Volvió el Arias salvador en Racing

Gabriel Arias en Racing ha recuperado su nivel en este 2024. Una defensa un poco más sólida, la competencia interna que lo hizo exigirse un poco más y una mentalidad superadora de nunca bajar los brazos y siempre ir por más. Esos son algunos de los motivos que hicieron que pudiera cambiar la imagen. Que callara todas esas críticas -muchas de manera injusta y desmedida- y volvieran los aplausos. Un año muy positivo en el que sus buenos números están a la vista. De hecho en menos de 30 partidos tiene cerca de 20 vallas invictas. Una de ellas fue la de este sábado ante Huracán.

Sin dudas que para el arquero de la Academia tiene un sabor especial y diferente. Más allá de que se quedó con esa sensación de no haber podido sumar de a tres, algo que pretendía, en lo personal tuvo una actuación brillante. Fue la gran figura de la cancha, con dos atajadas descomunales. Tapadas que lo hacen parecer impenetrable. En este caso, el hecho de que no lo hicieran goles fue responsabilidad 100% suya ya que le llegaron varias veces y siempre respondió. Posiblemente de sus mejores partidos en este año.

Una noche que también le sirvió para despejar algunas dudas que le podían quedar a esos que todavía lo miran de reojo. Pero fue todo suyo el partido. Arias salvó a Racing de la derrota como en sus mejores momentos. Como aquel que era invencible en la temporada 2018/2019 y se hacía gigante en todos los partidos. Siempre seguro, no tuvo fisuras en Parque Patricios y mostró una vez más que con él en el arco puede haber tranquilidad. Importante para un equipo que quiere pelear cosas importantes.

Las dos tapadas de Arias en Racing

Tuvo una noche sobria el arquero de la Academia. En todo sentido. No hubieron fallas o malas salidas en los centros. Tampoco errores con la pelota en los pies. Pero a todo eso lo sumó intervenciones fundamentales para que el equipo pudiera llevarse al menos un punto de ese estadio que siempre se la hace esquivo. Las más destacadas fueron dos. Ambos cabezazos. El primero uno de pique al piso, pegada a su palo derecho. Se estiró y logró tocarla con la punta de los dedos para desviarla. Una bestia. Pero, aunque parezca difícil, hubo una atajada mejor: cabezazo tremendo que sacó a puro reflejo y con el paso cambiado. Logró volver y meter el manotazo. Ambos en el primer tiempo.

Arias se hizo gigante en Racing. Como en sus mejores momentos. Clave para la confianza y para poder recuperar todo eso que siempre fue. Para dejar los pasos en falso atrás y dejar en claro que está más vigente que nunca. Justo ahora, cuando se vienen cosas importantes y el equipo más lo necesita.