De a poquito, los engranajes se van aceitando. La maquinita empieza a funcionar cada vez mejor. Diego Cocca pegó la vuelta, le sacó un par de telarañas y, con unos pequeños ajustes, la puso a andar otra vez. Un mecánico de lujo para Racing que, a medida que pasan los partidos, va mostrando una mejor imagen. Pero no hizo ninguna locura el entrenador. Con tranquilidad y poniendo cada pieza en su lugar, está logrando que todo empiece a marchar como antes.
Si no, pregúntenle a Gustavo Bou. Ese que brilló con Cocca en 2014 y 2015, que se quedó con poca batería el año pasado y ahora, con la llegada del técnico que siempre confió en él, recargó las energías y está volviendo a encandilar. Porque si bien la Academia fue impecable desde lo táctico, anulando todos los caminos de Lanús con una presión muy alta (clave el Pulpo González y Aued en esto), la Pantera fue determinante en los tres goles: dos asistencias y un tanto de penal para golear a un equipo alternativo del Grana (Almirón guardó jugadores para la Copa Libertadores).
Racing fue inteligente desde el inicio. Salió a buscar el error rival de entrada y no les dejó pensar. De hecho, a los 2' ya estaba ganando con un gol de Lautaro Martínez que la recuperó y luego anticipó tras centro de Bou. Pero la Academia no mermó en la presión y siguió exigiendo a Lanús que pocas veces logró pasar la mitad del campo con la pelota dominada. Y, para coronar una gran tarde, llegó el tercero con una volea tremenda de Acuña que entró pegada al palo. Fue todo del equipo de Cocca. Dominio, control, actitud, juego... Un partido completo. Clave para sostener el invicto, la confianza y mantener, nuevamente, el arco en cero (ganó 1-0 ante Rionegro Aguilas por Sudamericana).
Cocca sonríe. Le sobran motivos. Racing volvió a ser su Racing. Logró volver a hacer brillar a una de sus piezas fundamentales y, pese a que todavía espera por la llave principal (Licha, que regresará dentro de un mes) para que sea una maquina de lujo, sabe que de a poco ya enGrana.