Todas las mañanas son de felicidad en Avellaneda. Al menos, para una parte de esta dicotómica ciudad. La vida le sonríe a este plantel de Racing campeón. El primero en mostrar sus grandes dientes es Eduardo Coudet. El domador de las bestias, el director de la orquesta. El ríe todo el tiempo. Se enoja también, discute. Pero ningún detalle de sus jugadores pueden quedar al azar. Así son las citas matinales de este grupo.
Racing se entrenó esta mañana en el predio Tita Mattiussi, tal como lo viene haciendo durante esta semana. El día comenzó con algunas labores intensas de movilidad. Pero la gran noticia fue que Leonardo Sigali realizó los trabajos a la par de sus compañeros. El zaguero afrontó bien tanto los físicos como los estrictamente futbolísticos. Desde el lunes, el Oso arrastraba un traumatismo en el hombro derecho que lo había imposibilitado de llevar a cabo las tareas en tiempo y forma normales.
Los que sí volvieron a trabajar en forma diferenciada fueron Eugenio Mena y Gastón Gómez. El chileno continúa recuperándose de la talalgia (inflamación del talón por una sobrecarga) que lo tiene a maltraer desde hace un largo tiempo. En Racing aún no saben cuándo volverá a trabajar normalmente ya que por ahora, realiza reiteradas sesiones de kinesiología y su vuelta dependerá de su evolución.
Por su parte, el arquero se rehabilita de la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Chila fue operado el 18 de febrero y desde hace unas semanas comenzó a hacer los primeros trabajos. Ambos jugadores se quedaron en el Cilindro para realizar ejercicios en el gimnasio.
En Tita rodó la pelota
El dulce del campeonato no detiene el rodaje de la redonda en Racing. El Chacho les dio fútbol a los campeones. Primero, los jugadores realizaron trabajos de presión en rectángulos. Más tarde, la labor se intensificó con fútbol en espacios reducidos, con la tarea focalizada en la tenencia. Y luego, bajo la atenta mirada de Coudet, su ayudante Broggi le agregó la recuperación del balón de forma rápida.
La mañana finalizó con otro trabajo en espacios reducidos pero esta vez, en 50 metros. La idea fue poder utilizar sólo una mitad del campo de juego para achicar los espacios y minimizar cualquier tipo de error. El Chacho les dio mucha pero mucha pelota.