Ramiro Baguear no necesita que le cuenten cómo jugaba Lisandro López en Jorge Newbery de Rojas. El hoy funcionario público en esa ciudad (ubicada a 240 kilómetros de la capital de Buenos Aires) compartió cancha con el delantero explosivo que dejaba huellas cada vez que entraba en acción. Como arquero del club Argentino Rojas, en el clásico, padeció la vocación goleadora de Lichi, como lo apodaban en aquel momento, y al mismo tiempo admiró ese talento del adversario de lujo. Además de estar en veredas opuestas, también fueron compañeros en la selección de Rojas, equipo del que Licha fue su as de espadas durante el Torneo Juvenil Bonaerense de 2000, que definitivamente sería clave para la carrera del capitán de Racing. Ramiro vivió de cerca el crecimiento deportivo del ídolo de la Academia, descubrió su personalidad de pequeño, vivió sus alegrías y lo ayudó a resolver una duda sustancial para su futuro.
"Jugamos varios clásicos. Era el Boca-River de la ciudad. Licha me cagaba a goles. Lo sufrí mucho. Bah, lo sufrimos todos. Ya era un crack desde las divisiones más chicas. Con 15 años debutó en la Primera. Yo estaba en Quinta de mi equipo. Licha jugaba en Quinta, Reserva y Primera. Lo enfrenté en las tres categorías", le cuenta a Racing de Alma este periodista de 37 años que nunca ejerció esa función y se dedica a la política.
-¿Qué duelos recordás más?
-En Quinta jugamos una final que terminamos ganando nosotros. Fue una serie de tres partidos y él hizo dos goles, uno en el primero y otro en el segundo. Pero si hubiéramos jugado 15 veces, habríamos perdido doce...
-¿Cómo lo veían todos?
-Era el jugador a marcar. Un animal pegándole con las dos piernas. Lo otro que lo destacaba era su salida corta muy rápida. Para el fútbol amateur, para los defensores que no tenían esa potencia, era imposible alcanzarlo. Tenía el arco entre ceja y ceja, como cuando se convirtió en profesional. Uno sabía que apenas paraba la pelota, si podía giraba y pateaba al arco. De media distancia, corta o larga. Además, cabeceaba muy bien. Tenía un gesto técnico extraordinario. Era nato. Lograba un salto y un tiempo más que el resto: se suspendía un segundo en el aire y así ganaba. Hacía goles desde todos lados, era un fenómeno, un fuera de serie.
-¿De su personalidad en aquellos tiempos qué podés decir?
-Era tal cual lo ven ahora. Lisandro es eso. Lo que ven todos. Si mete dos goles y erra dos, sale lamentándose por los dos que no metió. Si gana un partido y erró un gol, termina recriminándose. Es demasiado autoexigente. Siempre fue un gran compañero. Y veo que en Racing todos piensan lo mismo de Licha. Al que peor trata Licha debe ser a él mismo. Vive el fútbol de una manera muy especial.
-Varias veces dijo que en pocas ocasiones pudo disfrutar de un partido.
-Porque se lo toma como un trabajo, como el de cualquiera. No llega a dimensionarlo de la manera que uno cree que debería hacerlo. Yo, que lo conozco de chico, lo vi con una felicidad extrema cuando le hizo el gol a Independiente de chilena. Y seguro cuando fue campeón. Pero después fue raro verlo a Lisandro feliz.
-¿Cómo se armó aquel equipo de Rojas que jugó el torneo bonaerense?
-Nos eligieron en una selección. Con Licha teníamos una rivalidad muy grande. Pero con ese torneo nos hicimos muy amigos todos, los de los dos equipos. Pasamos del odio al amor. Más allá de haber sido muy lindo en lo deportivo, para nosotros también tuvo mucho valor en lo humano. Jugamos contra muy buenos equipos, en una fase clasificatoria con Lanús ahí. De los primeros tres partidos ganamos dos y pasamos. En la semi enfrentamos a un equipo de Ezeiza y en la final perdimos 2-1 con Lanús, donde jugaba Agustín Pelletieri (ex Racing). Tenían un gran equipo. Pero en la historia de los torneos bonaerenses, donde Lanús participaba casi siempre, fuimos el que mejor partido le hizo. Estuvimos a punto de empatarlo. Pero no nos dieron las piernas. Imaginate que para nosotros, jugar en el mundialista, era una hectárea. No nos dieron las piernas.
El brillo de Licha que lo llevó a Racing
-¿Y cómo fue el desempeño de Licha en esos Bonaerenses?
-Anduvo muy bien. En la final hizo una jugada tremenda: la tiró por un lado, salió a buscarla por el otro y le pegó al arco... Era impensado ver eso en el fútbol amateur. Ya se veía que era un jugador de otra categoría. Lo demostraba siempre. Micó (Miguel, el ex coordinador de Inferiores que sumó a Licha a Racing en 2001) ya lo tenía anotado. Y ahí terminó de convencerse. Ese torneo lo catapultó en su carrera.
-Guillermo Rosset, ex DT de Licha en Newbery, en una nota a Olé contó que lo mandó al banco como castigo por haber dejado al equipo para ir a los Bonaerenses...
-Claro. Y te cuento una anécdota que siempre le digo a Lisandro porque nos debe parte de su carrera, ja. En joda, eh. Antes de viajar a Mar del Plata, jugamos un amistoso con la Primera de Jorge Newbery. Guillermo le avisó a Lisandro que si se iba a los Bonaerenses, no volvería a jugar en la Primera de Newbery. Yo era el capitán de la selección de Rojas. Licha vino a decirme que no iba a viajar al torneo. Había tomado esa decisión porque no quería fallarle a Rosset ni al club, que le había comprado un par de botines. Eso hablaba de la lealtad de Lisandro. Entonces, un poco me tocó apretarlo. "No podés bajarte del torneo, sin vos no somos el mismo equipo. Tenés que venir", le pedí. La presión hizo efecto. Si no hubiese sido por ese torneo... Y un hecho fortuito: Micó se lo iba a llevar a Lanús, pero justo se fue de ese club y Licha terminó en Racing.
-¿Qué habría pasado si Licha no hubiese jugado ese campeonato?
-Iba a estudiar contaduría. Ya se había anotado en la carrera porque pensaba dejar el fútbol antes del llamado de Micó. Ya había tenido pruebas fallidas en Boca, San Lorenzo, Vélez... Se fue a probar a un montón de clubes.
-¿Seguiste en contacto con Lisandro?
-Sí, con él y la familia. Cuando podemos hablamos. Incluso, cuando lo llamó Maradona a la Selección, habíamos estado charlando en un hotel. Ahora, si el coronavirus nos deja, nos propusimos juntarnos todos los jugadores de ese plantel que viajó a Mar del Plata , con los Profes y médicos. Obviamente que Lisandro tiene que estar porque fue el alma de ese equipo. Estamos en comunicación con Miguel, su papá. Así Licha se guarda un lugar en la agenda.
Fotos: Ramiro Baguear (Instagram: ramabaguear).
Gordo, nunca jugaste en primera, siempre estabas detrás del alambrado. Dejate de joder, si querés fama ponete una pollera, pintate los labios y salí a revolear la cartera en la 188...jajajajaja