Son muchos los que recuerdan la goleada de Racing a Independiente con Zielinski. Un baile bárbaro. De esos que quedan guardados. En lo que respecta a los 90 minutos, de los mejores jugados. Un equipo que pasó por arriba al otro. Con el Cilindro explotado y los jugadores contagiando a la gente, fue una fiesta. De principio a fin. Sin atenuantes y dejando en ridículo al eterno rival. El mejor partido del Ruso como entrenador del lado dulce de Avellaneda, sumado a una noche brillante de Lisandro López.
Fue un encuentro de esos que se empezaron a ganar desde el inicio, con un buen planteo del técnico, que ahora estará en la vereda de enfrente. Y no desde el resultado, porque el primer tanto llegó a los 23 minutos. Pero desde que arrancó, la Academia salió a comerse crudo al rival en ese Clásico de Avellaneda. A pasarlo por arriba. Mucha ambición, presión y actitud. Lo que se pide que este sí o sí este domingo, en condición de visitante. Claro que en ese equipo esta Licha, que la rompió. Porque marcó dos goles, le hicieron un penal y en el otro tanto roba la pelota y asiste a Bou. Pero también fue importante la postura del equipo que nunca pensó en recular, que le fue a buscar siempre.
El primer tanto llegó luego de un gran remate de Lisandro. El segundo, en el comienzo del segudno tiempo, producto de una presión alta. Ese partido de Racing ante Independiente fue Zielinski el que disputó que se lo atore arriba al rival. Y de esa manera se logró convertir el 2-0. Robo de Licha, asistencia a Bou y la Pantera hizo lo que mejor sabe: mandarla a guardar. El 3-0 de la goleada de un partido bárbaro llegó de un penal que le hicieron a Lisandro. El propio capitán cambió por gol y sentenció el encuentro. Un equipo que nunca bajó la pata del acelerador.
Los números de Zielinski en Racing, ahora en Independiente
Fue el mejor partido de Zielinski en Racing este ante Independiente. Sin dudas. Lo pasó por arriba, se jugó como equipo grande y hubo mucha actitud y fútbol. Un combo completo que hace un partido ideal ante el eterno rival. Pero la realidad es que los cuatro meses que duró el Ruso en el club no fueron nada buenos. Incluso ese fue el partido que se le destaca. De lo demás, poco y nada. En el tiempo que estuvo al mando del club dirigió 14 partidos. Y en esa cantidad de encuentros sumó: seis victorias, seis derrotas y dos empates. Un saldo negativo.
Aunque sin dudas, al menos desde el lado de la Academia, demostró que entendió lo que es el Clásico de Avellaneda. Ahora estará en frente y desde que se fue del club, nunca se le pudo ganar. Supo cómo plantear el partido, ir a buscarlo desde el comienzo, ser ambicioso con sus armas y convencer a sus jugadores de no bajar nunca la pata del acelerador. Atacar y presionar arriba. Un partido que nada tuvo que ver con su estadía en el club, ya que el equipo en los demás duelos no tuvo buenas actuaciones. De hecho fue su planteo, más defensivo que ambicioso, el que lo terminó sacando más allá de los resultados.