"Soy demasiado hincha de Racing"

Más sereno y reflexivo que en sus comienzos, aunque con desfachatez a la hora de dialogar, Walter Adrián Cáceres atiende desde España. Cubito, aquel excéntrico arquero de mediana estatura que tuvo Racing a finales de los 90, conversó en exclusivo con RDA. No te pierdas éste mano a mano con un tipo frontal que repasa toda su carrera como futbolista, contando sus mejores momentos bajos los tres palos y los sinsabores que tiene la profesión. Alegrías, enojos, decepciones, aprendizajes e ilusiones en la vida del ex guardameta.

-¿Cómo comenzó tu carrera en Racing?

-Yo jugaba en San Martín de Montegrande. Cuando tenía 11 años, recuerdo que fuimos a jugar con mi equipo contra Racing. Ese partido lo tomamos como una prueba. En realidad yo jugaba de volante, pero solía ser suplente. Como aquel día faltó nuestro arquero, se me ocurrió que podía cubrirlo y atajé todo el partido. Por suerte anduve bien y ahí llamé la atención de la gente de Racing. Ahí me contactaron para que empezara a entrenarme con la categoría 75. Y así arranqué. Al principio entrenaba y no jugaba porque justo había cerrado la inscripción para fichar jugadores. A los tres meses de entrenarme, con la categoría hicimos el viaje a Alegrete, Brasil, y ahí me pude integrar bien al grupo. A la vuelta de Brasil todo se me hizo más fácil y, al poco tiempo, empecé a formar parte de la Pre-Novena.

-¿De dónde viene el apodo Cubito?

-El dueño de la Revista Racing, Daniel Arangio (tío de Germán, el ex jugador), solía visitar a los jugadores de las Inferiores y les hacía a cada jugador una ficha con sus principales características. Como yo no tenía nada que me destacara, un compañero le dijo al tipo: “Mira la cabeza cuadrada que tiene este pibe, ponele Cubito”. Y ahí quedó para siempre, ja.

-¿Qué te acordás de tu debut?

-No fue de los mejores: lo tuve en el Clausura 1996 en un partido contra aquél Gimnasia de Griguol, en La Plata. Nos golearon 6 a 0. A mí me echaron perdiendo 1 a 0 a los 15 minutos del primer tiempo, cuando le cometí infracción a un jugador de ellos que estaba a punto de convertir. Veníamos de ganarle a Boca, el día que Nacho González le atajó el penal a Maradona y el Piojo López se colgó del travesaño. El entrenador que me puso en Primera fue Miguel Angel Brindisi, porque Nacho había llegado a las cuatro amarillas (antes la suspensión llegaba con esa cantidad, no a las cinco como ahora).

-¿Cómo era ser el suplente de un arquero consagrado como Nacho González?

-La verdad, Nacho era muy buena onda conmigo. Yo era un arquero joven y aprendí mucho de él y su personalidad. Además, me dio muchas oportunidades de jugar porque él estaba en un gran momento cuando yo arranqué. Solía ser convocado a la Selección y pude jugar varios patidos seguidos en el arranque de esa buena Copa Libertadores que hizo Racing en 1997.

-“Marilú, Marilú, Marilú, Marilú, queremos a Cubito en la cancha de Lanús” ¿Qué recuerdos te trae esa canción que entonaban los hinchas luego de que se conociera la chance de que Nacho se fuera a Boca?

-Fue un momento lindo e incómodo a la vez. Bueno por el reconocimiento de la gente, pero malo porque con Nacho yo tenía una excelente relación y no me gustaba que la gente lo cruzara porque él era un ídolo del club. Nos tocaba jugar al siguiente partido en cancha de Lanús y vino por ese lado la rima. Después, con el tiempo, mis compañeros me siguieron cargando. La gente se había encariñado conmigo, aunque obviamente que, cuando no anduve bien, también me lo hicieron saber. Pero saben que por Racing siempre di todo y siempre supieron que era fanático del club junto a toda mi familia.

-Una vez que Nacho se fue del club no pudiste asentarte. ¿Por qué?

-Son las cosas que tiene el fútbol. Tuve la desgracia de lesionarme al poco tiempo, de jugar infiltrado varios partidos durante el ciclo de Babington. Atajé muy mal en uno por la Supercopa, contra Santos, y al siguiente partido anduve bien en un triunfo sobre Ferro. Babington me sacó al siguiente partido y ahí me jugó una mala pasada mi carácter: declaré con la prensa que no veía con buenos ojos lo que había hecho el entrenador y ahí, de alguna manera, me terminé cavando mi propia fosa con el técnico. Al poco tiempo me di cuenta de que lo que había hecho estuvo mal. Siempre hay que hablar las cosas puertas adentro, pero se ve que me superaron la calentura y las ganas que tenía de jugar.

-¿Cuáles fueron tus mejores partidos en Racing?

-A mí siempre me gustó jugar los importantes. Tuve buenos partidos, pero creo que el mejor fue un empate contra Boca, un 1-1 en la Bombonera y una victoria contra Estudiantes 1 a 0. AHí le atajé un penal a Palermo.

-Estuviste con una infinidad de técnicos: Brindisi, Basile, Babington, Costas, Cappa López-Cavallero, Pampa Jorge... ¿Sentís que el hecho de que no haber sido alto atentó contra tus posibilidades de consolidarte en el puesto?

-Y, mira si te digo que no, te mentiría. Con el paso de los años, me di cuenta de que la altura fue una limitación para mi carrera. Más allá de que yo salía bien en los centros, si me llegaban a hacer algún gol por esa vía, se magnificaba aún más por no ser alto y me terminaban matando por eso.

-¿Por qué te fuiste de Racing en 2001?

-Tuvo que ver con la llegada de Blanquiceleste. Sentía que ellos no querían a los pibes surgidos del club y me dejaron libre. Entrené seis meses con la Cuarta y después me fui a Chicago.

-No llegaste a enfrentarlo a Racing con Chicago en el empate 4 a 4 en cancha de Vélez en el Apertura 2001. ¿Qué sentiste ese día estando sentado en el banco del equipo local?

-Sí, menos mal que no atajé porque hubiese sido muy difícil para mí. Era y soy demasiado hincha de Racing. Tuve muchas sensaciones aquel día. Por suerte, algunas fechas después, el club fue campeón. Algo que nsotros estuvimos cerca de lograr, en otros grupos, con Brindisi, Basile o Cappa. Fue algo que no imaginé, pero muy hermoso a la vez. Cuando podía me escapaba a verlo a ese equipo para todos lados, grité como loco el gol de Bedoya. No me lo olvido más.

-Tuviste un caso de doping en tu paso por Chicago por ingerir sustancias prohibidas. ¿Cómo resumirías eso?

-Fue una gran equivocación que cometí, de la cual me arrepiento. Me dejó una mancha en mi carrera. Pero también lo tomé como un aprendizaje para que no me volviera a suceder. En Chicago me contuvieron muy bien pese a todo y siempre estaré agradecido. No cualquiera te banca después de mandarte esas cagadas. Si pudiera volver el tiempo atrás, me gustaría borrar aquél triste episodio. De los errores hay que aprender.

-Después te fuiste para México. ¿Cómo fue esa experiencia?

-La verdad, me encantó. Soy un convencido de que el fútbol mexicano era el ideal para mí. Ahí se destacan mucho los porteros no tan grandotes, con buen juego con los pies. Y si bien jugué en la Segunda División, estuve cerca de ascender. Ahí jugué con Germán Arangio en el Zacatepec, era la filial del Toros Neza. Si no fuera por la familia, que hacía poquito había nacido mi nene y mi suegro estaba muy enfermo, hubiese considerado el hecho de seguir jugando allá. Tuve alguna propuesta muy buena hasta para jugar en Primera allá, pero me tiraron más los afectos. Es cierto eso de que el tren pasa una vez, pero uno cuando crece afronta decisiones en las que siempre gana por un lado y deja pasar por el otro. Allá estaba muy cómodo por cómo era el juego.

-¿Pateaste algún penal en tu carrera?

-Sabes que no, nunca. Siempre tuve ganas, pero nunca se me dio. Lo que sí, en la Reserva le hice un golazo de tiro libre a Huracán. Y jugando en Primera patee dos tiros libres cuando estaban López y Cavallero como técnicos. Uno contra Almagro, que pegó en un ángulo, y otro con Lanús en cancha de ellos. Perdíamos y se armó un escándalo con Roberto Ruscio, el árbitro. Cuando llegué al vestuario re-caliente, también me crucé con el técnico López y ahí me dejó afuera del equipo. Por ende, cuando arribó Marín, yo ya estaba afuera de los planes del equipo.

-Qué increíble que el día que volviste a atajar en cancha de Racing, en la final entre Estudiantes de Caseros y Almirante Brown, te hayan tirado de todo y se haya suspendido el partido.

-Eso fue una locura, nunca debió haberse jugado aquel partido. El clima estaba enrarecido ya en las adyacencias del Cilindro. Me tiraron como seis bombas de estruendo y la última me retumbó feo. Después, la hinchada de Almirante, que ya nos había emboscado en la entrada, nos tiró de todo. Arrojaron el carro de panchos, algo lamentable. Y encima en la cancha más linda de todas. Una vergüenza. Uno de los momentos más feos que viví.

- ¿Cómo terminó tu carrera?

-En Barracas Central, hace dos años, con la conducción del Chiqui Tapia. Después dirigí en las Inferiores. Siempre me trataron muy bien ahí.

-¿Cómo era tu relación con el actual presidente de la AFA?

-Una persona muy frontal, directa, muy futbolera. Siempre nos acompañó en las buenas y en las malas. Nunca faltaba a una concetración ni a ningún partido. Un ejemplo de dirigente. El abrazo que le dio Messi no es casual. El jugador lo quiere mucho al Chiqui, siempre iba a todas las canchas en su auto a bancarnos. Siempre daba la cara por todos, cumpliendo con lo económico.

-¿Por qué te fuiste a España? ¿Cómo es tu vida allá?

-Vinimos con la familia a apostar por un proyecto que le surgió a mi esposa, la acompañamos con nuestros dos hijos. Estamos cerca de Málaga y, la verdad, si bien extrañamos las costumbres de allá y yo principalmente el fútbol, tenemos un buen presente. Nos gustan muchas cosas de acá.

-¿Anhelas volver en un futuro a trabajar en Racing? ¿Lo seguís desde España?

-Sí, no lo dudaría, me encantaría volver al club que me formó. Hoy estoy lejos, pero nunca lo descarto. Me gustaría ayudar a los jóvenes. Me llena de orgullo que hoy los arqueros sean producto de lo bien que se está trabajando en las divisiones menores. Representan muy bien a la institución. 

 

 

 

 

 

 

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4 comentarios en “"Soy demasiado hincha de Racing"”

  1. Fernando Carlos Iglesias

    ¡Tremenda nota, Miguel! A Cubito lo adoramos y le dimos duro también, tuvo sus glorias y sus malos momentos, pero era un "pibe-del-club".

  2. Un fenómeno Cubito. Me queda el recuerdo en la cancha de Huracán el año del Campeonato 2001, el ya estaba atajando en Chicago, estábamos en la tribuna y de repente un Loco se sube alamabrado y salta de la platea a la popular y de ahí al medio de la Hinchada. El Loco ese era Cubito. Al lunes siguiente salio lo de Doping Positivo, casualidad.?
    Un hermoso personaje y arqueo. ..

  3. Me acuerdo de ese gol de tiro libre jugando para la reserva, cuando ibas temprano y jugaban antes de la primera. Buena entrevista, me encanta q busquen a ex jugadores del club

  4. Excelente entrevista,da gusto leer las vivencias de cubito,como tantos que salieron de la cantera de Racing y lo que no hay dudas el amor que siempre le tuvo y tiene a Racing.
    Como arquero no pudo mostrar sus condiciones ,teniendo a Nacho delante ,aun asi siempre dio todo lo que tenia por su club,ojala en un futuro lo podamos ver como tantos trabajando en Racing.

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