navidad en Buenos Aires, me llegaron muchísimos buenos deseos de Tartagal para que se nos pueda dar el título.
-¿A partir de ese título te volviste el tartagalense más famoso?
- No sé si más famoso, pero sí que mucha gente de Tartagal se volvió fanática de Racing a partir de mi paso y aquel título inolvidable…..
- Al torneo siguiente volviste a tener más rodaje en el primer equipo y hasta convertiste un par de goles en Racing..
-Si, en el Clausura 2002 pude jugar bastante como titular por suerte. Seguía Mostaza en el equipo. Le convertí goles a Talleres, a Central y a Chacarita, y también a River en el Torneo de Verano. Ahí entraron a jugar de vuelta las cábalas de Mostaza, porque al momento que le meto el gol a Central me rompí el tabique nasal. Yo venía de convertirle a Talleres y para el partido siguiente que era contra Belgrano, la lógica era que no jugara porque me dolía mucho la lesión y se me complicaba mucho jugar con todo el vendaje que me ponía el doctor. Sin embargo Mostaza insistió para que yo siguiera dentro del equipo y que no me operara mientras tanto siguieramos ganando. Le ganamos a Belgrano, jugando yo un buen partido y si no fuera por el médico, Miguel Khoury, que me obligó a operarme, Mostaza me hubiera seguido poniendo con tal de que siguieran las victorias.
- Después de Mostaza llegó Osvaldo Ardiles, con quien también fuiste titular en su equipo. ¿Qué recuerdos tenés del Pitón? ¿Se le escapaban algunas palabritas en inglés?
- Si, la verdad que con Osvaldo también pude jugar bastante, una gran persona Ardiles, un tipo que sabía mucho de fútbol y tenía muy buena onda también con el plantel. A veces se le escapaba algún “Thank You” “Okey” “Dollars”, “Hello”, pero todo con una sonrisa. Aprendí mucho también con él.
-El Racing de Ardiles tuvo un gran arranque en el 2003 en Copa Libertadores y Torneo Clausura. Se terminaron yendo invictos de la Copa y se pincharon también en el Torneo..
- Tuvimos un muy buen comienzo de Copa y de Torneo, desplegando un muy buen fútbol ofensivo. La gente estaba muy entusiasmada y en la Copa nos pasó algo insólito, el árbitro hizo patear de vuelta un penal que había atajado de manera legítima Gustavo Campagnuolo y ahí quedamos eliminados con los colombianos. Ese fue un golpe anímico del que después no pudimos recuperarnos.
- En aquella definición por penales termina errando el penal decisivo Luis Rueda, quien luego declaró que él no era el encargado de patear…
- Luisito Rueda era uno de mis mejores amigos en el plantel y de hecho hasta después me termina dirigiendo en Gimnasia y Tiro de Salta. En esa ocasión le pifió para mí. Él cuándo terminó el partido tiro algo así como “yo me hice cargo del penal que no se animó a patear nadie” y al siguiente entrenamiento se hizo una reunión entre todos, tratando de calmar las aguas y que el Condor pidiera disculpas. Pero él dijo que no se arrepentía de lo que había dicho y ahí se armó una pequeña rabieta con el Polaco Bastía, que era muy frontal, y algunos muchachos más. Pero que no pasó a mayores. Luis la venía rompiendo hasta ese momento en el equipo, pero bueno después de eso, incluso creo que no siguió más.
-Llegaste a jugar con Lisandro Lopez. ¿Cómo era el Licha en sus comienzos?
- Al Licha lo pasaba a buscar para llevarlo a los entrenamientos. Siempre fue un pibe bárbaro, de los que te das cuenta, de que si seguían así, iban a llegar a ser jugadores muy importantes. Ya en sus inicios, la pisaba, se frenaba, amagaba en los entrenamientos, tenía una personalidad de querer ganar siempre y muy profesional en todo. Muy parecido a Diego Milito en el modo que se tomaban los entrenamientos y en la muy buena gente que son ambos.
-¿En qué momento y por qué motivo te alejás de Racing?
-Fue en el año 2004 cuando estaba el Pato Fillol. Yo no venía jugando y me salió la chance de irme a préstamo a Guaraní de Paraguay. Lo tenía todo medio cerrado el pase, lo que ocurrió es que Pablo Galdamés se lesionó y ahí el Pato me dijo que él se había equivocado conmigo y que quería darme una chance en el primer equipo. Me puso de titular en un partido de verano que se jugó en Salta, pensando que yo iba a decidir quedarme, pero yo ya había dado la palabra en Paraguay. Los referentes de aquel plantel, como Úbeda o La Gata Fernández también me habían aconsejado que lo mejor para mí era tener una experiencia afuera, ya que no venía jugando. A la semana siguiente de aquel partido, le confirmé a Fillol que me iba a ir a jugar a Guaraní. A él mucho no le gustó mi decisión. Lo que serán las cosas del fútbol que a los seis meses , luego de que finalizó el préstamo sin opción de compra en Paraguay, me tocó volver a Racing a pedido del club. Seguía el Pato Fillol, pero yo me terminé lesionando feo en una práctica y tampoco pude serle muy útil en su etapa en el club.
- Tuviste un paso por el fútbol griego, después jugaste en un par de equipos del Ascenso y terminás jugando en las Ligas regionales..
- Todas fueron muy lindas experiencias y terminé jugando hasta cerca de los 34 años. En ese momento estaba haciendo la pretemporada con Gimnasia y Tiro de Salta, donde como te dije estaba Luisito Rueda como DT. Pero me enteré de que mi viejo tenía una enfermedad complicada, me vine a Tartagal y ahí decidí terminar mi carrera para poder acompañarlo y estar cerca de él. Lamentablemente al poco tiempo se me fue mi viejo.
Su apodo y actualidad
- Es sabido que uno de tus apodos en el mundo del fútbol era “ El Piquetero”. ¿De dónde viene este sobrenombre?
- Viene de la época que yo estaba en Inferiores de Racing. La verdad es que la gente de mi pueblo a veces la pasaba muy mal y en ese entonces hacía falta hacer una serie de reclamos para que las autoridades se dieran cuenta de que a la gente de Tartagal le hacía falta para comer, para poder vivir de una manera digna. Participé de algunas carpas de mi época en Inferiores junto con mis primos y también cuando ya era conocido por jugar en Racing. Recuerdo haber vuelto para mi pueblo en esa etapa y que dentro del piquete me hayan reconocido. Yo entendía esos reclamos para que el pueblo pudiera resurgir. Y el apodo me lo termina poniendo un relator partidario de Racing, quien si me preguntás ahora no recuerdo el nombre, tras el gol que le convierto a Talleres en el año 2002. Yo siempre llevaba debajo de la camiseta una remera con la leyenda de “Yo amo a Tartagal”, por si se me llegara a dar la posibilidad de convertir un gol. Pasaban los partidos y no andaba ni cerca de marcar un gol. La remera se iba ensuciando y en ese partido convertín contra Talleres, muestro la remera y ahí es que me apodan de esa forma. Lo tomé como algo divertido obviamente. Realmente en esos tiempos aquellos piquetes fueron necesarios en Tartagal, para que se tomara dimensión de lo mal que la estábamos pasando, no era cortar por cortar como veo que pasa en muchos lados.
-¿A qué te dedicas actualmente? ¿Cómo fue el tiempito después de haber sido futbolista?
- Después de ser futbolista me las fui rebuscando con algunas propiedades que pude comprar y después hace un tiempito que estoy entrenando varios chicos, una especie de entrenamiento personalizado y que en el caso de tener condiciones, vemos la chance de arrimarlos a clubes.
- Me imagino que si ves uno que la rompa en los entrenamientos, lo mandas a Racing..
- Ojalá, me encantaría que los chicos que anden bien acá puedan tener la chance que tuve yo de crecer en Racing. Sigo en contacto con mucha gente del club que sé que esté trabajando muy bien en Inferiores, como el Monchi Medina por ejemplo.
- ¿Seguís en contacto con Diego Milito? ¿Cómo lo ves en su rol a cargo de la Secretaría Técnica?
- Con Diego cada tanto hablamos, tuvo un gesto enorme de haberme invitado a su despedida, fue un orgullo para mí que él me haya llamado. Todo lo que haga en Racing va a estar bien porque sabe mucho y conoce mucho el club. Siempre voy a estar agradecido a él y a su familia por todo lo que me han ayudado en mis inicios en Inferiores.
-¿Seguís pendiente de la actualidad de la Academia? ¿Cómo lo ves al Racing del Chacho?
- Siempre vemos los partidos y estamos muy entusiasmados con la campaña acá en Tartagal. Licha la viene rompiendo y eso me pone muy contento. La última vez que lo vi a Lisandro fue justamente en la despedida de Diego. Ojalá que se le pueda dar el título, por la manera que él juega y encara todos los partidos.
-¿Encontrás alguna similitud entre el equipo de Coudet y aquel de Mostaza que alcanzó la gloria?
- Son tiempos distintos y el fútbol cambió mucho. Lo que sí te puedo decir es que con la diferencia que sacó Racing, está muy bien perfilado como en el 2001 y esperemos que se nos dé nuevamente.
- ¿Te gustaría regresar a Racing a trabajar el día de mañana?
- Yo adoro a Racing, pero acá tengo a toda mi familia, mis hijos, mis hermanos y mi tierra. Siempre voy a desear lo mejor para el club pero haciendo fuerza desdé aca. Si Milito me quiere llevar, me planto y hago un piquete para quedarme.